Hola.
Hoy, veremos la reacción de Daniel cuando sea consciente de lo que le ha pasado.
Se removió en la cama. Era ya de noche y notó una presencia a su alrededor. Al abrir los ojos, Daniel no vio a Ana acostada a su lado.
A quien vio era a Alejandra, quien le miraba y le sonreía. Le estaba abrazando.
-Lo he soñado todo-le dijo a Alejandra-¡Estás viva!
Llenó de besos su cara, en un rapto de alegría. No podía dejar de abrazarla.
-He debido de soñar con el accidente-sonrió.
La besó de lleno en los labios. Entonces, a lo mejor, si todo había sido un sueño, nunca había besado a Ana.
-He soñado que ya no volvería a abrazarte nunca más-le contó Daniel-Creía que nunca más volvería a besarte. Pero, ahora que te veo a mi lado, lo único que puedo hacer es reír y llorar a la vez porque estás conmigo.
-Estás soñando, Dani-le advirtió Alejandra con una voz demasiado rara como para ser la suya-No estoy contigo.
-¿Qué estás diciendo, Alex? Mira, no tengo ganas de bromear. He tenido un sueño muy raro. Y espantoso a la vez...Lo único que quiero es pensar que estás bien. Que todo ha quedado atrás. Y que...
-Yo no existo, Dani. Lo que has vivido en lo que tú llamas tu sueño es la realidad. Esto...El estar yo aquí sí es tu sueño.
De pronto, la visión de Alejandra desapareció. Alguien le estaba llamando a gritos.
-¡Frederick!-le llamó alguien-¡Frederick, despierta!
Pero yo no soy el tal Frederick, pensó Daniel aturdido. Me llamo Daniel. ¿Es que nadie me cree?
Se había desmayado. Cuando abrió los ojos, pensó que estaría en su piso de Murcia. Pero no fue así. La Tacañona seguía de pie, frente a su cama. Le miraba entre preocupada y disgustada. ¿Todo porque se había desmayado?
La Tacañona se acercó a él. Le tocó la cara con las manos.
-Por lo menos, no tienes fiebre-dijo más para ella que para Daniel.
-¿Qué hago yo aquí?-inquirió el aturdido joven.
-Vives aquí. Hace algunos meses que llegaste a Calcuta. Fue un castigo que decidió tu padre después de que te expulsaran de Oxford. Pero sigues igual que cuando estabas estudiando. O peor, diría yo. ¡Ya ni te acuerdas de quién eres!
Daniel pensó que lo que le estaba pasando era producto de algún delirio. O que, quizás, había consumido alguna droga demasiado fuerte. Una desconocida con aspecto de Tacañona le estaba diciendo que era su madre cuando su madre llevaba muerta años. Le estaba hablando de que su padre le había mandado a Calcuta como castigo por haber sido expulsado de Oxford. ¿De Oxford? Daniel nunca había ido a la Universidad. ¡Y mucho menos había estado en Oxford! Además...Su padre también estaba muerto.
Frederick Birkhust...Así era como le llamaban.
-Un momento...-pensó Daniel-Frederick Birkhust...Olivia O'Rourke...Estelle Templewood...¡Son personajes de Olivia y Jai! Eso quiere decir que ¡estoy metido en la novela! ¿Cómo?
Una carcajada histérica se escapó de la garganta del chico.
Había creído que lo que estaba viviendo era el producto de un sueño. Y que, al despertar, al ver a Alejandra a su lado, era la realidad. Que podía besarla de nuevo. Acariciarla otra vez. Darle un abrazo nuevo. Pero la realidad era la más absurda de todas.
La Tacañona frunció el ceño al presenciar su risa histérica.
-¡Joder, esto no puede estar pasando!-exclamó Daniel, tornándose serio de pronto-¡Esto tiene que ser un jodido sueño!
Uy pobre Daniel que le pasara. Te me cuidas mucho
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