Hola a todos.
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, seguimos asistiendo al avance de la relación entre Daniel y Estelle.
Clementine y King Charles correteaban por el jardín mientras ladraban.
Estelle sujetaba con una mano su cuaderno de dibujo. Recorrió con la mirada el jardín mientras, de vez en cuando, hacía un trazo en su cuaderno de dibujo. Se sentía inspirada aquella mañana.
Le gustaba mucho pintar. Debía de admitir que se trataba de su pasión. Había llenado muchos cuadernos de pinturas al óleo y de dibujos de bodegones y de paisajes.
No se dio cuenta de que Daniel se estaba acercando poco a ella y por la espalda. Pudo ver el cuaderno de dibujo de Estelle abierto. Y la mano de ella que sujetaba un lápiz. Aquel lápiz había dibujado la colina boscosa donde se encuentra Piedade. Daniel tenía la sensación de estar viviendo en mitad de un bosque desde que llegó con La Tacañona a Piedade.
-Bonito dibujo...-comentó en voz alta-Se te da muy bien pintar.
Estelle se sobresaltó al escuchar la voz de Daniel. Reconocía su voz en cualquier parte.
-Es sólo un dibujo-dijo la joven.
-Tienes mucho talento-opinó Daniel-Eres como Picasso.
-¿Quién es Picasso?
Daniel pensó que Estelle no podía conocer a Pablo Picasso. Los dibujos de la muchacha le recordaban a graffitis que él había visto en las paredes.
Algunos graffitis eran puros garabatos.
Pero había visto graffitis realmente buenísimos. Parecían cuadros que, en lugar de estar plasmados en un lienzo, estaban plasmados en la pared. Daniel pensó que Estelle, de vivir en el año 1992, podría ser una buena graffitera.
-¿Qué estás dibujando?-le preguntó-¿Eso es Piedade?
-Sí...-respondió Estelle-Es como estar dentro de un bosque de cuento de hadas. Toda mi vida la recuerdo viniendo aquí tras el monzón. Cuando Jai era pequeño, papá compró esta villa. He escuchado la historia muchas veces. Pensaba venirse a vivir aquí con Jai y con su primera esposa para escapar de Calcuta. Nunca le ha gustado vivir allí.
-¿Y por qué seguís viviendo allí?
-Papá no quiere descuidar su negocio. La Compañía está obteniendo muchos beneficios. Aunque papá está pensando en dejarlo todo en manos de Jai.
-No es un hombre muy viejo que digamos.
Daniel se sentó al lado de Estelle en la hierba. Pensó que no se parecía en nada a la niñata malcriada que Rebecca Ryman había reflejado en su libro. Por lo menos, Estelle aparecía así, en opinión de Olivia, durante los primeros capítulos. La muchacha que estaba viendo le recordaba más a la Estelle que regresaba a Calcuta.
Se inclinó y la besó con suavidad en los labios.
-Freddie...-murmuró ella, apartándose un poco.
Pensó en ponerse de pie y meterse corriendo dentro de su casa. Clementine se detuvo para contemplar la escena. Estelle notaba cómo su corazón latía más deprisa. Y, casi sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, besó a Daniel con ternura en los labios.
Clementine se acercó a ellos.
-No pienso quitarte a tu ama-le aseguró Daniel-Sólo quiero estar un rato con ella. Tienes a la mejor ama del mundo, Clementine. No se da cuenta de que debe de hacer honor a su nombre. Que tiene que brillar como la estrella que es.
Estelle no entendió el porqué Freddie Birkhust se refería a ella de aquel modo. Tampoco entendía el porqué el que había sido hasta hacía poco el pretendiente de Olivia, su querida prima, parecía estar interesado en ella.
Pero Freddie se había colado poco a poco en su corazón. Agradecía el saber que el capitán Sturges seguía en Calcuta. Con un poco de suerte, conseguirá olvidarme, pensó Estelle.
No sentía nada por aquel hombre. Había sido una tonta por pensar que podía llegar a enamorarse de él.
-Dices muchas cosas bonitas-opinó Estelle-Pero también demuestras algo con tus gestos. Cuando te portas de ese modo conmigo. Y yo no sé qué pensar. Estoy muy confundida.
Daniel pensó que él también estaba confundido.
Todo lo que he vivido ha terminado por conducirme hasta este momento, pensó aturdido. De algún modo, siempre he sabido que esto iba a terminar pasando. Lo único que había hecho era intentar no creerlo. Le parecía demasiado disparatado. Le seguía pareciendo demasiado disparatado. Pero todo tenía una lógica. Lo pensó cuando se perdió en los hermosos ojos de color azul cielo de Estelle Templewood.
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