sábado, 19 de diciembre de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad. 
Vamos a ver lo que le pasa a Daniel.

                            En el instituto donde Daniel estudió se hacían varios módulos. Uno de aquellos módulos era el de Administración.
                           De haber sabido que iba a terminar en una reunión de negocios, Daniel habría prestado más atención a los sermones que le daba su padre sobre cómo manejar la empresa. Una empresa que había ido a parar a manos de sus tíos. A ciencia cierta, Daniel no sabía en qué sector trabajaba su padre. Sólo sabía que estaba días lejos de casa.
                        Nunca había mostrado el más mínimo interés por los negocios de su progenitor.
                        El local donde Daniel se encontraba en aquellos momentos no tenía nada que ver con los clubes a los que acudía Freddie Birkhurst. Era un local mucho más modesto. Tenía el tamaño de una cochera, en su opinión. Quién lo regentaba era un hombre oriundo de Oporto. Los tres camareros que trabajaban allí eran también de Oporto. Estaba sentado a la mesa en compañía de sir Joshua y de Jai. El hermano de Estelle había desplegado un mapa sobre la mesa.
                       Era un mapa de China. Hablaba de las colonias que había en Pekín.
                       De las empresas que también se dedicaban a la importación y a la exportación. Mencionó muchos nombres. Nombres ininteligibles en opinión de Daniel...
-¿Qué empresa puede traernos beneficios?-le preguntó Jai.
                     Miró a Daniel directamente a la cara. El joven se quedó helado.
                     ¿Empresas chinas? ¿También debía de buscar el nombre de una empresa china? Su mente empezó a dar vueltas.
-Pues...-balbuceó.
                     No tenía ni idea. Trató de memorizar los nombres tan raros que había mencionado Jai. Un balbuceo brotó de su garganta. Sir Joshua se le quedó mirando sorprendido.
                     Daniel pensó que acababa de soltar una burrada. No había mucha gente en aquel local. El olor a puro se le hizo insoportable.
                      ¡Hasta sir Joshua fumaba puros!
-¿Shí Lliú?-fue todo lo que había dicho Daniel.
-Es una empresa china-contestó sir Joshua.
-Pues...Es bueno que hagamos negocios con ellos directamente. No con los ingleses...
                     Sir Joshua arqueó una ceja. Intercambió una mirada llena de interrogaciones con su hijo.
                     ¿Hacer negocios con los chinos? Sólo habían comerciado con miembros de las distintas colonias inglesas que había repartidas por toda Asia. En realidad, hacía mucho tiempo que sir Joshua no trataba con los nativos de otros países. ¡Ni siquiera con los nativos de La India!
                   La última vez que trató de hacer negocios con ellos acabó ganándose el odio de un jefe tribal tras casarse con su hija. Lo cierto era que sir Joshua nunca se había llevado bien con ninguno de sus suegros. Ni con el padre de Chandramani...Ni con mister Halliwell...
-Se dedican a la exportación de té-comentó una voz femenina-Pero nunca han hecho negocios con los ingleses.
                    Sir Joshua, Daniel y Jai se quedaron sorprendidos. Olivia y Estelle acababan de entrar en el local. En realidad, había sido Estelle la que había hablado. La muchacha se acercó a la mesa. Olivia se quedó un tanto apartada.
-¿Acaso Freddie ha tenido una mala idea?-sonrió Estelle-He oído que el señor Fang, el dueño de la empresa, está buscando socios ingleses.
                    ¿Cómo sabes tanto de negocios?, quiso preguntarle Daniel. En la novela, era Olivia quién mostraba mucho interés en los negocios de su tío. Era evidente que aquel asunto la aburría.
                    No era el caso de Estelle. Al parecer, la muchacha debía de leer la prensa. Imaginó que debía de hacerle toda clase de preguntas tanto a su padre como a su hermano.
                   Sir Joshua y Jai volvieron a intercambiar una mirada cargada de interrogantes. Debían de estar sopesando la idea que habían tenido Daniel y Estelle. Hacer negocios con los chinos. Deberían de solicitar información sobre la empresa.
-Shí Lliú es una empresa en alza-añadió Estelle-Tiene muchos años, ya que se pasa de padres a hijos. Pero el actual dueño, el señor Fang, es un hombre muy moderno. Durante años, la empresa no se ha movido de Chengdú, donde está ubicada. Pero el señor Fang quiere abrirse al mundo. Habla de hacer negocios hasta en París.
                   Daniel miró a Olivia. Era más que evidente que no entendía nada de lo que estaba hablando su prima. De pronto, Estelle había acabado mutando en una mujer de negocios. Sir Joshua y Jai parecieron estar contentos.
                 En su opinión, Daniel había tenido una idea excelente. Y la información que les había proporcionado Estelle les había ayudado a decidirse.
-No obstante, es mejor que nos informemos bien-afirmó Jai.
                 Pensó que sería una buena idea viajar a Chengdú. Así lo anunció. Olivia se acercó a la mesa. Se había puesto pálida de golpe.
-¿Es necesario?-le preguntó con la voz ahogada-Quiero decir que habrá gente aquí que los conozca.
-Nunca antes han salido de Chengdú-respondió Jai.
-La familia Fang sólo ha hecho negocios en el interior de China-intervino Estelle-Es ahora cuando quieren abrirse paso en Europa. Empezando por las colonias europeas en Asia. Están buscando un socio europeo. En el pasado año, sólo obtuvieron ganancias.
                    La muchacha enumeró las especies que importaban. Canela...Anís estrellado...Clavo de olor...
                    Jai besó a su hermana en la mejilla.
                    Estelle se giró hacia Daniel, quién la contemplaba con estupor. Le costaba trabajo reconocer en aquella mujer de negocios a su adorada Estelle.
-Es bueno leer el periódico-se jactó la chica-¿No te parece?
                   Le dio un beso entusiasta en los labios.
                   Sir Joshua carraspeó.
                   Olivia pensó que se iba a desmayar. Jai se iba a Chengdú. Lo acababa de anunciar. ¿Y si no volvía a verle? Jai quería partir cuanto antes. Sólo Estelle se percató de lo pálida que se había puesto su prima. Olivia no podía ni disimularlo. No era una buena actriz.

 

-Libby...-la llamó Estelle-¿Te sientes mal?
-Me marea el olor a puro-contestó la aludida-No lo soporto.
-Será mejor que nos vayamos a casa.
-Tienes razón.

viernes, 18 de diciembre de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
He decidido darle un pequeño empujón a esta historia. Quiero que avance, aunque sea poco a poco.
Daniel tiene que hacer lo que se espera que haga Freddie Birkhurst. Es decir, ocuparse de sus tierras y de sus negocios. ¿Será capaz de hacerlo?
¡Vamos a verlo!

                                 Las palabras del yogui resonaban en la mente de Daniel. Había pasado toda la noche pensando en tamas y en rayas. 
                                 ¿Era ése el motivo por el cuál se encontraba atrapado en aquella historia? No recordaba mucho de la noche en la que se quedó dormido en su piso de Murcia. Y despertó en Calcuta. Era una noche de Luna Azul. Eso debía de significar algo. ¿No?
                             Le costó trabajo levantarse de la cama. Sólo quería cerrar los ojos y no pensar en nada. Pero le asaltaba el recuerdo de Estelle. Sonrió con dulzura.
                            Por ver aquellos ojos de un color tan azul como el mismo cielo. Por ver aquella carita redonda y delicada. Sólo por estar con ella, Daniel ya era feliz.
-Buenos días, sahib-le saludó Kanvar, al entrar en la habitación.
-Yo...-titubeó Daniel-Llámame como te dé la gana, tronco.
-¿Se puede creer que nos estamos acostumbrando a su manera de hablar tan rara, sahib?
                        Mientras Kanvar hablaba, iba vertiendo una jarra de agua fría en una jofaina. Daniel se acercó a lavarse la cara. No recordaba la última vez que se duchó con agua caliente.
                         Mister Kinsberly volvió a la carga. El hombre había decidido que el hijo de su jefe debía de estar con resaca el día antes. De modo que optó por ir a verle aquella misma mañana. Había oído rumores acerca de que notaban a Freddie cambiado desde que volvió de la plantación de Bengala. Parecía otro hombre. Tenía una manera de hablar rarísima. No reconocía a lady Birkhurst como su madre.
                        Sin embargo, era más amable con todo el mundo. Ya no se iba de juerga, como hacía antes. No protagonizaba sonados escándalos por culpa de sus borracheras. Era otro Freddie. Con una manera muy rara de hablar. Pero parecía más maduro. Mister Kinsberly se encerró con él en el despacho. Daniel se dijo a sí mismo que debía de prestarle atención. Freddie ya no estaba.
                        ¿Y si estaba muerto?
-El té...-le habló mister Kinsberly.
                       El yogui no le había dicho que Freddie estuviera muerto.
-China...-dijo, de pronto.
-¿Perdón?-se sorprendió mister Kinsberly.
-China tiene mogollón de té, tronco. ¡Ya está! Hagamos tratos con los chinos.
-Nosotros...
-¿Es que el marido de La Tacañona nunca ha hecho negocios con los chinos? ¿Nunca lo ha pensado?
-Pues...No...Y le ruego que no hable así. Sé que se refiere de esa manera a su madre.
-¡Coño, porque parece Paloma Hurtado! ¿No me digas que nunca has visto el Un, dos, tres?
                        Daniel se detuvo. Mister Kinsberly le estaba mirando con horror. No...
                       Aquel tipo nunca había visto el Un, dos, tres. No existía la televisión en 1848. Sin embargo, había dicho algo sensato. Mister Kinsberly lo reconoció. Hacer negocios con China. Era algo que los Birkhurst nunca antes habían hecho.
-China es enorme-añadió Daniel-Debe de tener muchas empresas de importación y exportación. Sir Joshua las conoce y creo que está asociado con alguna de ellas.
-Señor...-titubeó mister Kinsberly.
                        Le costaba trabajo reconocer a Freddie. Nunca había sido el hombre de negocios que deseaba su padre que fuera.
                        Y, de pronto, estaba hablando de negocios. Escuchándole, parecía que los negocios eran algo fácil para Freddie. El joven no sabía cómo se le había encendido la bombilla en la cabeza.
-Iré a ver a sir Joshua-decidió, poniéndose de pie-Él sabrá orientarme.
-Pero...-balbuceó mister Kinsberly.
                      Daniel parecía estar orgulloso de sí mismo. De acuerdo...
                     Tenía que ver a gente rara todos los días. Mister Kinsberly, por ejemplo. Tenía unas patillas y un mostacho que habría despertado la envidia del mismísimo Jose María Iñigo. Pero parecía un hombre serio. Pese a sus cabreos y sus balbuceos...
                      No terminaba de asumir su manera de vestir. Los pantalones le parecía que le quedaban demasiado ceñidos.
                      Echaba de menos sus pantalones vaqueros. Echaba de menos ponerse sus camisetas. Le disgustaba llevar corbata. ¿Eso era una corbata? ¡Parecía más una soga!



                         Dos horas después, Daniel y Estelle estaban sentados a la orilla del río Mandovi.
                        Daniel abrazaba con fuerza a la muchacha.
-Me siento muy orgullosa de ti-afirmó Estelle.
-No soy ningún inútil-le aseguró Daniel.
-Has dado un paso adelante para demostrarlo.
                        Daniel la besó con ternura en la frente.
                       Sir Joshua y Jai se habían mostrado de acuerdo con él. Daniel no recordaba mucho de lo que había dicho. Sólo recordaba haber empezado a hablar de chinos, de té a mogollón y de dinero. Después de creer que había irrumpido en la villa de los Templewood tras sufrir un brote psicótico, sir Joshua y su hijo llegaron a la conclusión de que Daniel podía estar en lo cierto. ¿Por qué no hacer negocios con China? Era verdad que no estaban asociados con ellos. Pero se podía hacer. Nunca habían enviado uno de sus clippers a Tianjin.
                       Estelle besó con entusiasmo los labios de Daniel.
                       Estaba convencida de que su amado era un joven inteligente y lleno de talento.
-Sólo necesitas creer en ti para demostrarlo-le aconsejó.

jueves, 17 de diciembre de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un fragmento de Un sueño hecho realidad. 
Veamos lo que ocurre cuando el yogui vuelva a aparecer.

                            Fue Kanvar el que sugirió a Daniel hacerse cargo del dinero y de las tierras de los Birkhurst.
                           Después de todo, ante los ojos de la sociedad, era Frederick Birkhurst, el heredero de aquellas riquezas.
                           En un primer momento, Daniel se negó. No podía coger un dinero que no era suyo. Sentía que estaba en un sitio al que no le pertenecía. Deseaba volver a su mundo. Pero se llevaría a Estelle con él. Era una joven abierta y extrovertida. Se quedaría atónita cuando le enseñara todo lo que había fuera esperándola. Los coches...La tele...Los videojuegos...
                         ¿Y si aparecía el verdadero Freddie Birkhurst? ¿Dónde estaría?
                         Aquel joven debía de seguir siendo el mismo cabeza loca de siempre. Decidió que era mejor ocuparse él mismo de sus tierras.
                         En el tiempo que llevaba viviendo en Piedade, el nivel de inglés de Daniel había mejorado considerablemente. Era lo bueno que tenía hablar en inglés a diario con la gente. Por lo menos, no había vuelto a ver a la petarda de Jane Watkins. Pero no bajaba la guardia. Sabía que seguía en Piedade. ¿Por qué no regresaba a Calcuta?
                          El despacho del difunto lord Birkhurst no se parecía en nada al despacho que tenía su padre en vida. ¿Dónde estaba el ordenador?
                         El secretario de lord Birkhurst acudió a hablar con el joven que creía que era Freddie. Le mostró una serie de documentos que Daniel no entendió. Guardaban relación con sus negocios.
                        Por lo visto, estaban asociados con la Templewood & Ransome Company. Pero sir Joshua desconfiaba de Freddie. Por ese motivo, su relación a nivel comercial se había enfriado. El secretario, un tal mister Kinsberly, habló de muchos temas de los que Daniel no entendía.
                       Sabía más o menos lo que era la importación y la exportación. ¡Había visto los telediarios!
-Tío, cuando habla de especias, ¿está hablando de cocina?-le preguntó a mister Kinsberly.
-Perdone, señor-respondió el hombre, sorprendido-Pero no entiendo lo que quiere decir. Ni lo que me acaba de decir.
-Bueno...El tal Joshua hace negocios. Con especias...Yo las únicas especies que conozco son las que se le echa a la comida.
-¿Perdón?
-¿Ha probado el tal Joshua con el perejil? Si tiene un restaurante en Londres, las comidas con perejil estarán de puta madre. Es lo que le echa Arguiñano a todas las comidas. ¿Ha visto el programa? La madre de Ana...
-¡No le entiendo!
                        El tal mister Kinsberly acabó con un fuerte dolor de cabeza. Llegó a la conclusión de que Freddie debía de estar enfermo. Trató de hablar de negocios con él durante las dos horas que siguieron. Pero el joven sólo decía disparates.
                       Hasta le preguntó si un tal Ruiz Mateos iba a aparecer por allí disfrazado de Superman. Si eran socios suyos. El secretario decidió dar por finalizada la reunión.
                       Abandonó el despacho hecho un basilisco. Kanvar presenció su huida. Cuando entró en el despacho, Daniel no entendía lo que acababa de ocurrir. Creía que un tipo que parecía haberse escapado de una fiesta de disfraces le había insultado. Lo único que había hecho había sido hacerle preguntas.
                      Al día siguiente, Daniel decidió salir a dar un paseo. Volvería a intentar hablar con mister Kinsberly por la tarde. Tenía muchas cosas en las que pensar. Y La Tacañona volvía a darle matraca con el tema de Olivia. Había hablado con Cara de Perro unos días antes. Decidió contárselo a lady Birkhurst. Pero La Tacañona empezó a flipar creyendo que había empezado a cortejarla.
                      Al acercarse a la Iglesia, Daniel creyó divisar una figura desconocida. No supo qué hacer. Era el mismo yogui que había visto semanas antes. Aquel tipo debía de darle unas cuantas respuestas. Quería saber dónde estaba Freddie. Quería que le indicase la manera que había de regresar a su tiempo.
-Freddie ya no existe-le dijo el yogui, adivinando lo que Daniel estaba pensando. Se acercó al joven-Al menos, no existe el honorable Frederick Birkhurst que todos conocen. Tú has ocupado su lugar. Él ya no se encuentra en este mundo.
-¿Y en qué mundo se encuentra?-le preguntó Daniel.
-Las gunas son las tres cualidades de la naturaleza. Sahib Birkhurst era tama. No sabía vivir con los demás. Era ignorante. Perezoso...La tama es la peor de todas las gunas. 
-¿Y por qué estoy en su lugar?
-Tú posees la raya. 
                     Daniel se echó a reír. El yogui debía de creer que todavía seguía drogándose.
                     El hombre negó moviendo la cabeza.
                     Veía en aquel muchacho muy buenas cualidades. Sólo que el joven seguía sin entender nada.
-Tu lugar no estaba en tu mundo-añadió el yogui-La raya es pasión.
-La única raya que conozco son las rayas de cocaína que me he metido alguna que otra vez.
-La raya hace referencia a la fundación. Tú has renacido de tus cenizas. Pudiste haber sido tama. 
                     Daniel no entendía nada. El hinduismo era algo incomprensible para él.

 

-¿Por eso estoy aquí?-se exasperó el joven-¿Porque los dioses hindúes así lo han decidido? ¡No hay quién se lo trague, tío!
-Quieres al volver del lugar del que vienes.
-Y quiero que Estelle vuelva conmigo.
-Debes de quedarte aquí. Ella pertenece a este mundo. Tú ya no perteneces al lugar del que provienes. Lo abandonaste. Debías de hacerlo. Por eso, los sueños que has tenido. Naciste en el lugar equivocado, sahib. Viviste la vida que no te correspondía llevar. Pero los dioses son sabios. Shiva ha corregido su error. Por eso, estás aquí.
-¡Estás flipando! ¡Yo no pertenezco a este lugar!
                        De pronto, el yogui se esfumó. Daniel lo buscó por todas partes. La explicación que le había dado no le convencía. O sea, Freddie debía de desaparecer porque era un gilipollas integral.
                        Y él debía de ocupar su lugar. Lo habían arrancado de su mundo para traerlo hasta un fanfic. ¡Era una situación absurda!
                        Oyó unos ladridos a lo lejos. Una voz de mujer que le llamaba. El corazón de Daniel dio un vuelco.
-¡Estoy viendo a Freddie, Clementine!-trinó Estelle, contenta-¡Vamos a saludarle!
                       El yogui tenía razón en una cosa. Estelle pertenecía a aquel mundo. Daniel sintió una dolorosa punzada en su interior.
                       Ella lo abrazó con fuerza.
                       Lo besó con entusiasmo en los labios.
                       Estaba muy contenta de verle. Daniel era consciente de que Estelle seguía sin saber la verdad. ¿Cómo podía explicarle que no era realmente Freddie Birkhurst? Lo había intentado. Pero no lo había conseguido.
-¿Qué estás haciendo aquí?-le preguntó Estelle con aire risueño.
                      Hasta Clementine estaba contenta de verle. No puedo irme de aquí, pensó Daniel. No puedo irme y dejar aquí a Estelle. La muchacha le estaba sonriendo con dulzura. ¿Qué cualidad de la naturaleza eres tú?, quiso preguntarle Daniel.
                       Debía de ser también raya. 
                       Pasión...Fuerza...Renacimiento...
                       Daniel había vuelto a nacer.
                       Recordó las noches de pasión que había vivido con Estelle. En las últimas semanas, se encontraban todas las noches en el arrozal, donde se entregaban a la pasión. Donde se amaban. Y se sentía el hombre más feliz del mundo.
                        Al morder con suavidad la carne de Estelle. Al besar su cuello. Al besarla con pasión en los labios queriendo beber de ella. Al lamer sus pechos.
                        La felicidad era todo eso.

sábado, 21 de noviembre de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
No creáis que me he olvidado de esta historia.
Es cierto que no avanza como debe, pero el motivo es que tengo mil ideas rondándome la cabeza y otras tantas historias que están pidiendo a gritos que les dé un final.
Sin embargo, he podido avanzar un poquito con la historia de amor entre Daniel y Estelle.
En esta ocasión, nos vamos a centrar un poquito en Olivia. Vamos a presenciar una conversación entre Daniel y ella.

                                   A Daniel le sorprendió recibir una nota escrita de puño y letra de Olivia O' Rourke.
                                   En aquella nota, la prima de Estelle le citaba a la orilla del río Mandovi a las tres de la tarde.

                                   Mi prima se muere de amor por usted. 
                                   Le ruego que disculpe mis reservas. Pero tengo que saber que usted es digno de ella. 

                                Para cuando Daniel llegó, Olivia lo estaba esperando. Para él, aquella joven seguía siendo la hostil Cara de Perro. Trató de encontrar en ella a la joven que había vuelto loco (en todos los sentidos) a Freddie Birkhurst.
                                Era cierto que miss O' Rourke era una joven sumamente atractiva. Sin embargo, era la clase de mujer que solía mirar a los demás por encima del hombro. Su autoestima estaba muy disparada. Los miembros de la colonia inglesa de Calcuta debían de creer que era una salvaje. Sin embargo, Olivia debía de pensar, a su vez, que los salvajes eran ellos.
-Celebro que haya venido, mister Birkhurst-le saludó Olivia con cierta reserva.
-He venido porque quiere que hablemos de Estelle-atacó Daniel.
-¿Es verdad el rumor que circula por la isla?
                             Olivia era una joven alta. Estaba muy bien proporcionada. Su cuello era largo y esbelto. Sus ojos eran de color azul cielo. Igual que los ojos de Estelle...Pero la mirada de Olivia era fría y distante. En cambio, los ojos de Estelle tenían una mirada muy dulce.
                              En lo personal, Daniel sabía que no podía comparar a Olivia con Estelle. No entendía el porqué el gilipollas de Freddie se había vuelto loco por aquella chica.
                               En su opinión, Freddie había sido un pringao al principio. Luego, se había vuelto gilipollas. En cuanto a Olivia...Seguía siendo la misma engreída que era al inicio de la novela. Con la diferencia de que iba detrás de un secuestrador de niños. De no ser porque Jai se dio cuenta de que Amos era su hijo, sólo Dios sabía lo que habría hecho con él.
-¿A qué se refiere?-indagó Daniel.
-Hablo de que mi prima y usted tienen una aventura-contestó Olivia-Que son amantes. Y está su compromiso con Jane. He oído que ha roto con ella.
-Estelle y yo no somos amantes, miss O' Rourke. Estelle y yo nos amamos.
                          Se hizo el silencio entre ellos. Olivia estaba sopesando lo que iba a decirle. Debía de estar recordando la época en la que Freddie decía estar enamorado de ella.
-¿Por qué me cortejaba?-le preguntó a bocajarro.
-No lo sé-respondió Daniel.
                           Olivia tenía la piel tostada por el Sol.
                           Siendo sincero, Daniel no tenía ni idea del porqué el gilipollas de Freddie estaba cortejando a Olivia.
                             La joven llevaba recogido en un moño estrecho su cabello. Era largo. De color caoba...
                             No se parecía en nada a la gloriosa melena de color rubio de Estelle.



                            Olivia empezó a hablar. Le confesó a Daniel que, a pesar de todo, ella adoraba a Estelle.
-Lo último que deseo es que sufra-afirmó-Sé que hace poco que nos conocemos. Al menos, en persona. Pero nos hemos escrito muchas veces a lo largo de los años. Cartas muy largas, mister Birkhurst. No nos parecemos en nada. O, al menos, eso era lo que yo creía hasta que he llegado aquí, a La India. Estelle es una de las personas más maravillosas que jamás he conocido. De algún modo, estar cerca de ella es como estar cerca de mi madre.
-¿Por qué dice eso?-se sorprendió Daniel.
-El segundo nombre de Estelle es Sarah. ¿Lo sabía? Tía Bridget se lo puso en homenaje a mi madre. Se llamaba así. Sarah...Además, Estelle se parece mucho a mi madre. Incluso, cuando sonríe, sonríe como lo hacía ella.
                            Daniel trató de recordar los pasajes que había en la novela dedicados a Sarah Halliwell, la madre de Olivia.
                            Recordaba que el matrimonio de Sarah con Sean O' Rourke disgustó a la familia Halliwell.
                            Había dado por sentado que Sarah tenía el cabello de color caoba, como su hija.
                            Había dado por sentado que Olivia era un calco en todos los sentidos de su madre. Pero, al parecer, no era así. Quién realmente era un calco de Sarah era su sobrina, a la que nunca llegó a conocer.
-Lo sé-dijo Daniel-Miss O' Rourke, su prima es la razón por la que yo estoy aquí hablando con usted. Si estoy vivo es por ella.
-No lo entiendo-dijo Olivia.
                            Ni el propio Daniel entendía mucho todavía lo que había ocurrido. Los motivos por los cuáles estaba atrapado en aquel fanfic.
                             Sólo sabía que había pasado toda su vida soñando con Estelle. Que, de algún modo, todo lo que había vivido lo había llevado hasta ella. Alejandra...Ana...
                             Todo estaba relacionado con Estelle. No podía abandonar nunca aquel lugar. No podía alejarse de ella. Su vida estaba al lado de aquella criatura tan maravillosa.
-Estelle es lo mejor que me ha pasado en la vida, miss O' Rourke-afirmó Daniel con pasión-Los besos que me dan son mi oxígeno. Abrazarla me da fuerzas para seguir adelante.
-Habla de un modo que me asusta-se inquietó Olivia.
-Nunca podría alejarme de Estelle. ¡Es mi vida, miss O' Rourke! Sólo quiero que lo comprenda.

martes, 15 de septiembre de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi "fanfic" Un sueño hecho realidad. 
Daniel está hecho un manojo de dudas. Y Jane vuelve a la carga.
¡Veamos qué pasa!

                                 Ver de nuevo a Jane Watkins no fue nada agradable para Daniel.
                                 Y, encima, fue La Tacañona la que la invitó a que tomara el té con ella.
                                  A Daniel le daba mucho asco tomar el té, pero era una costumbre inglesa que seguía a rajatabla los miembros de la colonia inglesa en La India. Lady Birkhurst no era ninguna excepción. Pero el té que tuvo que tomar aquella tarde se le indigestó. Jane sabía muy bien lo que quería. Quería convertirse en la nueva lady Birkhurst.
-¿Por qué no has regresado a Calcuta?-le preguntó Daniel, intentando controlar su cólera.
-¡No puedo volver allí!-respondió Jane, al borde del llanto-¡Mis padres no me perdonarán el escándalo tan terrible que he protagonizado! ¿No te das cuenta?
-Tía, tampoco es para tanto. Quiero decir que te has ido de casa. Ya eres mayor de edad, ¿no?
                              Lady Birkhurst fulminó a Daniel con la mirada.
                              Su hijo había vuelto muy cambiado de la plantación, pensó. Cierto era que había abandonado las borracheras. Le veía más centrado. ¡Pero estaba centrado en otras cosas!
-¡Frederick!-exclamó lady Birkhurst, indignada-¿Cómo puedes hablar así?
                              Daniel miró de manera fija a Jane. Le calculó que tendría unos diecinueve años. Sabía que era un poco mayor que Estelle.
                             En su época, una chica de diecinueve años era libre de ir y venir cuando quisiera. Lo cierto era que también había padres muy carrozas que querían tener a sus hijas encerradas en casa.
-No te reconozco, querido-lloriqueó Jane.
-¡Tía, no soy tu querido!-le recordó Daniel-Ni me he casado todavía con Estelle. Y me voy a casar con ella. Ni me liaría contigo en un millón de años.
-¡Frederick!-chilló lady Birkhurst.
-¡Me estás ofendiendo!-sollozó Jane.
                            La joven era muy buena actriz. Había sabido camelarse a La Tacañona. Sin embargo, Daniel estaba empezando a conocer demasiado bien a aquella dama. En su interior, seguía empeñada en verle casado con Olivia. Ya no pensaba en la prima de Estelle como Cara de Perro. Sin embargo, no terminaba de caerle bien.
-Lo siento-se disculpó Daniel.
-Querida, Frederick no sabe qué hacer para compensarte-le dijo lady Birkhurst a Jane-Pero estoy segura de que todo esto tiene una solución.
                          Irme bien lejos de aquí, pensó Daniel. Pero no podía regresar a su tiempo.
                           Estelle no sabía la verdad. Antes o después, debía de contárselo. En el fondo de su corazón, Estelle sabía que él, en realidad, no era Freddie Birkhurst.
-¡Tiene que casarse conmigo!-exclamó Jane indignada.
-¡Ni borracho, tía!-le aseguró Daniel-¡Jamás!
-Frederick quiere decir que hablará con tus padres-intervino La Tacañona-Les expondrá la situación.
-¡Mi padre no lo entendería!-se inquietó Jane-Usted no conoce a mi padre, Excelencia. Me encerraría en un convento de enterarse. ¡Y yo no he nacido para ser monja!
-Compadezco a las monjas-masculló Daniel.
                              La Tacañona le fulminó con la mirada.
-Mi hijo estaría encantado de casarse contigo, querida-mintió-Pero...En su corazón hay otra mujer.
                              Daniel se quedó de piedra al escuchar aquellas palabras. ¿Acaso lady Birkhurst había entrado en razón?
                              Sinceramente, no entendía el porqué todos los personajes de Olivia y Jai estaban obnubilados con una mujer tan desagradable y tan prepotente como lo era Olivia. Tenía la sospecha de que hasta Arthur Ransome, con la edad suficiente como para ser su padre, estaba enamorado de ella en secreto.
                             Sin embargo, Jane estaba ganándole por goleada a Olivia en el aspecto de ser insufrible.
-Me alegro de que asumas que me voy a casar con Estelle-afirmó Daniel, un tanto escéptico-Iré a hablar con sir Joshua.
-¡Estaba hablando de Olivia!-se exasperó lady Birkhurst.
-Te has equivocado de prima, tía. Es con Estelle con quién me voy a casar. Creo que la sordera es congénita en esta familia.

 
                               

sábado, 12 de septiembre de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi "fanfic" Un sueño hecho realidad. 
Es un fragmento bastante corto, pero es bastante intenso porque es un poco subido de tono.
Espero que os guste.

                               Estelle llevó a Daniel a un lugar apartado del jardín que rodeaba su casa y lo hizo sentarse sobre la hierba, detrás de un matorral espeso. Daniel se quedó sorprendido ante la audacia de la muchacha. Estelle comenzó a desnudarle mientras le miraba con picardía. Daniel quiso hablar, pero Estelle le interrumpió.
-Tu pasado quedó atrás-le recordó.
-Hay muchas cosas que no sabes-afirmó Daniel-Yo no soy la persona que tú piensas. Estelle...De donde yo vengo, las cosas son distintas. En el fondo...Sabes la verdad.
-Eso ya  no importa. Ahora, eres mío.
                            Daniel cerró los ojos.
                            Era verdad lo que le decía Estelle. Le pertenecía.
                            Una vez que ambos quedaron completamente desnudos, disfrutaron de un momento cargado de pasión en aquel lugar. Estelle quiso llevar las riendas, pero Daniel no se lo permitió.
                             Era real lo que estaba ocurriendo en aquel lugar. Podía sentir los débiles rayos de Sol dando de lleno en su cara. Iluminando el rostro redondo y hermoso de Estelle.
                              Fue un encuentro realmente salvaje.
                              Daniel no era capaz de dejar de besar a Estelle introduciendo su lengua en el interior de la boca de la joven para beber de ella. Mordisqueando con avidez sus labios sonrosados y delicados. Besó una y otra vez el cuello esbelto de Estelle. Lamió aquel cuello probando el sabor de su piel.
-No hagas mucho ruido-le siseó ella, entre risas.
                              Podía sentir los labios de Estelle en todas las partes de su cuerpo. Lo besó en el cuello. Succionó con avidez sus tetillas. Lamió su vientre saboreando la sal de su piel.
                              Daniel gimió con fuerza. Oía a Estelle gemir.
                              Lamió los pechos de Estelle. Besó sus hombros. Chupó con suavidad sus pezones sonrosados. Recorrió con la lengua el vientre liso de la joven.
                              La sintió estremecerse debajo de él.
-Estelle...-jadeó-Estelle...
                              Mordisqueó con furia los pechos de Estelle. Recorrió con los labios los muslos temblorosos de la muchacha. Estelle estuvo a punto de gritar cuando sintió la lengua de Daniel en su hendidura.
                             No recordaba las veces que había estado en los brazos de Daniel mientras él la besaba de manera apasionada.
                              Mientras llenaba de besos sus pechos.
                              Entregándose a él.
                              Disfrutó cuando Daniel llenó de besos cada centímetro de su piel. Acarició el cuerpo del joven con sus manos.
                              El joven era incapaz de dejar de acariciarla con las manos. No podía dejar de abrazarla.
                              Daniel emitió un sonido de júbilo cuando su miembro se introdujo en el interior húmedo de Estelle, que había abierto sus piernas para recibirle.
-Te quiero-le susurró al oído.
-Nunca te dejaré, amor mío-le prometió Daniel-Te lo juro. ¡Me quedaré siempre contigo!
                            No sintió dolor cuando Estelle clavó sus uñas en la espalda de él. Ni cuando le mordió el hombro. Daniel se movió al mismo compás que ella.
                           De pronto, todo estalló alrededor de ellos. No eran conscientes de que estaban en el jardín que rodeaba la casa de ella.
                           Daniel tenía la sensación de que el aire se había llenado de destellos de colores que iluminaban el rostro radiante de su amada.
                            Descargó en ella y acabó con su cara reposando en el hombro de la muchacha.

viernes, 11 de septiembre de 2015

"SWEET CHILD O' MINE", DE "GUN' S' ROSES"

Hola a todos.
Aquí os traigo una canción del genial grupo Gun' s' Roses. 
Se trata de la preciosa Sweet child o' mine. 
Pertenece a su álbum de debut, Welcome to the jungle (para mí, el mejor disco de su carrera).
Se trata de una canción heavy, pero es una canción que habla de amor. De lo bonito que es estar enamorado y de lo feliz que uno se siente cuando esa persona te corresponde.
Os dejo con el videoclip de esta canción.
Aparece este videoclip en este blog porque pienso que la canción podría encajar en los sentimientos que Estelle despierta en Daniel.
¡Disfrutad de esta preciosa canción!


domingo, 9 de agosto de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
He decidido tomarme las cosas con calma. Sé que es algo que llevo diciendo desde hace mucho tiempo y que nunca cumplo. Pero esta vez pienso hacerlo.
Todas las historias que tengo empezadas las quiero terminar. Pero eso es algo que iré haciendo poco a poco.
De momento, aquí os dejo con un pequeño fragmento de Un sueño hecho realidad, mi "fanfic" de Olivia y Jai. 
¿Será capaz Daniel de contarle a Estelle la verdad sobre quién es en realidad?
¡Vamos a averiguarlo!

                                    Ya habían pasado varios meses desde la llegada de lady Birkhurst a Piedades. Ya habían pasado varios meses desde que los Templewood llegaron a aquel pueblo.
                                    Daniel se acercó a la verja del jardín que rodeaba la casa de los Templewood.
                                   Contempló a Estelle jugando con su perrita Clementine. 
-¡Freddie!-trinó la muchacha al verle.
                                    Daniel sintió cómo su corazón se desgarraba al verla. Entró en el jardín.
                                   Unos meses antes, Estelle Templewood era un personaje de ficción. Un personaje secundario de una novela romántica...Sin embargo, Estelle era una muchacha de carne y hueso. Tan real como lo era él.
-¡Qué sorpresa más agradable!-exclamó la chica, yendo a su encuentro-No te esperaba.
                                   Daniel había salido a dar un paseo. Sin darse cuenta, sus pasos le llevaron hasta la casa de los Templewood. Se sentía raro aquella mañana.
                                   No quería renunciar a Estelle. Pidió perdón en silencio a Alejandra y a Ana porque, en su fuero interno, sentía que las estaba traicionando.
-Quería verte-admitió Daniel-Necesitaba verte.
                                  Estelle le estampó un beso en la boca.
                                  Clementine se acercó corriendo hasta donde estaba la pareja ladrando contenta. Daniel sentía que era su deber contarle la verdad a Estelle. No entendía el porqué se parecía tanto a Freddie Birkhurst. ¡Ni siquiera sabía la suerte que había corrido aquel desgraciado!
                                  Debía de buscar al yogui. Aquel hombre debía de saber la verdad sobre el paradero de Freddie Birkhurst. Después, ya tomaría una decisión.
                                   Volver a su tiempo o quedarse en aquel lugar. Pero Estelle debía de acompañarle en ambos casos. No pensaba regresar a Murcia sin ella. Y no pensaba quedarse en aquel sitio sin ella.
                                    Estelle notó a su amado pensativo.
                                    Había sentido una punzada de celos al pensar en las otras dos mujeres que habían estado en su vida antes que ella. Dos españolas a las que no conocía.
-¿Nunca te has preguntado el porqué estaba yo en Murcia?-atacó Daniel-¿O lo que estaba haciendo en Madrid?
-Es una respuesta muy sencilla-contestó Estelle-Viajaste a Europa. Todos los jóvenes que conozco han viajado a Europa. Clive Smithers también estuvo en España durante una temporada.
-Estelle, las cosas no son tan sencillas. Hay muchas cosas que no sabes de mí. Mereces saberlo todo.
-¡No seas tonto! Si te refieres a tus borracheras, te he visto borracho. ¿No te acuerdas?
-No...
                                   Estelle estaba refiriéndose a la cogorza que cogió Freddie Birkhurst en la burra khana de los Pennworthy.
                                    Daniel respiró hondo. El que estuvo borracho en aquella fiesta fue Freddie. No él...
                                   Era cierto que tenía muchos puntos en común con Freddie. A Daniel le había gustado salir de juerga. Era algo que desagradaba a Alejandra. Ella quería centrarse en sus estudios.
                                  No sabía si Freddie había consumido drogas. ¿Existían las drogas en el siglo XIX? Daniel había oído hablar del opio. Él sí había esnifado alguna que otra raya de cocaína. Se pinchó heroína unas cuantas veces. Había fumado porros.
-¿Cómo era tu vida hace unos meses?-quiso saber Daniel-Me refiero a antes de encontrarme en la calle. Cuando todavía no había llegado el monzón. Yo...Tuve extraños sueños antes de eso. Soñaba contigo, Estelle.
                         La aludida se quedó de piedra al escuchar aquella confesión.
                        Recordó aquellos extraños sueños que había tenido con Freddie tiempo atrás. Cuando empezó a cortejar a Olivia. Pero el Freddie que aparecía en aquellos sueños no tenía nada que ver con el Freddie que estaba ante ella. Eran dos personas distintas.
                        Daniel la besó en la frente.



-Es verdad-se sinceró Estelle-Soñaba contigo. En mis sueños, tú y yo estábamos enamorados.
-¿Ocurrió algo más?-quiso saber Daniel.
-Cumplo años durante la temporada de monzones. Mis padres celebran todos los años una fiesta antes de que comience la temporada de monzones. Esa noche...Escuché un grito. Pensé que alguien estaba sufriendo un dolor muy intenso. Y también soñé contigo. Estabas ante el cadáver de una chica.
-Sigue.
                              Estelle estaba temblando de forma violenta al recordar aquellos sucesos. Pensaba que Freddie creería que estaba loca.
                               Daniel la besó con ternura en los labios. La abrazó con fuerza.
-No estoy loca-afirmó Estelle-Por favor, no pienses que estoy loca.
-He soñado contigo-le recordó Estelle-No estás loca.
-Estabas destrozado ante la visión del cadáver de esa chica. Estabas fuera de ti.
                             Viste a Ana muerta, pensó Daniel. Los mismos sucesos que le ocurrieron antes de su llegada a aquel lugar le habían ocurrido a Estelle.
                              Tiene que significar algo, pensó Daniel. No sabía cómo contarle a Estelle la verdad. Tenía miedo. Mucho miedo de perderla.

viernes, 26 de junio de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad. 
Estelle decide, finalmente, ponerse en contacto con el capitán Sturgis. De modo que le escribe una carta.

                                 No se le daba bien escribir notas de ruptura.
                                 Estelle llegó a aquella conclusión mientras contemplaba la hoja en blanco que tenía ante ella.
                                 Estaba sentada ante el escritorio de su habitación. Tenía la pluma a un lado. El tintero estaba lleno. Pero no se le ocurría nada. Miró a su prima Olivia, quién estaba sentada en su cama.
                                 Después de todo, su prima tenía más experiencia que ella en romper por carta. Ya le había escrito una carta a Greg contándole lo que había. Que ya no estaba enamorada de él.
                                  Olivia bufó de manera ruidosa.
                                 Veía a Freddie muy cambiado. Sin embargo, no podía olvidar el espectáculo que protagonizó durante la burra khana de los Pennworthy. No obstante, parecía ser otro joven distinto al que ella había conocido.
-¿Qué le digo al capitán Sturgis?-le preguntó Estelle con voz implorante-No quiero que sufra.
-Sufrirá si realmente está enamorado de ti-respondió Olivia.
-Nunca me ha hablado de amor. Quiere cortejarme.
                                 También Freddie quería cortejar a Olivia, recordó Estelle. Y no estaba enamorado de ella.
                                 Un cortejo no tenía nada que ver con el amor. Al menos, en la mayoría de los casos. Tenía que ver con otros motivos distintos al amor.
-¿Cómo se lo contaste a Greg?-interrogó Estelle a Olivia-¿Cómo le contaste por carta que no le amabas?
                                Era una pregunta difícil, reconoció Olivia. No habían hablado exactamente de romper en las misivas que intercambiaron.
                                Greg tenía muchos puntos en común con el capitán Sturgis. Estaba interesado en ella y la rondaba.
-En realidad, creo que él se dio cuenta de que no sentía nada por él-contestó Olivia.
                                Tampoco Greg había estado realmente enamorado de ella. De haberse casado, habrían sido muy desgraciados. No obstante, sí había existido un cariño sincero y real entre ellos. Las cosas pudieron haber funcionado.
-Sé que piensas que estoy haciendo mal-admitió Estelle-Me he convertido en una ramera porque me veo a escondidas con Freddie.
-¿Cómo es estar con un hombre?-le preguntó a bocajarro y por sorpresa Olivia.
-¿Qué dices?
-Me sabe mal hacerte esta pregunta. Soy más mayor que tú. Y...Tú tienes más experiencia que yo con los hombres. Y...Bueno...Tengo curiosidad. Nada más...
                            Olivia se sonrojó.

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-No hace falta que sigas-la interrumpió Estelle-Te entiendo.
-Vas a pensar que soy una tonta-se lamentó Olivia.
-¿Nunca antes te has enamorado?
                          Olivia pensó en Jai. Ignoraba lo que sentía realmente por él.
                          ¿Acaso podía estar enamorándose del hermano mayor de Estelle? Sentía algo muy raro en el estómago cuando estaba a su lado. Hablándole. Cuando él le sonreía. ¿Podía ser amor?
                           Estelle recordó lo protegida que se sentía cuando estaba en brazos de Freddie en el arrozal.
                           Las estrellas le parecían más brillantes. Más grandes...
                           Cuando sus labios colmaban de besos el torso desnudo de Freddie. Cuando su boca se apoderaba con ansia de la boca del joven.
                           Entonces, se sentía la mujer más feliz del mundo. Sentía que los dos eran los únicos habitantes de aquel lugar que habían construido sólo para ellos.
-Es lo más bonito que le puede ocurrir a una mujer-le aseguró a su prima-Cuando hay amor, el estar con la persona amada, es la mejor experiencia que le puede ocurrir a una mujer. Porque quieres fundirte con él.
-He oído que duele-murmuró Olivia sonrojándose.
-No es para tanto. Te lo puedo asegurar.
-Quiero ser amada como lo eres tú, prima. Pero también tengo miedo de que te rompan el corazón. Eso significaría que también me pueden romper el corazón.

jueves, 25 de junio de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad. 
Vamos a complicar aún más la situación. Reaparece en escena el capitán Sturgis.

                                     El capitán John Sturgis aceptó la taza de té que le tendió su criada hindú.
                                     Había regresado a Calcuta hacía unos días tras haber estado fuera desde poco después del comienzo de la temporada del monzón.
                                    Su casa no se había visto muy afectada por las tormentas. Los criados se habían ocupado de arreglar los pocos desperfectos que había sufrido. El capitán disfrutaba de su trabajo. A bordo de su barco, se sentía el dueño y señor del mar. Era una sensación indescriptible la que le embargaba. Cierto era que pasaba mucho tiempo fuera de su casa. Sin embargo, merecía la pena.
                                     Viajando, había conocido a muchas personas. Había destrozado unos cuantos corazones.
                                     Pero la sensación de libertad que experimentaba cuando surcaba el mar no la cambiaba por nada del mundo.
                                     Se le veía siempre en el puente. Consultando un mapa. Hablando con su segundo de a bordo. No pensaba dejar su trabajo después de casarse. Era algo que su futura esposa debía de entender.
                                    No había nacido para estar en un lugar fijo.



                                     Releyó con gesto serio la carta que su madre le había escrito desde Inglaterra. Desde luego, eran malas noticias.
                                      Su tío se había recuperado de la enfermedad que había sufrido. Pero no sólo se encontraba mejor.
                                      Su sobrino John ya no sería el marqués de Quenberry. Decía que no servía para ostentar aquel título. Debía de vivir de manera fija en Londres. Ni siquiera podía saltarse ni una sola cita en el Parlamento. Lord Quenberry tenía escaño en la Cámara de los Lores. Incluso, había ostentado el cargo de Presidente de la misma. Su sobrino no servía para eso.
                            Había decidido que otro sobrino suyo, primo del capitán, heredera aquel título. Naturalmente, mistress Sturgis estaba furiosa. Había dado por sentado que su hijo mayor sería el nuevo lord Quneberry. Pero no había sido así. No sería así.
                           Mistress Sturgis escupía veneno en sus líneas. Estaba furiosa con el hermano mayor de su difunto marido, el padre de su hijo. Creía que las cosas cambiarían si John se casaba. Pero parecía que se estaba tomando el asunto con demasiada calma.
                                     John dejó la carta encima de la mesita que estaba frente a él. Se hallaba sentado en el sofá de terciopelo de color dorado del salón de su casa en Calcuta. Ya habían transcurrido algunos meses desde el inicio de la temporada de monzones. Unos meses en los que no había visto a Estelle Templewood.
                                    Se quedó pensativo. Estelle no le había escrito en aquellos meses. No había recibido ni una sola carta suya. ¿Acaso lo había olvidado? Creía que había algo entre ellos. Al capitán Sturgis le gustaba Estelle. Era una joven muy atractiva. Demasiado parlanchina...
                                   Desde luego, la marquesa de Quenberry no debía de ser como lo era Estelle Templewood.
                             Debía de ser más comedida. No debía de decir lo que pensaba. Y Estelle no era para nada comedida y sí, en cambio, era demasiado impulsiva.
                             Sin embargo, la muchacha era la hija de uno de los hombres más ricos de la colonia inglesa en Calcuta. Cierto era que sir Joshua Templewood había pecado de excéntrico al casarse en primeras nupcias con Chandramani, la hija de un jefe tribal. ¡Tan sólo porque la había dejado embarazada!
                                 Un comportamiento tan estrafalario sería una ofensa imperdonable en Inglaterra. Jai, el hermano mestizo de Estelle, no debía de visitar jamás Londres.
                                 El capitán Sturgis pensaba que su tío acabaría recapacitando. Él se convertiría en lord Quenberry.
                                 Necesitaba a su lado a una esposa como Estelle. Se le estaban acabando las opciones. Arabella Winter era demasiado vieja. Charlotte Smithers era demasiado escandalosa. Jane Watkins era demasiado histriónica. Quedaba Polly, quien, en su opinión, se maquillaba demasiado. ¿Y Lily? Demasiado pelirroja...No...
                                Había hecho una lista con las posibles candidatas a ser su esposa. Y la lista se había visto reducida al nombre de Estelle Templewood.
                               El capitán esperaba recibir tarde o temprano noticias de la chica. Estaba convencido de que ella sentía algo por él.

miércoles, 24 de junio de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad. 
Veamos cómo Estelle llega a casa tras haber pasado la noche en el arrozal con Daniel.

                                      Daniel acompañó a Estelle a su casa antes del amanecer.
-No quiero despertar a nadie-le dijo la muchacha.
-Te veré esta tarde-le prometió Daniel.
                                     Se besaron hasta en tres ocasiones. Se besaron con pasión porque no querían separarse. Se besaron con mucha ternura porque se amaban.
                                   Se demostraban aquel amor con gestos.
                                   Estelle iba a entrar por la puerta de la cocina, pero fue Olivia quién le abrió la puerta. La joven tenía los ojos hinchados por la falta de sueño. Era evidente que estaba disgustada. Estelle pasó dentro.
-¿Te has vuelto loca o qué?-le increpó Olivia nada más cerrar la puerta.
-Freddie y yo nos vamos a casar-contestó Estelle.
                                   El cabello de color caoba de Olivia estaba suelto. Lo llevaba enredado.
                                   Llevaba puesto el camisón. Estelle se fijó en que iba descalza.



-Pensaba que te alegrabas por nosotros-añadió Estelle con tristeza-Al menos, que te alegrabas por mí.
-Son muchas las cosas que me preocupan-se sinceró Olivia.
                                   La joven había ido en mitad de la noche al cuarto de Estelle cuando bajó a beber agua por si quería beber ella también agua.
                                   A punto estuvo de desmayarse cuando vio la cama de su prima sin deshacer y vacía.
                                  Olivia había pasado el resto de la noche yendo de un lado a otro de la casa. No sabía qué hacer. Se retorcía las manos con nerviosismo, aún viendo que Estelle había vuelto a casa.
-Ten mucho cuidado-le advirtió Olivia.
                                 Estelle era como una hermana pequeña para ella. La barbilla ligeramente cuadrada de Olivia tembló.
-No quiero que te ocurra nada malo-añadió la joven con sinceridad-Todavía hay muchas cosas en el aire. ¿Crees que Jane Watkins aceptará de buen grado que el honorable mister Birkhurst la deje? ¿Qué diría el capitán Sturgis? Has pensado en todo eso. Pero prefieres obviarlo.
                                 Estelle se dejó caer en una silla. Por supuesto que había pensado tanto en Jane como en el capitán Sturgis. Sin embargo, prefería hablar con el gallardo capitán por carta. Estaba convencida de que lo asumiría de buen grado. Después de todo, ni siquiera la estaba cortejando de manera oficial. No había nada entre ellos.
                                 Olivia se puso de cuclillas ante ella y le cogió la mano.
                                El problema de Estelle era que era demasiado impulsiva. Se parecía mucho a ella en aquel aspecto.
-Todo va a salir bien, Livvy-le aseguró Estelle a su prima-Jane lo aceptará porque Freddie nunca ha estado enamorado de ella. En cuanto al capitán Sturgis...Yo creo que me olvidará de forma rápida. No le he visto enamorado de mí. Al menos, como Freddie me ama.
                              Estelle esbozó una sonrisa tranquilizadora. Pero Olivia estaba algo inquieta.

martes, 23 de junio de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Hoy, toca un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad. 
Veamos qué ocurre después de que Daniel le dé a lady Birkhurst la noticia de que va a casarse con Estelle.

                                     Daniel respiró aliviado cuando aquel médico de expresión seria salió de la habitación de La Tacañona.
                                      Por suerte, la mujer sólo había sufrido un desmayo. En opinión del médico, había recibido un impacto muy duro. O eso o es la Reina de la exageración, pensó Daniel.
                                      Quería preguntarle al médico si era el doctor Humphries. El mismo doctor Humphries que había traído a Estelle al mundo. El mismo doctor Humphries que asistió a Olivia cuando dio a su segundo hijo, Alistair. El niño que tuvo con Freddie. Pero no sabía cómo preguntárselo.
-¿Está muy chunga?-quiso saber el joven.
-No entiendo lo que quiere decir, pero su madre sobrevivirá-contestó el médico, fulminando a Daniel con la mirada.
-¡Qué alivio, tío!
-¿Perdone?
-Cosas mías...



-Procure que descanse por esta noche.
-Así lo haré.
                                    Kanvar acompañó al médico a la entrada.
                                    Daniel se quedó solo en el salón.
                                    Definitivamente, no era el doctor Humphries. Aquel médico tenía un fuerte acento portugués. El doctor Humphries era inglés o, al menos, pertenecía a la colonia inglesa de Calcuta.
                                    Por la noche, se encontró con Estelle en los arrozales.
-¡Qué feliz soy, Freddie!-exclamó ella cuando llegó a su altura-¡No te lo puedes imaginar!
                                    Por suerte, el médico portugués había administrado algo llamado láudano a La Tacañona. La había dejado fuera de combate durante toda la noche. En el fondo, Daniel sentía lástima por aquella mujer.
                                  Su hijo había resultado ser una tremenda decepción. Posiblemente, acabaría depositando sus esperanzas en el hijo de éste. Ignoraba si Olivia y Jai iba a tener una segunda parte. Y qué papel jugaría Estelle en aquella segunda parte.
-Mi madre...-empezó a hablar Daniel. Le resultaba difícil referirse a lady Birkhurst como su madre cuando, en realidad, no era su madre-Lo sabe. Sabe lo nuestro.
                                   Se detuvo en aquel pensamiento. Lady Birkhurst era la madre de Freddie. Pero no era su madre. Podía sentir pena por aquella mujer.
                                   Pero no tenía porqué obedecerla. Daniel era mayor de edad.
                                   A pesar de lo absurdo de aquella situación, amaba a Estelle. Y, si quería, podía casarse con ella.
                                   Las únicas personas a las que debía de rendir cuentas no estaban en Piedade. Y, por desgracia, no estaban vivas en su mundo. Pero, ¿acaso no estaba viviendo en el mismo mundo que él conocía? Piedade debía de existir. Al menos, en Geografía. Lo mismo que la isla de Dívar. Lo que estaba ocurriendo allí era real.
                                    Era real.
                                    Tan real como el cuerpo desnudo que se pegó a su cuerpo desnudo mientras yacían acostados sobre el suelo del arrozal.
                                    Tan real como la piel que sus dedos acariciaron. Como el cuerpo que estaba debajo de su cuerpo y que abrazaba con fuerza.
-El capitán Sturgis no lo sabe-le contó Estelle-Se lo quiero contar por carta. Cuanto antes lo sepa, mejor.
-¿No te asusta cómo pueda reaccionar?-se inquietó Daniel.
-Parece un hombre inofensivo.
                                      Los labios de Daniel se apoderaron de los labios de Estelle. Perdió la cuenta de las veces en la que la besó. Los besos que le dio estaban cargados de ardor. Fueron besos largos y apasionados, pero, al miso tiempo, besos muy dulces.
                                      No permitiré que te ocurra nada, pensó.
                                      La besó una y otra vez en el cuello, maravillándose por lo esbelto que era.
                                      Había perdido a Alejandra y también había perdido a Ana.
                                      Oyó gemir a Estelle mientras llenaba de besos sus pechos, pequeños y redondos, pero firmes.
                                     Recorrió con su lengua el vientre liso de la muchacha que se estremecía debajo de él.
                                    Besó con delicadeza el sexo de la joven.
                                    Se introdujo lentamente en el cuerpo de Estelle. Todo su ser palpitaba por ella.
                                    Durante unos instantes, fueron un solo ser. Dos personas que se encontraban en la oscuridad para amarse a solas en un arrozal.
                                    Daniel sintió las manos de Estelle incrustadas en su espalda. El miedo a perderla se apoderó de él. Parecía estar maldito en lo relativo a todas las mujeres que había en su vida. Había perdido a dos de ellas. Ana...Alejandra...¿Y si le ocurría lo mismo a Estelle? ¿Y si la perdía?
                                   Se olvidó de todo cuando el mundo estalló en mil colores a su alrededor. Y Estelle mordió su hombro en un arrebato.
                                    Llenó de besos el rostro de la chica cuando se derrumbó sobre ella.
-Me moriría si te ocurriera algo-le confesó con la voz entrecortada-No quiero perderte. ¡No podría soportarlo!
-No me va a pasar nada-le aseguró Estelle.
                                   Le dedicó una sonrisa dulce y brillante.

miércoles, 17 de junio de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo otro nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad. 
Vamos a ver cómo Daniel y lady Birkhurst tienen una interesante conversación.

                              Daniel comió con lady Birkhurst al día siguiente.
                              Le parecía raro estar comiendo aquella cosa. ¿Cómo le había dicho Kanvar que se llamaba? Se llamaba chaat. Era como comer galletitas saladas. Se utilizaba a modo de aperitivo antes de la comida. Daniel pensó que podía comprarse una bolsa de Cheetos, sobre todo, ahora que habían cambiado la mascota por un tigre pasota que se llamaba Chester. Pero los tigres como Chester no abundaban en Piedade. Ni podía comprar Cheetos. 
                             Ya sabía lo que había pasado entre Jane Watkins y Freddie Birkhurst. Por lo visto, el honorable inglesito había estado tonteando con aquella pobrecilla.
                              No se habían enrollado, pero ella había quedado muy colgada por él. Cuando Daniel le dijo a Jane que iba a romper su compromiso con ella, le arreó tal bofetón que todavía le ardía la mejilla. Pero no pensaba seguir adelante con aquella historia.
-¿Cómo has dicho?-se escandalizó lady Birkhurst cuando el que se suponía que era su hijo le contó sus planes.
-No pienso casarme con esa Jane-contestó Daniel con firmeza-Y se puede ir olvidando de que le tire los trastos a Cara de Perro. Yo quiero estar con Estelle. ¡Con Estelle Templewood!
-¿Estás borracho?
                              Es imposible hablar con esta tía, pensó Daniel con frustración. Detuvo la perorata de lady Birkhurst con la mano. Sabía lo que iba a decir.
-Mira, me importa una mierda que Jai sea mestizo-le aseguró.
-¡Frederick!-gritó lady Birkhurst horrorizada.
                               Desde luego, su hijo estaba muy cambiado. Era cierto que no había vuelto a salir de juerga desde que regresó de improviso a Calcuta tras haber abandonado la plantación la tarde anterior al monzón. Pero estaba peor que cuando se marchó.
                             Freddie había aceptado de buen grado cortejar a Olivia O' Rourke. Sin embargo, pensaba llevar a la ruina a la familia casándose con la prima de ésta. Lady Birkhurst no tenía nada en contra de Estelle. Pero no dejaba de ser la hermanastra de un mestizo. ¿Desde cuándo eso no le importaba lo más mínimo a Freddie? Sin embargo, el joven estaba decidido a seguir adelante con aquella locura.
-He hablado con sir Joshua-le informó-Me da permiso para que salga con Estelle. Es posible que me case con ella antes de que te des cuenta. O me caso con ella o nos vamos a vivir juntos.
                           Lady Birkhurst se puso pálida al escuchar aquella advertencia. ¿Acaso Freddie se había vuelto loco? ¡Quería vivir en pecado con Estelle Templewood! Se resistía a escuchar lo que estaba escuchando. Daniel observó a La Tacañona. Le faltaba la respiración. ¡Joder, no quiero que la palme!, pensó. Pero necesitaba hacerle entender que se trataba de su vida. Lo cual era muy difícil. Lady Birkhurst era la madre de Freddie. Pero no era su madre.
-Mira, tía, lo siento-se disculpó-Pero es mi vida.
                           Ya era mayor de edad. Sabía bien lo que estaba haciendo.
                           Nunca antes se había sentido tan seguro como en aquellos momentos.
-Amo a Estelle Templewood como nunca antes he amado a nadie-añadió con firmeza-Y te guste o no te guste, vamos a estar juntos.



                                 Lady Birkhurst se supo perdida. Freddie estaba dispuesto a llevar a su familia a la ruina.
                                Dio un alarido. Una criada histérica entró dando gritos en el comedor. De pronto, Daniel contempló cómo La Tacañona caía al suelo de la silla todo lo larga que era.
-¡Joder, me la he cargado!-pensó.

martes, 16 de junio de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad. 
¿Os acordáis de Jane Watkins? Es un personaje que aparece en la novela Olivia y Jai como una de las mejores amigas de Estelle, pero aparece poquísimo.
Aquí, aparece más veces. Se presenta como la prometida de Freddie Birkhurst. Y va a dar de qué hablar.
En esta ocasión, Daniel la cita para romper el compromiso.

                                   Daniel citó a Jane Watkins a la orilla del río Mandovi.
                                   Se vieron en el lecho del río. Había unos cuantos hombres pescando por allí.
                                   Había llegado el momento de hablar con ella. Y, de paso, pedirle ayuda.
                                   Jane había conocido a Freddie en el fanfic, antes del monzón. Ella sabría cómo empezó todo. A partir de ahí, las cosas serían más sencillas.
                                  Ignoraba lo que había ocurrido realmente entre Jane y Freddie y, a decir verdad, tampoco le interesaba mucho saberlo. Sólo quería romper el compromiso que ella decía que tenían. No había leído el fanfic que había escrito Ana antes de morir. Sólo había leído la novela. Y, desde luego, Jane no aparecía como la prometida de Freddie Birkhurst. Partía con muchísima desventaja. Conocía a los personajes, pero se movían en unas circunstancias distintas a las que él conocía.
-¿Cuándo nos vamos a casar, Freddie?-le preguntó Jane nada más verle.
                                   Daniel no quería hacerle daño a aquella joven.
-De eso mismo vengo a hablarte-afirmó.
                                   No sabía cómo abordar aquel tema.
                                   Empezó a hablar.
-Lamento mucho todo el daño que te he ocasionado-le dijo-Créeme. Eres una persona maravillosa. Te mereces a alguien que te ame de verdad. Y yo, por desgracia, no estoy enamorado de ti.
                                  Daniel no sabía cómo cortar una relación. Alejandra y él estuvieron juntos en el instituto. Después, se casaron y fue la muerte de Alejandra lo que les separó. Más tarde, conoció a Ana y creyó que podría ser feliz a su lado. Pero Ana tuvo que morir. No sabía lo que era cortar con una chica porque nunca antes había cortado con una chica. Parecía que todas las chicas de las que se enamoraba estaban condenadas a morir. Un escalofrío recorrió su columna vertebral. Pensó en Estelle. ¿Eso también significaba que Estelle iba a morir?
-¡Me pediste que me casara contigo!-le acusó Jane-¡Me dijiste que estabas dispuesto a todo con tal de estar conmigo! ¿Acaso lo has olvidado? ¡Contéstame!
-Han ocurrido muchas cosas en todo este tiempo-contestó Daniel-Yo mismo he cambiado.
-¡Un borracho como tú jamás cambiará!
-Jane, lo siento mucho.
                                 No veía a aquella joven dolida ante una ruptura sentimental. La veía furiosa. Tenía el rostro enrojecido por la rabia. Los ojos se le salían fuera de sus órbitas. Pero sus ojos estaban secos. Daniel tan sólo quería romper aquel compromiso de forma civilizada.
-He venido hasta esta asquerosa isla sólo para que nos casemos-le escupió Jane, indignada-¡Mi reputación está arruinada! ¡He venido sola!
-En todo este tiempo, jamás me he encontrado contigo a solas-le recordó Daniel.
                           Ni siquiera en ese momento estaban solos. Había unos cuantos hombres pescando.
-¡No puedo regresar a mi casa ahora!-le replicó Jane-Mis padres ni siquiera saben que estoy aquí.
                            Daniel pensó estúpidamente en llamar por teléfono a los padres de Jane e informarles de que la joven se encontraba allí.
                            Pero no había teléfonos en el año 1848. Incluso, la manera de pensar era distinta a como era en el año 1992. Tuvo la sensación de que la reputación de aquella chica estaba en apuros.
                            ¿De verdad se iba a montar un gran pollo sólo porque una chica se había ido de casa sola? En la época de la que Daniel venía habían ocurrido algunas desgracias a chicas que regresaban a sus casas solas tras haber estado trabajando o cuando regresaban de alguna fiesta.
                              Pudo haberle ocurrido algo parecido a Jane.
-Pero tú y yo no hemos hecho nada-dijo Daniel, rezando para no haberse acostado con Jane.
-Yo esperaba a estar casada contigo para entregarme a ti-se sinceró la joven.
                            Daniel respiró aliviado.
                           Estaba el problema de devolver a Jane a su casa sana y salva. Y de apaciguar su furia.
-Hice muchas locuras en el pasado-dijo-Y no me acuerdo de la mayoría de ellas porque estaba trompa. Necesito tu ayuda para recordar.
-¿Trompa?-se extrañó Jane-¿Qué tienen que ver los elefantes con nosotros?

lunes, 15 de junio de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad. 
Es oficial que Daniel está cortejando a Estelle. ¿Qué pasará ahora?
Estelle comparte sus miedos con su prima Olivia.

-Tengo miedo de estar soñando y de acabar despertando-le confesó Estelle a Olivia.
-Pues yo te aseguro que no estás soñando para nada-le aseguró su prima con una sonrisa-Está ocurriendo de verdad.
                                Olivia estaba enrollando un ovillo de lana. Y Estelle la estaba ayudando. Una tarde antes, Freddie había obtenido de sir Joshua el permiso oficial para cortejarla. Jai había dado su visto bueno, aunque se mantenía reticente. Era algo normal. Freddie Birkhurst no era lo que se esperaba de un caballero inglés. Seguía sin ser un caballero inglés.
-Pero ha cambiado-le dijo a Olivia-Le veo distinto.
-A lo mejor, no ha cambiado-opinó su prima.
                           Le dio un beso cariñoso en la mejilla.
                           Pero Estelle no dejaba de estar nerviosa. Pesaban sobre ellos muchas cosas. A veces, tenía la sensación de que Freddie no pertenecía a aquel lugar. Decía unas cosas tan raras. Actuaba de un modo tan raro. Podía parecer una locura, pero Estelle sentía que no estaba hablando con el verdadero Freddie Birkhurst.
                           Que había algún espíritu habitando en su cuerpo. Y ese espíritu desaparecería dejando al verdadero Freddie Birkhurst. Era una sensación extraña que no sabía cómo explicar.
                           Luego, estaba el asunto del capitán Sturges. Aquel hombre se había propuesto cortejarla.
                           Cierto era que no sabía nada de él desde que llegó a Piedade. Pero no podía quitarse de la cabeza sus intenciones hacia ella.
                           Estelle no era ninguna amoral.
-He de contarle lo que está pasando al capitán Sturges-le comentó a Olivia-Le escribiré una carta.
-No sé cuándo mis tíos piensan regresar a Calcuta-dijo Olivia-A veces, no se puede hablar con alguien en persona. Me ha pasado con Greg.
-¿Es verdad que ya no hay nada entre vosotros?
-Hubo algo entre nosotros en el pasado. Él me cortejaba. Y yo pensaba que quería estar toda la vida con él. Me ocurrió lo mismo que te pasó con el capitán Sturges en tu fiesta de cumpleaños. Greg me besó en varias ocasiones mientras me cortejaba. Y yo no sentí nada.
-Puedes entenderme.
                             Olivia tenía la sensación de que Estelle y ella tenían muchas cosas en común. Más cosas en común de las que había pensado en un primer momento, cuando la conoció unos meses antes, al llegar a la casa de sus tíos en Calcuta.

jueves, 11 de junio de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Llevo más de un mes sin meterme en este blog y sin subir un fragmento de este intenso fanfic.
No sé cuándo volveré a hacer una entrada relacionada con Un sueño hecho realidad. 
De momento, os dejo este fragmento en el que nos vamos de pedida.

                                      Al día siguiente, por la tarde, Daniel acudió a la casa de los Templewood.
                                      Toda la familia se congregó en el salón.
                                      Daniel no dejó de pensar en lo surrealista que le parecía aquella situación.
                                      Miró las caras de las cuatro personas que estaban allí congregadas. Ya no le parecían personajes sacados de una novela romántica. Eran personas reales. Tan reales como lo era él. No estoy soñando, reflexionó Daniel.
                                       El yogui con el que había hablado las dos veces anteriores tenía razón. Estaba allí porque tenía que cumplir con su Destino. De pronto, empezó a hablar. Las palabras brotaron sin control por su garganta. A ciencia cierta, sabía que en el siglo XIX las cosas eran muy distintas a como eran en el año 1992.
                                        Se había saltado todos los pasos a seguir en una relación de pareja decimonónica. No había ido a ver a los padres de Estelle.
                                         No le había pedido permiso a sir Joshua para cortejar a su hija. Y, de pronto, vio cómo el hombre abría de manera desmesurada los ojos. Jai se puso tan pálido que Daniel pensó que se iba a desmayar.
                                      Si me dice algo, saltaré y le diré cuatro cosas bien dichas, pensó el muchacho. El problema era que lo que estaba viviendo no aparecía reflejado en la novela de Rebecca Ryman. Estaba metido en el fanfic de Ana. Todo lo que contaba su novia en el fanfic era bien distinto a lo que ocurría en la novela. No sabía lo que iba a hacer Jai. En cambio, sí sabía lo que hacía en la novela. Olivia era la única que estaba tranquila. Lady Bridget ahogó un grito.
-Yo creía que usted estaba interesado en mi sobrina-afirmó sir Joshua con la voz estrangulada.
-Su sobrina está enamorada de su hijo Jai-le aseguró Daniel hablando muy deprisa-Y Jai está colado por su sobrina.
-¿Qué dice?-casi gritó Olivia, poniéndose roja como la grana.
                                  Jai no se atrevía a mirarla. Desde la muerte de Sujata, había vivido volcado en su trabajo.
-Yo estoy loco por su hija-se sinceró Daniel-Y ella está loca por mí. Sólo espero que nos dé su permiso para que pueda salir con ella.
                                 Estelle no estaba allí. Estaba en la cocina, ya que se había empeñado en aprender a preparar un postre hindú. Sin embargo, al escuchar la voz de Freddie, el corazón de Estelle dio un vuelco. Se olvidó del postre y apoyó su oído contra la madera de la puerta.
                                 Los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas de alegría. Me ama, pensó con regocijo. Y ella también lo amaba. Lo amaba con tanta intensidad que sentía miedo de sí misma.
-El capitán Sturgis...-quiso decir lady Bridget, refiriéndose al pretendiente de Estelle.
-¡Me importa una mierda ese pijo!-la interrumpió Daniel de manera brusca-Él no quiere a Estelle. Yo sí me muero de amor por ella. No soy el tío adecuado para ella. Pero Estelle me hace querer ser mejor persona.
                               Las cuatro personas que estaban reunidas en el salón se miraron entre sí. Pensaron que el comportamiento de Freddie Birkhust era distinto. Había cambiado mucho en los últimos días. Era cierto que hablaba de un modo extraño. Incluso, los criados decían que hablaba en español. ¿En español? Pero ya no protagonizaba sonoros escándalos. Ya no salía por las noches a emborracharse.
                              Sir Joshua tuvo que reconocer que le gustaba el nuevo Freddie. Sin embargo, Jai tenía sus reservas.
-Anuradha es lo más importante de mi vida-afirmó el hombre con voz dura-Ha sido así desde que nació. Te mataré como le hagas daño.
-¡No me hará daño, Jai!-intervino Estelle.
                             Salió de manera precipitada de la cocina. Se acercó corriendo hasta donde estaban todos reunidos. El rostro de Estelle parecía brillar.
                             Daniel estaba atónito. ¿Quién narices era la tal Anuradha?
                              De pronto, tuvo la sensación de que se estaba refiriendo a Estelle. En la novela, Jai y Estelle sólo salían juntos en una escena, la del funesto baile que ofrece Olivia después de enterarse de que estaba esperando un hijo de Freddie. Lo demás eran recuerdos de Estelle. Cosas que le contaba a su prima relacionadas con el tiempo que estuvo con Jai.
-¿Quieres a tu hermana?-le preguntó a éste.
-¡Adoro a mi hermana!-respondió Jai con firmeza-No sé a cuento de qué viene esa pregunta.
-Porque yo la amo con todas mis fuerzas. Es lo más importante para ti y para mí.
-¡Oh, Freddie!-exclamó Estelle.
                             Y lo abrazó con fuerza.

 

                                 Olivia sintió cómo las lágrimas corrían por sus mejillas. Estaba contenta porque veía que su prima era feliz al lado de la persona que realmente amaba.
                                  Llena de dicha, Estelle estampó un beso apasionado en los labios de Daniel.
                                  Mi sitio está aquí, pensó el joven con determinación.