Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Estelle decide, finalmente, ponerse en contacto con el capitán Sturgis. De modo que le escribe una carta.
No se le daba bien escribir notas de ruptura.
Estelle llegó a aquella conclusión mientras contemplaba la hoja en blanco que tenía ante ella.
Estaba sentada ante el escritorio de su habitación. Tenía la pluma a un lado. El tintero estaba lleno. Pero no se le ocurría nada. Miró a su prima Olivia, quién estaba sentada en su cama.
Después de todo, su prima tenía más experiencia que ella en romper por carta. Ya le había escrito una carta a Greg contándole lo que había. Que ya no estaba enamorada de él.
Olivia bufó de manera ruidosa.
Veía a Freddie muy cambiado. Sin embargo, no podía olvidar el espectáculo que protagonizó durante la burra khana de los Pennworthy. No obstante, parecía ser otro joven distinto al que ella había conocido.
-¿Qué le digo al capitán Sturgis?-le preguntó Estelle con voz implorante-No quiero que sufra.
-Sufrirá si realmente está enamorado de ti-respondió Olivia.
-Nunca me ha hablado de amor. Quiere cortejarme.
También Freddie quería cortejar a Olivia, recordó Estelle. Y no estaba enamorado de ella.
Un cortejo no tenía nada que ver con el amor. Al menos, en la mayoría de los casos. Tenía que ver con otros motivos distintos al amor.
-¿Cómo se lo contaste a Greg?-interrogó Estelle a Olivia-¿Cómo le contaste por carta que no le amabas?
Era una pregunta difícil, reconoció Olivia. No habían hablado exactamente de romper en las misivas que intercambiaron.
Greg tenía muchos puntos en común con el capitán Sturgis. Estaba interesado en ella y la rondaba.
-En realidad, creo que él se dio cuenta de que no sentía nada por él-contestó Olivia.
Tampoco Greg había estado realmente enamorado de ella. De haberse casado, habrían sido muy desgraciados. No obstante, sí había existido un cariño sincero y real entre ellos. Las cosas pudieron haber funcionado.
-Sé que piensas que estoy haciendo mal-admitió Estelle-Me he convertido en una ramera porque me veo a escondidas con Freddie.
-¿Cómo es estar con un hombre?-le preguntó a bocajarro y por sorpresa Olivia.
-¿Qué dices?
-Me sabe mal hacerte esta pregunta. Soy más mayor que tú. Y...Tú tienes más experiencia que yo con los hombres. Y...Bueno...Tengo curiosidad. Nada más...
Olivia se sonrojó.
-No hace falta que sigas-la interrumpió Estelle-Te entiendo.
-Vas a pensar que soy una tonta-se lamentó Olivia.
-¿Nunca antes te has enamorado?
Olivia pensó en Jai. Ignoraba lo que sentía realmente por él.
¿Acaso podía estar enamorándose del hermano mayor de Estelle? Sentía algo muy raro en el estómago cuando estaba a su lado. Hablándole. Cuando él le sonreía. ¿Podía ser amor?
Estelle recordó lo protegida que se sentía cuando estaba en brazos de Freddie en el arrozal.
Las estrellas le parecían más brillantes. Más grandes...
Cuando sus labios colmaban de besos el torso desnudo de Freddie. Cuando su boca se apoderaba con ansia de la boca del joven.
Entonces, se sentía la mujer más feliz del mundo. Sentía que los dos eran los únicos habitantes de aquel lugar que habían construido sólo para ellos.
-Es lo más bonito que le puede ocurrir a una mujer-le aseguró a su prima-Cuando hay amor, el estar con la persona amada, es la mejor experiencia que le puede ocurrir a una mujer. Porque quieres fundirte con él.
-He oído que duele-murmuró Olivia sonrojándose.
-No es para tanto. Te lo puedo asegurar.
-Quiero ser amada como lo eres tú, prima. Pero también tengo miedo de que te rompan el corazón. Eso significaría que también me pueden romper el corazón.
¿Pueden las novelas románticas hacerse realidad? El blog de mis fanfics de "Olivia y Jai"
viernes, 26 de junio de 2015
jueves, 25 de junio de 2015
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Vamos a complicar aún más la situación. Reaparece en escena el capitán Sturgis.
El capitán John Sturgis aceptó la taza de té que le tendió su criada hindú.
Había regresado a Calcuta hacía unos días tras haber estado fuera desde poco después del comienzo de la temporada del monzón.
Su casa no se había visto muy afectada por las tormentas. Los criados se habían ocupado de arreglar los pocos desperfectos que había sufrido. El capitán disfrutaba de su trabajo. A bordo de su barco, se sentía el dueño y señor del mar. Era una sensación indescriptible la que le embargaba. Cierto era que pasaba mucho tiempo fuera de su casa. Sin embargo, merecía la pena.
Viajando, había conocido a muchas personas. Había destrozado unos cuantos corazones.
Pero la sensación de libertad que experimentaba cuando surcaba el mar no la cambiaba por nada del mundo.
Se le veía siempre en el puente. Consultando un mapa. Hablando con su segundo de a bordo. No pensaba dejar su trabajo después de casarse. Era algo que su futura esposa debía de entender.
No había nacido para estar en un lugar fijo.
Releyó con gesto serio la carta que su madre le había escrito desde Inglaterra. Desde luego, eran malas noticias.
Su tío se había recuperado de la enfermedad que había sufrido. Pero no sólo se encontraba mejor.
Su sobrino John ya no sería el marqués de Quenberry. Decía que no servía para ostentar aquel título. Debía de vivir de manera fija en Londres. Ni siquiera podía saltarse ni una sola cita en el Parlamento. Lord Quenberry tenía escaño en la Cámara de los Lores. Incluso, había ostentado el cargo de Presidente de la misma. Su sobrino no servía para eso.
Había decidido que otro sobrino suyo, primo del capitán, heredera aquel título. Naturalmente, mistress Sturgis estaba furiosa. Había dado por sentado que su hijo mayor sería el nuevo lord Quneberry. Pero no había sido así. No sería así.
Mistress Sturgis escupía veneno en sus líneas. Estaba furiosa con el hermano mayor de su difunto marido, el padre de su hijo. Creía que las cosas cambiarían si John se casaba. Pero parecía que se estaba tomando el asunto con demasiada calma.
John dejó la carta encima de la mesita que estaba frente a él. Se hallaba sentado en el sofá de terciopelo de color dorado del salón de su casa en Calcuta. Ya habían transcurrido algunos meses desde el inicio de la temporada de monzones. Unos meses en los que no había visto a Estelle Templewood.
Se quedó pensativo. Estelle no le había escrito en aquellos meses. No había recibido ni una sola carta suya. ¿Acaso lo había olvidado? Creía que había algo entre ellos. Al capitán Sturgis le gustaba Estelle. Era una joven muy atractiva. Demasiado parlanchina...
Desde luego, la marquesa de Quenberry no debía de ser como lo era Estelle Templewood.
Debía de ser más comedida. No debía de decir lo que pensaba. Y Estelle no era para nada comedida y sí, en cambio, era demasiado impulsiva.
Sin embargo, la muchacha era la hija de uno de los hombres más ricos de la colonia inglesa en Calcuta. Cierto era que sir Joshua Templewood había pecado de excéntrico al casarse en primeras nupcias con Chandramani, la hija de un jefe tribal. ¡Tan sólo porque la había dejado embarazada!
Un comportamiento tan estrafalario sería una ofensa imperdonable en Inglaterra. Jai, el hermano mestizo de Estelle, no debía de visitar jamás Londres.
El capitán Sturgis pensaba que su tío acabaría recapacitando. Él se convertiría en lord Quenberry.
Necesitaba a su lado a una esposa como Estelle. Se le estaban acabando las opciones. Arabella Winter era demasiado vieja. Charlotte Smithers era demasiado escandalosa. Jane Watkins era demasiado histriónica. Quedaba Polly, quien, en su opinión, se maquillaba demasiado. ¿Y Lily? Demasiado pelirroja...No...
Había hecho una lista con las posibles candidatas a ser su esposa. Y la lista se había visto reducida al nombre de Estelle Templewood.
El capitán esperaba recibir tarde o temprano noticias de la chica. Estaba convencido de que ella sentía algo por él.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Vamos a complicar aún más la situación. Reaparece en escena el capitán Sturgis.
El capitán John Sturgis aceptó la taza de té que le tendió su criada hindú.
Había regresado a Calcuta hacía unos días tras haber estado fuera desde poco después del comienzo de la temporada del monzón.
Su casa no se había visto muy afectada por las tormentas. Los criados se habían ocupado de arreglar los pocos desperfectos que había sufrido. El capitán disfrutaba de su trabajo. A bordo de su barco, se sentía el dueño y señor del mar. Era una sensación indescriptible la que le embargaba. Cierto era que pasaba mucho tiempo fuera de su casa. Sin embargo, merecía la pena.
Viajando, había conocido a muchas personas. Había destrozado unos cuantos corazones.
Pero la sensación de libertad que experimentaba cuando surcaba el mar no la cambiaba por nada del mundo.
Se le veía siempre en el puente. Consultando un mapa. Hablando con su segundo de a bordo. No pensaba dejar su trabajo después de casarse. Era algo que su futura esposa debía de entender.
No había nacido para estar en un lugar fijo.
Releyó con gesto serio la carta que su madre le había escrito desde Inglaterra. Desde luego, eran malas noticias.
Su tío se había recuperado de la enfermedad que había sufrido. Pero no sólo se encontraba mejor.
Su sobrino John ya no sería el marqués de Quenberry. Decía que no servía para ostentar aquel título. Debía de vivir de manera fija en Londres. Ni siquiera podía saltarse ni una sola cita en el Parlamento. Lord Quenberry tenía escaño en la Cámara de los Lores. Incluso, había ostentado el cargo de Presidente de la misma. Su sobrino no servía para eso.
Había decidido que otro sobrino suyo, primo del capitán, heredera aquel título. Naturalmente, mistress Sturgis estaba furiosa. Había dado por sentado que su hijo mayor sería el nuevo lord Quneberry. Pero no había sido así. No sería así.
Mistress Sturgis escupía veneno en sus líneas. Estaba furiosa con el hermano mayor de su difunto marido, el padre de su hijo. Creía que las cosas cambiarían si John se casaba. Pero parecía que se estaba tomando el asunto con demasiada calma.
John dejó la carta encima de la mesita que estaba frente a él. Se hallaba sentado en el sofá de terciopelo de color dorado del salón de su casa en Calcuta. Ya habían transcurrido algunos meses desde el inicio de la temporada de monzones. Unos meses en los que no había visto a Estelle Templewood.
Se quedó pensativo. Estelle no le había escrito en aquellos meses. No había recibido ni una sola carta suya. ¿Acaso lo había olvidado? Creía que había algo entre ellos. Al capitán Sturgis le gustaba Estelle. Era una joven muy atractiva. Demasiado parlanchina...
Desde luego, la marquesa de Quenberry no debía de ser como lo era Estelle Templewood.
Debía de ser más comedida. No debía de decir lo que pensaba. Y Estelle no era para nada comedida y sí, en cambio, era demasiado impulsiva.
Sin embargo, la muchacha era la hija de uno de los hombres más ricos de la colonia inglesa en Calcuta. Cierto era que sir Joshua Templewood había pecado de excéntrico al casarse en primeras nupcias con Chandramani, la hija de un jefe tribal. ¡Tan sólo porque la había dejado embarazada!
Un comportamiento tan estrafalario sería una ofensa imperdonable en Inglaterra. Jai, el hermano mestizo de Estelle, no debía de visitar jamás Londres.
El capitán Sturgis pensaba que su tío acabaría recapacitando. Él se convertiría en lord Quenberry.
Necesitaba a su lado a una esposa como Estelle. Se le estaban acabando las opciones. Arabella Winter era demasiado vieja. Charlotte Smithers era demasiado escandalosa. Jane Watkins era demasiado histriónica. Quedaba Polly, quien, en su opinión, se maquillaba demasiado. ¿Y Lily? Demasiado pelirroja...No...
Había hecho una lista con las posibles candidatas a ser su esposa. Y la lista se había visto reducida al nombre de Estelle Templewood.
El capitán esperaba recibir tarde o temprano noticias de la chica. Estaba convencido de que ella sentía algo por él.
miércoles, 24 de junio de 2015
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Veamos cómo Estelle llega a casa tras haber pasado la noche en el arrozal con Daniel.
Daniel acompañó a Estelle a su casa antes del amanecer.
-No quiero despertar a nadie-le dijo la muchacha.
-Te veré esta tarde-le prometió Daniel.
Se besaron hasta en tres ocasiones. Se besaron con pasión porque no querían separarse. Se besaron con mucha ternura porque se amaban.
Se demostraban aquel amor con gestos.
Estelle iba a entrar por la puerta de la cocina, pero fue Olivia quién le abrió la puerta. La joven tenía los ojos hinchados por la falta de sueño. Era evidente que estaba disgustada. Estelle pasó dentro.
-¿Te has vuelto loca o qué?-le increpó Olivia nada más cerrar la puerta.
-Freddie y yo nos vamos a casar-contestó Estelle.
El cabello de color caoba de Olivia estaba suelto. Lo llevaba enredado.
Llevaba puesto el camisón. Estelle se fijó en que iba descalza.
-Pensaba que te alegrabas por nosotros-añadió Estelle con tristeza-Al menos, que te alegrabas por mí.
-Son muchas las cosas que me preocupan-se sinceró Olivia.
La joven había ido en mitad de la noche al cuarto de Estelle cuando bajó a beber agua por si quería beber ella también agua.
A punto estuvo de desmayarse cuando vio la cama de su prima sin deshacer y vacía.
Olivia había pasado el resto de la noche yendo de un lado a otro de la casa. No sabía qué hacer. Se retorcía las manos con nerviosismo, aún viendo que Estelle había vuelto a casa.
-Ten mucho cuidado-le advirtió Olivia.
Estelle era como una hermana pequeña para ella. La barbilla ligeramente cuadrada de Olivia tembló.
-No quiero que te ocurra nada malo-añadió la joven con sinceridad-Todavía hay muchas cosas en el aire. ¿Crees que Jane Watkins aceptará de buen grado que el honorable mister Birkhurst la deje? ¿Qué diría el capitán Sturgis? Has pensado en todo eso. Pero prefieres obviarlo.
Estelle se dejó caer en una silla. Por supuesto que había pensado tanto en Jane como en el capitán Sturgis. Sin embargo, prefería hablar con el gallardo capitán por carta. Estaba convencida de que lo asumiría de buen grado. Después de todo, ni siquiera la estaba cortejando de manera oficial. No había nada entre ellos.
Olivia se puso de cuclillas ante ella y le cogió la mano.
El problema de Estelle era que era demasiado impulsiva. Se parecía mucho a ella en aquel aspecto.
-Todo va a salir bien, Livvy-le aseguró Estelle a su prima-Jane lo aceptará porque Freddie nunca ha estado enamorado de ella. En cuanto al capitán Sturgis...Yo creo que me olvidará de forma rápida. No le he visto enamorado de mí. Al menos, como Freddie me ama.
Estelle esbozó una sonrisa tranquilizadora. Pero Olivia estaba algo inquieta.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Veamos cómo Estelle llega a casa tras haber pasado la noche en el arrozal con Daniel.
Daniel acompañó a Estelle a su casa antes del amanecer.
-No quiero despertar a nadie-le dijo la muchacha.
-Te veré esta tarde-le prometió Daniel.
Se besaron hasta en tres ocasiones. Se besaron con pasión porque no querían separarse. Se besaron con mucha ternura porque se amaban.
Se demostraban aquel amor con gestos.
Estelle iba a entrar por la puerta de la cocina, pero fue Olivia quién le abrió la puerta. La joven tenía los ojos hinchados por la falta de sueño. Era evidente que estaba disgustada. Estelle pasó dentro.
-¿Te has vuelto loca o qué?-le increpó Olivia nada más cerrar la puerta.
-Freddie y yo nos vamos a casar-contestó Estelle.
El cabello de color caoba de Olivia estaba suelto. Lo llevaba enredado.
Llevaba puesto el camisón. Estelle se fijó en que iba descalza.
-Pensaba que te alegrabas por nosotros-añadió Estelle con tristeza-Al menos, que te alegrabas por mí.
-Son muchas las cosas que me preocupan-se sinceró Olivia.
La joven había ido en mitad de la noche al cuarto de Estelle cuando bajó a beber agua por si quería beber ella también agua.
A punto estuvo de desmayarse cuando vio la cama de su prima sin deshacer y vacía.
Olivia había pasado el resto de la noche yendo de un lado a otro de la casa. No sabía qué hacer. Se retorcía las manos con nerviosismo, aún viendo que Estelle había vuelto a casa.
-Ten mucho cuidado-le advirtió Olivia.
Estelle era como una hermana pequeña para ella. La barbilla ligeramente cuadrada de Olivia tembló.
-No quiero que te ocurra nada malo-añadió la joven con sinceridad-Todavía hay muchas cosas en el aire. ¿Crees que Jane Watkins aceptará de buen grado que el honorable mister Birkhurst la deje? ¿Qué diría el capitán Sturgis? Has pensado en todo eso. Pero prefieres obviarlo.
Estelle se dejó caer en una silla. Por supuesto que había pensado tanto en Jane como en el capitán Sturgis. Sin embargo, prefería hablar con el gallardo capitán por carta. Estaba convencida de que lo asumiría de buen grado. Después de todo, ni siquiera la estaba cortejando de manera oficial. No había nada entre ellos.
Olivia se puso de cuclillas ante ella y le cogió la mano.
El problema de Estelle era que era demasiado impulsiva. Se parecía mucho a ella en aquel aspecto.
-Todo va a salir bien, Livvy-le aseguró Estelle a su prima-Jane lo aceptará porque Freddie nunca ha estado enamorado de ella. En cuanto al capitán Sturgis...Yo creo que me olvidará de forma rápida. No le he visto enamorado de mí. Al menos, como Freddie me ama.
Estelle esbozó una sonrisa tranquilizadora. Pero Olivia estaba algo inquieta.
martes, 23 de junio de 2015
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
Hoy, toca un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Veamos qué ocurre después de que Daniel le dé a lady Birkhurst la noticia de que va a casarse con Estelle.
Daniel respiró aliviado cuando aquel médico de expresión seria salió de la habitación de La Tacañona.
Por suerte, la mujer sólo había sufrido un desmayo. En opinión del médico, había recibido un impacto muy duro. O eso o es la Reina de la exageración, pensó Daniel.
Quería preguntarle al médico si era el doctor Humphries. El mismo doctor Humphries que había traído a Estelle al mundo. El mismo doctor Humphries que asistió a Olivia cuando dio a su segundo hijo, Alistair. El niño que tuvo con Freddie. Pero no sabía cómo preguntárselo.
-¿Está muy chunga?-quiso saber el joven.
-No entiendo lo que quiere decir, pero su madre sobrevivirá-contestó el médico, fulminando a Daniel con la mirada.
-¡Qué alivio, tío!
-¿Perdone?
-Cosas mías...
-Procure que descanse por esta noche.
-Así lo haré.
Kanvar acompañó al médico a la entrada.
Daniel se quedó solo en el salón.
Definitivamente, no era el doctor Humphries. Aquel médico tenía un fuerte acento portugués. El doctor Humphries era inglés o, al menos, pertenecía a la colonia inglesa de Calcuta.
Por la noche, se encontró con Estelle en los arrozales.
-¡Qué feliz soy, Freddie!-exclamó ella cuando llegó a su altura-¡No te lo puedes imaginar!
Por suerte, el médico portugués había administrado algo llamado láudano a La Tacañona. La había dejado fuera de combate durante toda la noche. En el fondo, Daniel sentía lástima por aquella mujer.
Su hijo había resultado ser una tremenda decepción. Posiblemente, acabaría depositando sus esperanzas en el hijo de éste. Ignoraba si Olivia y Jai iba a tener una segunda parte. Y qué papel jugaría Estelle en aquella segunda parte.
-Mi madre...-empezó a hablar Daniel. Le resultaba difícil referirse a lady Birkhurst como su madre cuando, en realidad, no era su madre-Lo sabe. Sabe lo nuestro.
Se detuvo en aquel pensamiento. Lady Birkhurst era la madre de Freddie. Pero no era su madre. Podía sentir pena por aquella mujer.
Pero no tenía porqué obedecerla. Daniel era mayor de edad.
A pesar de lo absurdo de aquella situación, amaba a Estelle. Y, si quería, podía casarse con ella.
Las únicas personas a las que debía de rendir cuentas no estaban en Piedade. Y, por desgracia, no estaban vivas en su mundo. Pero, ¿acaso no estaba viviendo en el mismo mundo que él conocía? Piedade debía de existir. Al menos, en Geografía. Lo mismo que la isla de Dívar. Lo que estaba ocurriendo allí era real.
Era real.
Tan real como el cuerpo desnudo que se pegó a su cuerpo desnudo mientras yacían acostados sobre el suelo del arrozal.
Tan real como la piel que sus dedos acariciaron. Como el cuerpo que estaba debajo de su cuerpo y que abrazaba con fuerza.
-El capitán Sturgis no lo sabe-le contó Estelle-Se lo quiero contar por carta. Cuanto antes lo sepa, mejor.
-¿No te asusta cómo pueda reaccionar?-se inquietó Daniel.
-Parece un hombre inofensivo.
Los labios de Daniel se apoderaron de los labios de Estelle. Perdió la cuenta de las veces en la que la besó. Los besos que le dio estaban cargados de ardor. Fueron besos largos y apasionados, pero, al miso tiempo, besos muy dulces.
No permitiré que te ocurra nada, pensó.
La besó una y otra vez en el cuello, maravillándose por lo esbelto que era.
Había perdido a Alejandra y también había perdido a Ana.
Oyó gemir a Estelle mientras llenaba de besos sus pechos, pequeños y redondos, pero firmes.
Recorrió con su lengua el vientre liso de la muchacha que se estremecía debajo de él.
Besó con delicadeza el sexo de la joven.
Se introdujo lentamente en el cuerpo de Estelle. Todo su ser palpitaba por ella.
Durante unos instantes, fueron un solo ser. Dos personas que se encontraban en la oscuridad para amarse a solas en un arrozal.
Daniel sintió las manos de Estelle incrustadas en su espalda. El miedo a perderla se apoderó de él. Parecía estar maldito en lo relativo a todas las mujeres que había en su vida. Había perdido a dos de ellas. Ana...Alejandra...¿Y si le ocurría lo mismo a Estelle? ¿Y si la perdía?
Se olvidó de todo cuando el mundo estalló en mil colores a su alrededor. Y Estelle mordió su hombro en un arrebato.
Llenó de besos el rostro de la chica cuando se derrumbó sobre ella.
-Me moriría si te ocurriera algo-le confesó con la voz entrecortada-No quiero perderte. ¡No podría soportarlo!
-No me va a pasar nada-le aseguró Estelle.
Le dedicó una sonrisa dulce y brillante.
Hoy, toca un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Veamos qué ocurre después de que Daniel le dé a lady Birkhurst la noticia de que va a casarse con Estelle.
Daniel respiró aliviado cuando aquel médico de expresión seria salió de la habitación de La Tacañona.
Por suerte, la mujer sólo había sufrido un desmayo. En opinión del médico, había recibido un impacto muy duro. O eso o es la Reina de la exageración, pensó Daniel.
Quería preguntarle al médico si era el doctor Humphries. El mismo doctor Humphries que había traído a Estelle al mundo. El mismo doctor Humphries que asistió a Olivia cuando dio a su segundo hijo, Alistair. El niño que tuvo con Freddie. Pero no sabía cómo preguntárselo.
-¿Está muy chunga?-quiso saber el joven.
-No entiendo lo que quiere decir, pero su madre sobrevivirá-contestó el médico, fulminando a Daniel con la mirada.
-¡Qué alivio, tío!
-¿Perdone?
-Cosas mías...
-Procure que descanse por esta noche.
-Así lo haré.
Kanvar acompañó al médico a la entrada.
Daniel se quedó solo en el salón.
Definitivamente, no era el doctor Humphries. Aquel médico tenía un fuerte acento portugués. El doctor Humphries era inglés o, al menos, pertenecía a la colonia inglesa de Calcuta.
Por la noche, se encontró con Estelle en los arrozales.
-¡Qué feliz soy, Freddie!-exclamó ella cuando llegó a su altura-¡No te lo puedes imaginar!
Por suerte, el médico portugués había administrado algo llamado láudano a La Tacañona. La había dejado fuera de combate durante toda la noche. En el fondo, Daniel sentía lástima por aquella mujer.
Su hijo había resultado ser una tremenda decepción. Posiblemente, acabaría depositando sus esperanzas en el hijo de éste. Ignoraba si Olivia y Jai iba a tener una segunda parte. Y qué papel jugaría Estelle en aquella segunda parte.
-Mi madre...-empezó a hablar Daniel. Le resultaba difícil referirse a lady Birkhurst como su madre cuando, en realidad, no era su madre-Lo sabe. Sabe lo nuestro.
Se detuvo en aquel pensamiento. Lady Birkhurst era la madre de Freddie. Pero no era su madre. Podía sentir pena por aquella mujer.
Pero no tenía porqué obedecerla. Daniel era mayor de edad.
A pesar de lo absurdo de aquella situación, amaba a Estelle. Y, si quería, podía casarse con ella.
Las únicas personas a las que debía de rendir cuentas no estaban en Piedade. Y, por desgracia, no estaban vivas en su mundo. Pero, ¿acaso no estaba viviendo en el mismo mundo que él conocía? Piedade debía de existir. Al menos, en Geografía. Lo mismo que la isla de Dívar. Lo que estaba ocurriendo allí era real.
Era real.
Tan real como el cuerpo desnudo que se pegó a su cuerpo desnudo mientras yacían acostados sobre el suelo del arrozal.
Tan real como la piel que sus dedos acariciaron. Como el cuerpo que estaba debajo de su cuerpo y que abrazaba con fuerza.
-El capitán Sturgis no lo sabe-le contó Estelle-Se lo quiero contar por carta. Cuanto antes lo sepa, mejor.
-¿No te asusta cómo pueda reaccionar?-se inquietó Daniel.
-Parece un hombre inofensivo.
Los labios de Daniel se apoderaron de los labios de Estelle. Perdió la cuenta de las veces en la que la besó. Los besos que le dio estaban cargados de ardor. Fueron besos largos y apasionados, pero, al miso tiempo, besos muy dulces.
No permitiré que te ocurra nada, pensó.
La besó una y otra vez en el cuello, maravillándose por lo esbelto que era.
Había perdido a Alejandra y también había perdido a Ana.
Oyó gemir a Estelle mientras llenaba de besos sus pechos, pequeños y redondos, pero firmes.
Recorrió con su lengua el vientre liso de la muchacha que se estremecía debajo de él.
Besó con delicadeza el sexo de la joven.
Se introdujo lentamente en el cuerpo de Estelle. Todo su ser palpitaba por ella.
Durante unos instantes, fueron un solo ser. Dos personas que se encontraban en la oscuridad para amarse a solas en un arrozal.
Daniel sintió las manos de Estelle incrustadas en su espalda. El miedo a perderla se apoderó de él. Parecía estar maldito en lo relativo a todas las mujeres que había en su vida. Había perdido a dos de ellas. Ana...Alejandra...¿Y si le ocurría lo mismo a Estelle? ¿Y si la perdía?
Se olvidó de todo cuando el mundo estalló en mil colores a su alrededor. Y Estelle mordió su hombro en un arrebato.
Llenó de besos el rostro de la chica cuando se derrumbó sobre ella.
-Me moriría si te ocurriera algo-le confesó con la voz entrecortada-No quiero perderte. ¡No podría soportarlo!
-No me va a pasar nada-le aseguró Estelle.
Le dedicó una sonrisa dulce y brillante.
miércoles, 17 de junio de 2015
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
Aquí os traigo otro nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Vamos a ver cómo Daniel y lady Birkhurst tienen una interesante conversación.
Daniel comió con lady Birkhurst al día siguiente.
Le parecía raro estar comiendo aquella cosa. ¿Cómo le había dicho Kanvar que se llamaba? Se llamaba chaat. Era como comer galletitas saladas. Se utilizaba a modo de aperitivo antes de la comida. Daniel pensó que podía comprarse una bolsa de Cheetos, sobre todo, ahora que habían cambiado la mascota por un tigre pasota que se llamaba Chester. Pero los tigres como Chester no abundaban en Piedade. Ni podía comprar Cheetos.
Ya sabía lo que había pasado entre Jane Watkins y Freddie Birkhurst. Por lo visto, el honorable inglesito había estado tonteando con aquella pobrecilla.
No se habían enrollado, pero ella había quedado muy colgada por él. Cuando Daniel le dijo a Jane que iba a romper su compromiso con ella, le arreó tal bofetón que todavía le ardía la mejilla. Pero no pensaba seguir adelante con aquella historia.
-¿Cómo has dicho?-se escandalizó lady Birkhurst cuando el que se suponía que era su hijo le contó sus planes.
-No pienso casarme con esa Jane-contestó Daniel con firmeza-Y se puede ir olvidando de que le tire los trastos a Cara de Perro. Yo quiero estar con Estelle. ¡Con Estelle Templewood!
-¿Estás borracho?
Es imposible hablar con esta tía, pensó Daniel con frustración. Detuvo la perorata de lady Birkhurst con la mano. Sabía lo que iba a decir.
-Mira, me importa una mierda que Jai sea mestizo-le aseguró.
-¡Frederick!-gritó lady Birkhurst horrorizada.
Desde luego, su hijo estaba muy cambiado. Era cierto que no había vuelto a salir de juerga desde que regresó de improviso a Calcuta tras haber abandonado la plantación la tarde anterior al monzón. Pero estaba peor que cuando se marchó.
Freddie había aceptado de buen grado cortejar a Olivia O' Rourke. Sin embargo, pensaba llevar a la ruina a la familia casándose con la prima de ésta. Lady Birkhurst no tenía nada en contra de Estelle. Pero no dejaba de ser la hermanastra de un mestizo. ¿Desde cuándo eso no le importaba lo más mínimo a Freddie? Sin embargo, el joven estaba decidido a seguir adelante con aquella locura.
-He hablado con sir Joshua-le informó-Me da permiso para que salga con Estelle. Es posible que me case con ella antes de que te des cuenta. O me caso con ella o nos vamos a vivir juntos.
Lady Birkhurst se puso pálida al escuchar aquella advertencia. ¿Acaso Freddie se había vuelto loco? ¡Quería vivir en pecado con Estelle Templewood! Se resistía a escuchar lo que estaba escuchando. Daniel observó a La Tacañona. Le faltaba la respiración. ¡Joder, no quiero que la palme!, pensó. Pero necesitaba hacerle entender que se trataba de su vida. Lo cual era muy difícil. Lady Birkhurst era la madre de Freddie. Pero no era su madre.
-Mira, tía, lo siento-se disculpó-Pero es mi vida.
Ya era mayor de edad. Sabía bien lo que estaba haciendo.
Nunca antes se había sentido tan seguro como en aquellos momentos.
-Amo a Estelle Templewood como nunca antes he amado a nadie-añadió con firmeza-Y te guste o no te guste, vamos a estar juntos.
Lady Birkhurst se supo perdida. Freddie estaba dispuesto a llevar a su familia a la ruina.
Dio un alarido. Una criada histérica entró dando gritos en el comedor. De pronto, Daniel contempló cómo La Tacañona caía al suelo de la silla todo lo larga que era.
-¡Joder, me la he cargado!-pensó.
Aquí os traigo otro nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Vamos a ver cómo Daniel y lady Birkhurst tienen una interesante conversación.
Daniel comió con lady Birkhurst al día siguiente.
Le parecía raro estar comiendo aquella cosa. ¿Cómo le había dicho Kanvar que se llamaba? Se llamaba chaat. Era como comer galletitas saladas. Se utilizaba a modo de aperitivo antes de la comida. Daniel pensó que podía comprarse una bolsa de Cheetos, sobre todo, ahora que habían cambiado la mascota por un tigre pasota que se llamaba Chester. Pero los tigres como Chester no abundaban en Piedade. Ni podía comprar Cheetos.
Ya sabía lo que había pasado entre Jane Watkins y Freddie Birkhurst. Por lo visto, el honorable inglesito había estado tonteando con aquella pobrecilla.
No se habían enrollado, pero ella había quedado muy colgada por él. Cuando Daniel le dijo a Jane que iba a romper su compromiso con ella, le arreó tal bofetón que todavía le ardía la mejilla. Pero no pensaba seguir adelante con aquella historia.
-¿Cómo has dicho?-se escandalizó lady Birkhurst cuando el que se suponía que era su hijo le contó sus planes.
-No pienso casarme con esa Jane-contestó Daniel con firmeza-Y se puede ir olvidando de que le tire los trastos a Cara de Perro. Yo quiero estar con Estelle. ¡Con Estelle Templewood!
-¿Estás borracho?
Es imposible hablar con esta tía, pensó Daniel con frustración. Detuvo la perorata de lady Birkhurst con la mano. Sabía lo que iba a decir.
-Mira, me importa una mierda que Jai sea mestizo-le aseguró.
-¡Frederick!-gritó lady Birkhurst horrorizada.
Desde luego, su hijo estaba muy cambiado. Era cierto que no había vuelto a salir de juerga desde que regresó de improviso a Calcuta tras haber abandonado la plantación la tarde anterior al monzón. Pero estaba peor que cuando se marchó.
Freddie había aceptado de buen grado cortejar a Olivia O' Rourke. Sin embargo, pensaba llevar a la ruina a la familia casándose con la prima de ésta. Lady Birkhurst no tenía nada en contra de Estelle. Pero no dejaba de ser la hermanastra de un mestizo. ¿Desde cuándo eso no le importaba lo más mínimo a Freddie? Sin embargo, el joven estaba decidido a seguir adelante con aquella locura.
-He hablado con sir Joshua-le informó-Me da permiso para que salga con Estelle. Es posible que me case con ella antes de que te des cuenta. O me caso con ella o nos vamos a vivir juntos.
Lady Birkhurst se puso pálida al escuchar aquella advertencia. ¿Acaso Freddie se había vuelto loco? ¡Quería vivir en pecado con Estelle Templewood! Se resistía a escuchar lo que estaba escuchando. Daniel observó a La Tacañona. Le faltaba la respiración. ¡Joder, no quiero que la palme!, pensó. Pero necesitaba hacerle entender que se trataba de su vida. Lo cual era muy difícil. Lady Birkhurst era la madre de Freddie. Pero no era su madre.
-Mira, tía, lo siento-se disculpó-Pero es mi vida.
Ya era mayor de edad. Sabía bien lo que estaba haciendo.
Nunca antes se había sentido tan seguro como en aquellos momentos.
-Amo a Estelle Templewood como nunca antes he amado a nadie-añadió con firmeza-Y te guste o no te guste, vamos a estar juntos.
Lady Birkhurst se supo perdida. Freddie estaba dispuesto a llevar a su familia a la ruina.
Dio un alarido. Una criada histérica entró dando gritos en el comedor. De pronto, Daniel contempló cómo La Tacañona caía al suelo de la silla todo lo larga que era.
-¡Joder, me la he cargado!-pensó.
martes, 16 de junio de 2015
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
¿Os acordáis de Jane Watkins? Es un personaje que aparece en la novela Olivia y Jai como una de las mejores amigas de Estelle, pero aparece poquísimo.
Aquí, aparece más veces. Se presenta como la prometida de Freddie Birkhurst. Y va a dar de qué hablar.
En esta ocasión, Daniel la cita para romper el compromiso.
Daniel citó a Jane Watkins a la orilla del río Mandovi.
Se vieron en el lecho del río. Había unos cuantos hombres pescando por allí.
Había llegado el momento de hablar con ella. Y, de paso, pedirle ayuda.
Jane había conocido a Freddie en el fanfic, antes del monzón. Ella sabría cómo empezó todo. A partir de ahí, las cosas serían más sencillas.
Ignoraba lo que había ocurrido realmente entre Jane y Freddie y, a decir verdad, tampoco le interesaba mucho saberlo. Sólo quería romper el compromiso que ella decía que tenían. No había leído el fanfic que había escrito Ana antes de morir. Sólo había leído la novela. Y, desde luego, Jane no aparecía como la prometida de Freddie Birkhurst. Partía con muchísima desventaja. Conocía a los personajes, pero se movían en unas circunstancias distintas a las que él conocía.
-¿Cuándo nos vamos a casar, Freddie?-le preguntó Jane nada más verle.
Daniel no quería hacerle daño a aquella joven.
-De eso mismo vengo a hablarte-afirmó.
No sabía cómo abordar aquel tema.
Empezó a hablar.
-Lamento mucho todo el daño que te he ocasionado-le dijo-Créeme. Eres una persona maravillosa. Te mereces a alguien que te ame de verdad. Y yo, por desgracia, no estoy enamorado de ti.
Daniel no sabía cómo cortar una relación. Alejandra y él estuvieron juntos en el instituto. Después, se casaron y fue la muerte de Alejandra lo que les separó. Más tarde, conoció a Ana y creyó que podría ser feliz a su lado. Pero Ana tuvo que morir. No sabía lo que era cortar con una chica porque nunca antes había cortado con una chica. Parecía que todas las chicas de las que se enamoraba estaban condenadas a morir. Un escalofrío recorrió su columna vertebral. Pensó en Estelle. ¿Eso también significaba que Estelle iba a morir?
-¡Me pediste que me casara contigo!-le acusó Jane-¡Me dijiste que estabas dispuesto a todo con tal de estar conmigo! ¿Acaso lo has olvidado? ¡Contéstame!
-Han ocurrido muchas cosas en todo este tiempo-contestó Daniel-Yo mismo he cambiado.
-¡Un borracho como tú jamás cambiará!
-Jane, lo siento mucho.
No veía a aquella joven dolida ante una ruptura sentimental. La veía furiosa. Tenía el rostro enrojecido por la rabia. Los ojos se le salían fuera de sus órbitas. Pero sus ojos estaban secos. Daniel tan sólo quería romper aquel compromiso de forma civilizada.
-He venido hasta esta asquerosa isla sólo para que nos casemos-le escupió Jane, indignada-¡Mi reputación está arruinada! ¡He venido sola!
-En todo este tiempo, jamás me he encontrado contigo a solas-le recordó Daniel.
Ni siquiera en ese momento estaban solos. Había unos cuantos hombres pescando.
-¡No puedo regresar a mi casa ahora!-le replicó Jane-Mis padres ni siquiera saben que estoy aquí.
Daniel pensó estúpidamente en llamar por teléfono a los padres de Jane e informarles de que la joven se encontraba allí.
Pero no había teléfonos en el año 1848. Incluso, la manera de pensar era distinta a como era en el año 1992. Tuvo la sensación de que la reputación de aquella chica estaba en apuros.
¿De verdad se iba a montar un gran pollo sólo porque una chica se había ido de casa sola? En la época de la que Daniel venía habían ocurrido algunas desgracias a chicas que regresaban a sus casas solas tras haber estado trabajando o cuando regresaban de alguna fiesta.
Pudo haberle ocurrido algo parecido a Jane.
-Pero tú y yo no hemos hecho nada-dijo Daniel, rezando para no haberse acostado con Jane.
-Yo esperaba a estar casada contigo para entregarme a ti-se sinceró la joven.
Daniel respiró aliviado.
Estaba el problema de devolver a Jane a su casa sana y salva. Y de apaciguar su furia.
-Hice muchas locuras en el pasado-dijo-Y no me acuerdo de la mayoría de ellas porque estaba trompa. Necesito tu ayuda para recordar.
-¿Trompa?-se extrañó Jane-¿Qué tienen que ver los elefantes con nosotros?
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
¿Os acordáis de Jane Watkins? Es un personaje que aparece en la novela Olivia y Jai como una de las mejores amigas de Estelle, pero aparece poquísimo.
Aquí, aparece más veces. Se presenta como la prometida de Freddie Birkhurst. Y va a dar de qué hablar.
En esta ocasión, Daniel la cita para romper el compromiso.
Daniel citó a Jane Watkins a la orilla del río Mandovi.
Se vieron en el lecho del río. Había unos cuantos hombres pescando por allí.
Había llegado el momento de hablar con ella. Y, de paso, pedirle ayuda.
Jane había conocido a Freddie en el fanfic, antes del monzón. Ella sabría cómo empezó todo. A partir de ahí, las cosas serían más sencillas.
Ignoraba lo que había ocurrido realmente entre Jane y Freddie y, a decir verdad, tampoco le interesaba mucho saberlo. Sólo quería romper el compromiso que ella decía que tenían. No había leído el fanfic que había escrito Ana antes de morir. Sólo había leído la novela. Y, desde luego, Jane no aparecía como la prometida de Freddie Birkhurst. Partía con muchísima desventaja. Conocía a los personajes, pero se movían en unas circunstancias distintas a las que él conocía.
-¿Cuándo nos vamos a casar, Freddie?-le preguntó Jane nada más verle.
Daniel no quería hacerle daño a aquella joven.
-De eso mismo vengo a hablarte-afirmó.
No sabía cómo abordar aquel tema.
Empezó a hablar.
-Lamento mucho todo el daño que te he ocasionado-le dijo-Créeme. Eres una persona maravillosa. Te mereces a alguien que te ame de verdad. Y yo, por desgracia, no estoy enamorado de ti.
Daniel no sabía cómo cortar una relación. Alejandra y él estuvieron juntos en el instituto. Después, se casaron y fue la muerte de Alejandra lo que les separó. Más tarde, conoció a Ana y creyó que podría ser feliz a su lado. Pero Ana tuvo que morir. No sabía lo que era cortar con una chica porque nunca antes había cortado con una chica. Parecía que todas las chicas de las que se enamoraba estaban condenadas a morir. Un escalofrío recorrió su columna vertebral. Pensó en Estelle. ¿Eso también significaba que Estelle iba a morir?
-¡Me pediste que me casara contigo!-le acusó Jane-¡Me dijiste que estabas dispuesto a todo con tal de estar conmigo! ¿Acaso lo has olvidado? ¡Contéstame!
-Han ocurrido muchas cosas en todo este tiempo-contestó Daniel-Yo mismo he cambiado.
-¡Un borracho como tú jamás cambiará!
-Jane, lo siento mucho.
No veía a aquella joven dolida ante una ruptura sentimental. La veía furiosa. Tenía el rostro enrojecido por la rabia. Los ojos se le salían fuera de sus órbitas. Pero sus ojos estaban secos. Daniel tan sólo quería romper aquel compromiso de forma civilizada.
-He venido hasta esta asquerosa isla sólo para que nos casemos-le escupió Jane, indignada-¡Mi reputación está arruinada! ¡He venido sola!
-En todo este tiempo, jamás me he encontrado contigo a solas-le recordó Daniel.
Ni siquiera en ese momento estaban solos. Había unos cuantos hombres pescando.
-¡No puedo regresar a mi casa ahora!-le replicó Jane-Mis padres ni siquiera saben que estoy aquí.
Daniel pensó estúpidamente en llamar por teléfono a los padres de Jane e informarles de que la joven se encontraba allí.
Pero no había teléfonos en el año 1848. Incluso, la manera de pensar era distinta a como era en el año 1992. Tuvo la sensación de que la reputación de aquella chica estaba en apuros.
¿De verdad se iba a montar un gran pollo sólo porque una chica se había ido de casa sola? En la época de la que Daniel venía habían ocurrido algunas desgracias a chicas que regresaban a sus casas solas tras haber estado trabajando o cuando regresaban de alguna fiesta.
Pudo haberle ocurrido algo parecido a Jane.
-Pero tú y yo no hemos hecho nada-dijo Daniel, rezando para no haberse acostado con Jane.
-Yo esperaba a estar casada contigo para entregarme a ti-se sinceró la joven.
Daniel respiró aliviado.
Estaba el problema de devolver a Jane a su casa sana y salva. Y de apaciguar su furia.
-Hice muchas locuras en el pasado-dijo-Y no me acuerdo de la mayoría de ellas porque estaba trompa. Necesito tu ayuda para recordar.
-¿Trompa?-se extrañó Jane-¿Qué tienen que ver los elefantes con nosotros?
lunes, 15 de junio de 2015
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Es oficial que Daniel está cortejando a Estelle. ¿Qué pasará ahora?
Estelle comparte sus miedos con su prima Olivia.
-Tengo miedo de estar soñando y de acabar despertando-le confesó Estelle a Olivia.
-Pues yo te aseguro que no estás soñando para nada-le aseguró su prima con una sonrisa-Está ocurriendo de verdad.
Olivia estaba enrollando un ovillo de lana. Y Estelle la estaba ayudando. Una tarde antes, Freddie había obtenido de sir Joshua el permiso oficial para cortejarla. Jai había dado su visto bueno, aunque se mantenía reticente. Era algo normal. Freddie Birkhurst no era lo que se esperaba de un caballero inglés. Seguía sin ser un caballero inglés.
-Pero ha cambiado-le dijo a Olivia-Le veo distinto.
-A lo mejor, no ha cambiado-opinó su prima.
Le dio un beso cariñoso en la mejilla.
Pero Estelle no dejaba de estar nerviosa. Pesaban sobre ellos muchas cosas. A veces, tenía la sensación de que Freddie no pertenecía a aquel lugar. Decía unas cosas tan raras. Actuaba de un modo tan raro. Podía parecer una locura, pero Estelle sentía que no estaba hablando con el verdadero Freddie Birkhurst.
Que había algún espíritu habitando en su cuerpo. Y ese espíritu desaparecería dejando al verdadero Freddie Birkhurst. Era una sensación extraña que no sabía cómo explicar.
Luego, estaba el asunto del capitán Sturges. Aquel hombre se había propuesto cortejarla.
Cierto era que no sabía nada de él desde que llegó a Piedade. Pero no podía quitarse de la cabeza sus intenciones hacia ella.
Estelle no era ninguna amoral.
-He de contarle lo que está pasando al capitán Sturges-le comentó a Olivia-Le escribiré una carta.
-No sé cuándo mis tíos piensan regresar a Calcuta-dijo Olivia-A veces, no se puede hablar con alguien en persona. Me ha pasado con Greg.
-¿Es verdad que ya no hay nada entre vosotros?
-Hubo algo entre nosotros en el pasado. Él me cortejaba. Y yo pensaba que quería estar toda la vida con él. Me ocurrió lo mismo que te pasó con el capitán Sturges en tu fiesta de cumpleaños. Greg me besó en varias ocasiones mientras me cortejaba. Y yo no sentí nada.
-Puedes entenderme.
Olivia tenía la sensación de que Estelle y ella tenían muchas cosas en común. Más cosas en común de las que había pensado en un primer momento, cuando la conoció unos meses antes, al llegar a la casa de sus tíos en Calcuta.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un sueño hecho realidad.
Es oficial que Daniel está cortejando a Estelle. ¿Qué pasará ahora?
Estelle comparte sus miedos con su prima Olivia.
-Tengo miedo de estar soñando y de acabar despertando-le confesó Estelle a Olivia.
-Pues yo te aseguro que no estás soñando para nada-le aseguró su prima con una sonrisa-Está ocurriendo de verdad.
Olivia estaba enrollando un ovillo de lana. Y Estelle la estaba ayudando. Una tarde antes, Freddie había obtenido de sir Joshua el permiso oficial para cortejarla. Jai había dado su visto bueno, aunque se mantenía reticente. Era algo normal. Freddie Birkhurst no era lo que se esperaba de un caballero inglés. Seguía sin ser un caballero inglés.
-Pero ha cambiado-le dijo a Olivia-Le veo distinto.
-A lo mejor, no ha cambiado-opinó su prima.
Le dio un beso cariñoso en la mejilla.
Pero Estelle no dejaba de estar nerviosa. Pesaban sobre ellos muchas cosas. A veces, tenía la sensación de que Freddie no pertenecía a aquel lugar. Decía unas cosas tan raras. Actuaba de un modo tan raro. Podía parecer una locura, pero Estelle sentía que no estaba hablando con el verdadero Freddie Birkhurst.
Que había algún espíritu habitando en su cuerpo. Y ese espíritu desaparecería dejando al verdadero Freddie Birkhurst. Era una sensación extraña que no sabía cómo explicar.
Luego, estaba el asunto del capitán Sturges. Aquel hombre se había propuesto cortejarla.
Cierto era que no sabía nada de él desde que llegó a Piedade. Pero no podía quitarse de la cabeza sus intenciones hacia ella.
Estelle no era ninguna amoral.
-He de contarle lo que está pasando al capitán Sturges-le comentó a Olivia-Le escribiré una carta.
-No sé cuándo mis tíos piensan regresar a Calcuta-dijo Olivia-A veces, no se puede hablar con alguien en persona. Me ha pasado con Greg.
-¿Es verdad que ya no hay nada entre vosotros?
-Hubo algo entre nosotros en el pasado. Él me cortejaba. Y yo pensaba que quería estar toda la vida con él. Me ocurrió lo mismo que te pasó con el capitán Sturges en tu fiesta de cumpleaños. Greg me besó en varias ocasiones mientras me cortejaba. Y yo no sentí nada.
-Puedes entenderme.
Olivia tenía la sensación de que Estelle y ella tenían muchas cosas en común. Más cosas en común de las que había pensado en un primer momento, cuando la conoció unos meses antes, al llegar a la casa de sus tíos en Calcuta.
jueves, 11 de junio de 2015
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
Llevo más de un mes sin meterme en este blog y sin subir un fragmento de este intenso fanfic.
No sé cuándo volveré a hacer una entrada relacionada con Un sueño hecho realidad.
De momento, os dejo este fragmento en el que nos vamos de pedida.
Al día siguiente, por la tarde, Daniel acudió a la casa de los Templewood.
Toda la familia se congregó en el salón.
Daniel no dejó de pensar en lo surrealista que le parecía aquella situación.
Miró las caras de las cuatro personas que estaban allí congregadas. Ya no le parecían personajes sacados de una novela romántica. Eran personas reales. Tan reales como lo era él. No estoy soñando, reflexionó Daniel.
El yogui con el que había hablado las dos veces anteriores tenía razón. Estaba allí porque tenía que cumplir con su Destino. De pronto, empezó a hablar. Las palabras brotaron sin control por su garganta. A ciencia cierta, sabía que en el siglo XIX las cosas eran muy distintas a como eran en el año 1992.
Se había saltado todos los pasos a seguir en una relación de pareja decimonónica. No había ido a ver a los padres de Estelle.
No le había pedido permiso a sir Joshua para cortejar a su hija. Y, de pronto, vio cómo el hombre abría de manera desmesurada los ojos. Jai se puso tan pálido que Daniel pensó que se iba a desmayar.
Si me dice algo, saltaré y le diré cuatro cosas bien dichas, pensó el muchacho. El problema era que lo que estaba viviendo no aparecía reflejado en la novela de Rebecca Ryman. Estaba metido en el fanfic de Ana. Todo lo que contaba su novia en el fanfic era bien distinto a lo que ocurría en la novela. No sabía lo que iba a hacer Jai. En cambio, sí sabía lo que hacía en la novela. Olivia era la única que estaba tranquila. Lady Bridget ahogó un grito.
-Yo creía que usted estaba interesado en mi sobrina-afirmó sir Joshua con la voz estrangulada.
-Su sobrina está enamorada de su hijo Jai-le aseguró Daniel hablando muy deprisa-Y Jai está colado por su sobrina.
-¿Qué dice?-casi gritó Olivia, poniéndose roja como la grana.
Jai no se atrevía a mirarla. Desde la muerte de Sujata, había vivido volcado en su trabajo.
-Yo estoy loco por su hija-se sinceró Daniel-Y ella está loca por mí. Sólo espero que nos dé su permiso para que pueda salir con ella.
Estelle no estaba allí. Estaba en la cocina, ya que se había empeñado en aprender a preparar un postre hindú. Sin embargo, al escuchar la voz de Freddie, el corazón de Estelle dio un vuelco. Se olvidó del postre y apoyó su oído contra la madera de la puerta.
Los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas de alegría. Me ama, pensó con regocijo. Y ella también lo amaba. Lo amaba con tanta intensidad que sentía miedo de sí misma.
-El capitán Sturgis...-quiso decir lady Bridget, refiriéndose al pretendiente de Estelle.
-¡Me importa una mierda ese pijo!-la interrumpió Daniel de manera brusca-Él no quiere a Estelle. Yo sí me muero de amor por ella. No soy el tío adecuado para ella. Pero Estelle me hace querer ser mejor persona.
Las cuatro personas que estaban reunidas en el salón se miraron entre sí. Pensaron que el comportamiento de Freddie Birkhust era distinto. Había cambiado mucho en los últimos días. Era cierto que hablaba de un modo extraño. Incluso, los criados decían que hablaba en español. ¿En español? Pero ya no protagonizaba sonoros escándalos. Ya no salía por las noches a emborracharse.
Sir Joshua tuvo que reconocer que le gustaba el nuevo Freddie. Sin embargo, Jai tenía sus reservas.
-Anuradha es lo más importante de mi vida-afirmó el hombre con voz dura-Ha sido así desde que nació. Te mataré como le hagas daño.
-¡No me hará daño, Jai!-intervino Estelle.
Salió de manera precipitada de la cocina. Se acercó corriendo hasta donde estaban todos reunidos. El rostro de Estelle parecía brillar.
Daniel estaba atónito. ¿Quién narices era la tal Anuradha?
De pronto, tuvo la sensación de que se estaba refiriendo a Estelle. En la novela, Jai y Estelle sólo salían juntos en una escena, la del funesto baile que ofrece Olivia después de enterarse de que estaba esperando un hijo de Freddie. Lo demás eran recuerdos de Estelle. Cosas que le contaba a su prima relacionadas con el tiempo que estuvo con Jai.
-¿Quieres a tu hermana?-le preguntó a éste.
-¡Adoro a mi hermana!-respondió Jai con firmeza-No sé a cuento de qué viene esa pregunta.
-Porque yo la amo con todas mis fuerzas. Es lo más importante para ti y para mí.
-¡Oh, Freddie!-exclamó Estelle.
Y lo abrazó con fuerza.
Olivia sintió cómo las lágrimas corrían por sus mejillas. Estaba contenta porque veía que su prima era feliz al lado de la persona que realmente amaba.
Llena de dicha, Estelle estampó un beso apasionado en los labios de Daniel.
Mi sitio está aquí, pensó el joven con determinación.
Llevo más de un mes sin meterme en este blog y sin subir un fragmento de este intenso fanfic.
No sé cuándo volveré a hacer una entrada relacionada con Un sueño hecho realidad.
De momento, os dejo este fragmento en el que nos vamos de pedida.
Al día siguiente, por la tarde, Daniel acudió a la casa de los Templewood.
Toda la familia se congregó en el salón.
Daniel no dejó de pensar en lo surrealista que le parecía aquella situación.
Miró las caras de las cuatro personas que estaban allí congregadas. Ya no le parecían personajes sacados de una novela romántica. Eran personas reales. Tan reales como lo era él. No estoy soñando, reflexionó Daniel.
El yogui con el que había hablado las dos veces anteriores tenía razón. Estaba allí porque tenía que cumplir con su Destino. De pronto, empezó a hablar. Las palabras brotaron sin control por su garganta. A ciencia cierta, sabía que en el siglo XIX las cosas eran muy distintas a como eran en el año 1992.
Se había saltado todos los pasos a seguir en una relación de pareja decimonónica. No había ido a ver a los padres de Estelle.
No le había pedido permiso a sir Joshua para cortejar a su hija. Y, de pronto, vio cómo el hombre abría de manera desmesurada los ojos. Jai se puso tan pálido que Daniel pensó que se iba a desmayar.
Si me dice algo, saltaré y le diré cuatro cosas bien dichas, pensó el muchacho. El problema era que lo que estaba viviendo no aparecía reflejado en la novela de Rebecca Ryman. Estaba metido en el fanfic de Ana. Todo lo que contaba su novia en el fanfic era bien distinto a lo que ocurría en la novela. No sabía lo que iba a hacer Jai. En cambio, sí sabía lo que hacía en la novela. Olivia era la única que estaba tranquila. Lady Bridget ahogó un grito.
-Yo creía que usted estaba interesado en mi sobrina-afirmó sir Joshua con la voz estrangulada.
-Su sobrina está enamorada de su hijo Jai-le aseguró Daniel hablando muy deprisa-Y Jai está colado por su sobrina.
-¿Qué dice?-casi gritó Olivia, poniéndose roja como la grana.
Jai no se atrevía a mirarla. Desde la muerte de Sujata, había vivido volcado en su trabajo.
-Yo estoy loco por su hija-se sinceró Daniel-Y ella está loca por mí. Sólo espero que nos dé su permiso para que pueda salir con ella.
Estelle no estaba allí. Estaba en la cocina, ya que se había empeñado en aprender a preparar un postre hindú. Sin embargo, al escuchar la voz de Freddie, el corazón de Estelle dio un vuelco. Se olvidó del postre y apoyó su oído contra la madera de la puerta.
Los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas de alegría. Me ama, pensó con regocijo. Y ella también lo amaba. Lo amaba con tanta intensidad que sentía miedo de sí misma.
-El capitán Sturgis...-quiso decir lady Bridget, refiriéndose al pretendiente de Estelle.
-¡Me importa una mierda ese pijo!-la interrumpió Daniel de manera brusca-Él no quiere a Estelle. Yo sí me muero de amor por ella. No soy el tío adecuado para ella. Pero Estelle me hace querer ser mejor persona.
Las cuatro personas que estaban reunidas en el salón se miraron entre sí. Pensaron que el comportamiento de Freddie Birkhust era distinto. Había cambiado mucho en los últimos días. Era cierto que hablaba de un modo extraño. Incluso, los criados decían que hablaba en español. ¿En español? Pero ya no protagonizaba sonoros escándalos. Ya no salía por las noches a emborracharse.
Sir Joshua tuvo que reconocer que le gustaba el nuevo Freddie. Sin embargo, Jai tenía sus reservas.
-Anuradha es lo más importante de mi vida-afirmó el hombre con voz dura-Ha sido así desde que nació. Te mataré como le hagas daño.
-¡No me hará daño, Jai!-intervino Estelle.
Salió de manera precipitada de la cocina. Se acercó corriendo hasta donde estaban todos reunidos. El rostro de Estelle parecía brillar.
Daniel estaba atónito. ¿Quién narices era la tal Anuradha?
De pronto, tuvo la sensación de que se estaba refiriendo a Estelle. En la novela, Jai y Estelle sólo salían juntos en una escena, la del funesto baile que ofrece Olivia después de enterarse de que estaba esperando un hijo de Freddie. Lo demás eran recuerdos de Estelle. Cosas que le contaba a su prima relacionadas con el tiempo que estuvo con Jai.
-¿Quieres a tu hermana?-le preguntó a éste.
-¡Adoro a mi hermana!-respondió Jai con firmeza-No sé a cuento de qué viene esa pregunta.
-Porque yo la amo con todas mis fuerzas. Es lo más importante para ti y para mí.
-¡Oh, Freddie!-exclamó Estelle.
Y lo abrazó con fuerza.
Olivia sintió cómo las lágrimas corrían por sus mejillas. Estaba contenta porque veía que su prima era feliz al lado de la persona que realmente amaba.
Llena de dicha, Estelle estampó un beso apasionado en los labios de Daniel.
Mi sitio está aquí, pensó el joven con determinación.
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