Hola a todos.
Hacía ya varios días que no me pasaba por este blog para subir un nuevo fragmento de este bonito "fanfic".
Tenía otras cosas de las que ocuparme y confieso que lo tengo un poco descuidado.
Por desgracia, no sé cuándo volveré a subir más fragmentos.
Hoy, he podido hacer un hueco y, por eso, os traigo este nuevo fragmento.
En esta ocasión, Daniel está confundido. No sólo por la surrealista situación que está viviendo, sino por los sentimientos que Estelle despierta en él.
¿Qué pasará?
¡Vamos a descubrirlo!
Daniel salió a dar un paseo al día siguiente por la aldea de Piedade.
Sentía que le iba a estallar la cabeza si permanecía recluido un segundo más dentro de aquella villa. Recorrió con la vista la aldea donde se encontraba. Y se fijó en las dos jóvenes que se acercaban a él cogidas del brazo.
Una mujer estaba barriendo la puerta de su casa.
Y Olivia y Estelle se estaban acercando poco a poco a él. Podía oler a pan recién hecho. Oía las risas de una mujer que se dirigía al lavadero a lavar la ropa. Pasaron cerca de él dos niños que estaban corriendo y jugando. Se le encogió el corazón a Daniel.
Es real, pensó. Todo lo que estaba pasando era real. Estelle era real. Tan real como lo era él.
Olivia y Estelle estaban algo tristes. Sir Joshua había decidido regresar a Calcuta. Se habían despedido de él aquella misma mañana. Sus asuntos le requerían. En realidad, era Arthur Ransome quién le requería.
-Buenas tardes, mister Birkhust-le saludó Estelle, tratando de aparentar una tranquilidad que estaba lejos de sentir-Es una sorpresa muy agradable que nos hayamos encontrado. A Olivia le gusta mucho salir a dar largos paseos.
Sin embargo, Daniel no podía dejar de mirar a Estelle.
Olivia se percató de ello. Y también se percató de que Estelle se estaba poniendo cada vez más nerviosa. No le quedó la menor duda de que había algo entre su prima y Freddie Birkhust.
-Tía Bridget nos está esperando-le dijo a su prima-Ha sido un placer verle, mister Birkhust.
-Pueden venir a visitarnos a nuestra villa siempre que quieran-alcanzó a decir Daniel.
Depositó un beso en la mano de Estelle. Y también besó a Olivia en la mano. Debía de comportarse como un caballero, se dijo así mismo. Todo el mundo creía, por algún extraño motivo, que era el honorable Frederick Alistair Birkhust. No le quedaba otra opción que seguirle la corriente al resto del mundo.
-Así lo haremos-dijo Estelle.
Daniel contempló cómo la muchacha se alejaba en compañía de Olivia.
Pensó que estaba comportándose de una manera estúpida. ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde la muerte de Ana? Le seguía doliendo el corazón. Había perdido a Alejandra. Ana había sido su tabla de salvación.
Había aparecido como un ángel en el momento en el que más desesperado estaba y encontrarla había sido un punto de inflexión en su vida. De no haber sido por Ana, Daniel estaría muerto. De eso estaba completamente seguro.
Recordaba el cabello de color chocolate de Ana. Su piel blanca como la leche...Sus ojos de mirada expresiva...Pero otra imagen empezó a aparecer en su mente. Vio a Estelle Templewood.
Daniel decidió regresar a la villa.
El mayordomo hindú le abrió la puerta.
Daniel no entendía el porqué lady Birkhust tenía tantos sirvientes hindúes. Parecían vivir esclavizados por los ingleses. Se corrigió así mismo. ¡Estaban esclavizados por los invasores!
-Ya ha regresado de su paseo, sahib-le dijo el mayordomo.
-No me llames sahib-le pidió Daniel-No me agrada.
El mayordomo le miró con cara de sorpresa.
Lady Birkhust estaba en el salón. Daniel la escuchó interpretar una pieza al piano. Aquella mujer disfrazada de Tacañona podía pasarse las horas muertas tocando el piano. No hacía otra cosa en todo el día. De vez en cuando, recibía a sus visitas. O se encerraba en su despacho a escribir cartas o a revisar documentos. A veces, salía a dar un paseo acompañada por una doncella, también hindú.
-Ya has regresado, hijo-comentó lady Birkhust cuando Daniel entró en el salón, pero sin dejar de tocar-¿Has visto a la señorita O' Rourke? ¿Has hablado con ella?
-No entiendo el interés que tienes en encasquetarme a esa tía-contestó Daniel-Además, no me gusta nada. Le caigo gordo. Me mira con una cara que me dice que desearía cortarme en dos. Además, no la soporto. Es muy borde.
-La señorita O' Rourke tiene que acostumbrarse a vivir en La India. Ha vivido en compañía de salvajes.
-Hasta donde yo sé, no ha vivido con ningún salvaje. Ha vivido con su padre.
La Tacañona se equivocó en una nota. El piano desafinó. Daniel no sabía qué melodía estaba interpretando.
-Es bueno que la cortejes-insistió lady Birkhust, dejando de tocar y mirándole-La señorita O' Rourke me cae bien. Me parece una joven sensata. Puede ayudarte a cambiar. A ser de otra manera.
Uy veamos, que hará Daniel, te mando un beso y te cuento que me iré de vacaciones por el mes de septiembre, te extrañare mucho.
ResponderEliminar