jueves, 3 de abril de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
El fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad está dividido en dos partes que vamos a ver a continuación.
En la primera, Ana escribe el fanfic de Olivia y Jai. 
En la segunda, recibe una muy interesante llamada de teléfono.
¡Vamos a ver lo que pasa!
NOTA: La parte del fanfic está escrita aquí en cursiva porque es lo que Ana está escribiendo y lo diferencio de la otra parte.

UN SUEÑO HECHO REALIDAD, POR ANA BELÉN HIDALGO


               La historia que hoy nos ocupa empezó hace muchos años. En concreto, empezó en el año 1848. Muy lejos de Murcia...En un país llamado La India...Y en una ciudad llamada Calcuta...
                Empiezo a contar una historia que está escrita. Una historia maravillosa...Pero que no es perfecta. ¿Acaso todas las historias son perfectas? No recuerdo quién dijo que no existía la novela perfecta. Por eso, el escritor sigue escribiendo. Porque no deja de buscar lo que el considera que es la novela perfecta.
               Hay una chica.
               Vive en Calcuta junto con sus padres y con su hermano mayor. Tiene diecisiete años. Pero no faltan muchos meses para que cumpla los dieciocho. Está loca de contento. Sus padres están celebrando una fiesta. No lo sabe. Pero su hermano ha hablado con la mejor modista de Calcuta. Está confeccionándole un vestido precioso. ¡De seda!
                Nació en Calcuta. A decir verdad, nunca ha salido de la ciudad. Apenas ha salido de su casa.
                Sus padres tienen muchos planes para ella. En su mente está un pensamiento parecido al del resto de los padres. Casar a su hija con un buen partido. Eso es algo que ella no sabe. De saberlo, diría que es mejor empezar casando a su hermano. Con treinta y un años, va camino de convertirse en un honorable solterón.
               Cosa que él niega.
               La historia de su familia no es muy distinta. Su padre contrajo matrimonio en primeras nupcias. Tuvo un hijo, su hermano mayor. Pero enviudó cuando su hijo tenía tan sólo ocho años. Unas fiebres se llevaron a la tumba a su primera esposa. La boda se celebró en Calcuta. Para muchos, fue motivo de escándalo. La primera esposa de su padre era hindú. En concreto, era la hija de un jefe tribal.
               Fue un matrimonio que escandalizó a todo el mundo. ¡Un inglés casándose con una hindú! Pero estaban muy enamorados. Y desafiaron al mundo por estar juntos.
               Fruto de aquel matrimonio nació el primogénito, Jai. No tuvieron más hijos.
               Cuando Jai tenía catorce años, nació su hermana. Desde entonces, vivía por y para ella. La vio de recién nacida tan frágil, que decidió protegerla. Ella, a su vez, sentía auténtica adoración por Jai.
               No existían dos hermanos más unidos en toda la ciudad que ellos dos. Jai era mestizo, por lo que su hermana había escuchado cómo era criticado. A la madrastra de Jai no le importó eso. De hecho, era quien más lo defendía, junto con su padre y con su hermana. Habían formado una piña familiar. Los primeros años de vida de nuestra protagonista transcurrieron felices en el bungalow que la familia tenía en las afueras de Calcuta.
               El nombre de nuestra protagonista es muy bonito. Se llama Estelle Sarah Templewood. Es una varición del nombre de su abuela paterna, lady Stella Templewood. Su segundo nombre lo lleva en honor a su tía materna, Sarah O' Rourke. No llegó a conocerla, por desgracia. Sarah había muerto en Sacramento varios años antes. La madre de Estelle estaba muy unida a su hermana. Lloró con desesperación al conocer la noticia de su muerte.
              Estelle era una chica muy alegre. Podía ser algo tímida con los desconocidos. Sin embargo, enseguida, dejaba a un lado su timidez. Hablaba mucho. Jai decía que era la chica más habladora de toda la ciudad. Su comportamiento no distaba mucho del de cualquier chica de diecisiete años que había crecido sobreprotegida por su familia. Podía ser algo superficial. Pero tenía muy buen fondo. Se preocupaba por los demás.
              Tenía una institutriz que se encargaba de darle clase. A veces, perdía la paciencia con ella. Estelle parecía estar mirando las musarañas.
               Su madre se llamaba lady Bridget Lucinda Templewood. Su padre era sir Joshua Adam Templewood.
                Estelle lo tenía todo. No le había faltado nunca nada. Ni amor ni ningún bien material...
               Sir Joshua era el principal accionista de la mayor empresa exportadora de té de la ciudad. La Templewood and Ransome Company...Hacía años que Jai había empezado a trabajar allí. Se había convertido en el brazo derecho de su padre. Era un joven inteligente y responsable. Sir Joshua había sido nombrado oficial jefe de la Cámara de Comercio de la ciudad. Era un hombre muy respetado en todo el país.

                            El sonido del teléfono sacó a Ana de su ensimismamiento.
                            Pensó que a su madre la había llamado una amiga. Pero, entonces, oyó unos golpecitos en la puerta de su habitación.
-¡Ani, te ha llamado un chico!-escuchó decir a Bárbara.
-¿Un chico?-se extrañó Ana.
-Sí...Y no es Nando.
                         Movida por un resorte, Ana dejó de escribir y ni se molestó en tapar el boli.
                         Salió de la habitación corriendo. Ignoró la mirada cargada de interrogantes de Bárbara. Bajó la escalera saltando de dos en dos. El teléfono estaba desconectado a un lado del sofá. Ana lo cogió.
-¿Diga?-preguntó.
-¿Ana?-le preguntó una voz al otro lado del teléfono.
-Sí...¿Quién eres?
-Me diste tu número hace ya siglos. Soy Daniel, el chico al que llevaste un día al albergue.
                      El corazón de Ana dio un vuelco.
-¡Daniel!-exclamó-¡Qué sorpresa!
                      Había pensado que no volvería a saber más de él. Pero no había sido así. El chico de los ojos de color grosella hervida la había llamado.
-He estado pensando mucho en ti en estos meses-se sinceró Daniel-Pero me daba corte llamarte. Pensé que me ibas a dar calabazas.
-Bueno...-sonrió Ana-Eso depende de lo que quieras decirme.
-La verdad es que me gustaría tomar algo contigo algún día. Espero que no te importe.
                       Daniel no se reconocía así mismo. Estaba invitando a una chica a salir. La última vez que lo hizo fue años antes. Cuando decidió invitar a salir a Alejandra.
                        Estaba llamando desde una cabina de teléfonos.
-¡Por supuesto que no me importa!-afirmó Ana.



-¿Hay algún sitio donde nos podamos ver?-inquirió Daniel, sintiéndose estúpido.
                       Pensó en colgar el teléfono. Había cometido una locura al llamar a Ana. Pero no había logrado olvidar a aquella joven a lo largo de aquellos meses. Mil veces había pensado en llamarla. Pero no se sentía preparado. La muerte de Alejandra y del hijo que iban a tener le seguía doliendo.
-Hay un local que está muy bien-contestó Ana-Se llama La Puerta Falsa. Hay actuaciones en vivo. Se realizan exposiciones. Me gusta ir allí. Está en la Calle San Martín de Porres. ¿Sabes dónde está?
                     Al menos, una vez a la semana, Daniel iba aquella calle, donde se encontraba un centro de Proyecto Hombre.
-Sí...-contestó-Paso por allí.
-Está bien-dijo Ana-Quedamos en vernos allí mañana a las nueve de la noche.
                       Daniel aprobó aquella idea.
-Hasta mañana...-dijo él.
-De acuerdo...-dijo Ana-Hasta mañana...
                       Los dos colgaron a la vez. Al colgar, Ana se encontró con la mirada inquisitiva de Bárbara.
-A ti te gusta ese chico-apostilló la chiquilla.
                       Ana se puso roja como la grana. Pero optó por no contestarle a Bárbara. Tenía trece años. ¿Qué podía saber ella del amor?
-A mí no me engañas-canturreó Bárbara-¡Te gusta ese chico y no lo puedes negar! 

2 comentarios:

  1. Uy dios pobre Ana adoro esta novela te mando un beso

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    1. Me alegro mucho de que te esté gustando.
      Un fuerte abrazo.

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