Hola a todos.
A partir de ahora, aparecerán otros personajes de Olivia y Jai en escena (amigas de Estelle) y puede que alguna de ellas nos dé alguna que otra sorpresa.
La semana siguiente transcurrió como en un sueño para Daniel y para Estelle.
Solían encontrarse en los arrozales, cuando ya no había nadie trabajando allí. Estelle acudía a cada cita nerviosa. Por suerte, Olivia estaba al tanto de sus encuentros. Y le cubría las espaldas.
Daniel solía besarla en las mejillas. La besaba en las manos. La besaba en los labios. Y la besaba en los labios con esa mezcla tan extraña y tan dulce de pasión, de desesperación y de ternura. A veces, Estelle tenía la sensación de que Freddie era otro joven. ¡Pero estaba delante de ella!
No se parecía en nada al capitán Sturges.
También le comparó con Clive Smithers. Lo cierto era que Clive y Freddie habían sido amigos en el pasado. Sin embargo, desde hacía algún tiempo, no se relacionaban. Freddie no había mencionado para nada el nombre de Clive. Parecía que ni se acordaba de él. Clive acudió a despedirse de Estelle cuando los Templewood abandonaron Calcuta para irse a Dívar.
Clive era un cabeza loca. Pero Estelle tenía que reconocer para sus adentros que se había portado bien con ella. Prometieron escribirse. Clive depositó un beso en su frente. Pero también la beso en la mejilla.
-A veces, tengo la sensación de que no eres tú-le confesó Estelle a Daniel durante una de aquellas citas en los arrozales.
-¿Qué quieres decir?-preguntó el joven, un tanto nervioso.
Quería confesarle la verdad a Estelle.
Pero era una verdad tan disparatada que pensaba que ella no se la creería. Ni él mismo terminaba de creerse lo que estaba pasando.
Por las mañanas, cuando se despertaba, tenía la sensación de que estaba en su piso en Murcia. Pero, entonces, entraba Kanvar en su habitación. Y se daba cuenta de que lo que estaba pasando era real. Recordaba las palabras del yogui. No podría salir nunca de allí. Estaba cumpliendo su Destino.
Daniel ya no tenía familia en Madrid. Posiblemente, ni sus tíos ni sus primos le echarían mucho de menos. Pero estaban sus colegas.
-Cuando nos encontramos en la Biblioteca, tuve la sensación de que eras otro hombre-respondió Estelle-Luego, cuando te vi borracho en la "burra khana" de los Pennworthy, pensé que era sólo mi imaginación. Que no habías cambiado. Que seguías siendo un crápula. Un borracho...Pero...No bebes. Ya no te vas de juerga por ahí. Antes...Adorabas a mi prima Libby. ¿Qué te ha pasado, Freddie?
-Tu prima es una mujer muy buena-contestó Daniel-Pero no es el tipo de mujer que me guste.
-¿Y qué ha pasado con las juergas? Todo el mundo comenta que ya no bebes. Es más. He oído decir que estuviste achicando agua junto con tus criados cuando tu casa en Calcuta se inundó.
-Bueno...Se trata de la casa de mi madre. Y yo tenía que hacer algo al respecto.
-Nunca habrías hecho eso antes. Te habrías encerrado en tu habitación. O te habrías metido en el despacho de tu padre a beber. No te reconozco, Freddie. Pero...Admito que me gusta el nuevo Freddie.
Estelle esbozó una sonrisa.
Daniel se apoderó de manera ardiente de sus labios.
Regresó al cabo de un rato a la villa de los Birkhust. Daniel estaba sumido en una especie de sueño.
No se dio cuenta, al entrar en el salón, de que su madre no estaba sola. Había una joven con ella. La joven le miraba con el ceño fruncido. No se trataba de Olivia. Freddie no recordaba haber leído nada acerca de que Freddie tuviera una hermana.
-¿Quién eres tú?-le preguntó a la joven.
-¡Oh, Freddie!-respondió la joven, nerviosa-¿Es que no me reconoces?
-Es la primera vez que te veo.
-¡No me mientas!
Lady Birkhust se parecía más que nunca a Las Tacañonas. Pero en una sola mujer...
-Esta joven es la señorita Jane Watkins-explicó lady Birkhust.
Daniel hizo memoria. Recordaba a una tal Jane.
-¿Eres amiga de Estelle?-le preguntó.
Lady Birkhust se envaró. Su hijo se había referido con demasiada familiaridad a la prima de la señorita O' Rourke. No sabía adónde iba Freddie cuando salía por las tardes.
-¡Frederick!-sollozó la tal Jane.
-¿Has venido buscando a Estelle?-inquirió Daniel.
-¡Tú me prometiste que nos casaríamos! Vine aquí a buscarte. ¿Y qué me encuentro? ¡Estás cortejando a esa californiana!
Daniel tardó unos instantes en reaccionar. Jane no paraba de lloriquear. La vena del cuello de lady Birkhust se hinchó de manera espectacular.
Daniel trató de hacer memoria. En la novela, no se mencionaba ninguna relación amorosa entre Freddie y una tal Jane. De hecho, Freddie se pasaba toda la novela babeando por Olivia. Todo lo que estaba pasando no guardaba relación alguna con Olivia y Jai.
La tormenta monzónica...El hecho de que estaban en Dívar. La supuesta relación amorosa entre Freddie y Jane...Todo lo que estaba viviendo lo había escrito Ana en su libreta. Se arrepintió de no haberla leído.
De aquel modo, podría ir un paso por delante.
De pronto, pensó en Estelle. ¡Sólo Dios sabía lo que aquella joven podía decirle!
-Freddie...-murmuró Jane con adoración.
-Mira, lo siento-se excusó Daniel-Pero no siento nada por ti. No recuerdo gran cosa de lo que ha pasado entre nosotros. Pero...
-No ha pasado nada entre nosotros. Tan sólo nos hemos prometido en matrimonio.
¿Pueden las novelas románticas hacerse realidad? El blog de mis fanfics de "Olivia y Jai"
viernes, 29 de agosto de 2014
martes, 19 de agosto de 2014
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
En este fragmento que hoy os traigo de Un sueño hecho realidad, Daniel se encuentra con un yogui que parece saber muchas cosas de él.
¡Vamos a ver lo que pasa!
Era la primera vez que Daniel veía a un yogui de cerca. La primera vez que oyó hablar de ellos fue en un reportaje que vio por la tele. Posiblemente, fue una noche de sábado, cuando sus padres se quedaron a ver Informe Semanal y él se estaba preparando para salir.
Daniel había salido a dar un paseo aquella tarde. Sus pasos lo llevaron hasta una loma llena de árboles. En realidad, necesitaba alejarse de la villa de los Birkhust. La Tacañona estaba amenazando con volverle loco. Tanto ella como Kanvar como los demás criados estaban convencidos de que él era Freddie Birkhust. En realidad, Daniel tenía la sensación de que Kanvar había adivinado que él no era realmente Freddie Birkhust.
-Andas perdido-le dijo una voz a Daniel.
Le estaba hablando en un inglés que se notaba que era aprendido. Daniel se detuvo al escuchar aquella voz. De pronto, se dio cuenta de que no estaba solo en aquella loma.
Estuvo a punto de gritar cuando aquel hombre le abordó. El hombre se sentó en el suelo.
-¿Quién coño eres tú?-le preguntó Daniel en su también aprendido inglés.
El hombre cruzó las piernas.
-No eres de aquí-respondió-Vienes de muy lejos. Quieres regresar a tu casa.
Daniel se le quedó mirando fijamente. Lanzó un grito de júbilo. Tuvo la sensación de que, por fin, alguien le creía. Siempre se había dicho que los yoguis eran hombres sabios. Daniel creía que debían de tener algún poder sobrenatural. Aquel hombre le ayudaría a regresar a su tiempo. Al lugar de donde había venido.
Le calculó que tendría unos sesenta años. Su cabello era largo hasta los hombros y era canoso. Pero había sido de color negro una vez. Su tez era morena.
-Yo lo único que deseo es volver al lugar de donde procedo-le explicó Daniel-Yo no tendría que estar aquí. ¡Todo lo que ha pasado es un completo disparate!
El hombre le cogió las manos al muchacho.
-¿En serio quieres regresar a ese lugar?-le interrogó.
Sus ojos tenían una mirada profunda y penetrante. Daniel tuvo la sensación de que le estaba leyendo la mente. Y se envaró.
Aquel hombre era alto. Debía de medir lo mismo que medía él. Y estaba muy delgado.
Daniel quería regresar al lugar de donde venía. Pero sabía que, al hacerlo, tendría que dejar en Piedade a Estelle. Al pensar en Estelle, el pensamiento de Daniel flaqueó. El yogui se percató de que algo había cambiado en Daniel. Había acertado cuando vio a aquel chico. No era de allí. Pero tampoco quería irse de allí.
Podía adivinar el porqué no quería irse de allí. La causa era una mujer. Muchas de las acciones que cometían los hombres tenían su origen en lo mismo. El amor...Una mujer...
-Ella no pertenece a tu mundo-afirmó el yogui-Tú no eres de este lugar. Y ella sí pertenece a este lugar.
-¿Qué es lo que quieres decir, tío?-se impacientó Daniel.
-No quieres irte por esa muchacha. Es la que te retiene aquí. ¿Aún no te has dado cuenta? Has cumplido lo que el Destino ha escrito para ti.
Daniel sintió que todo le daba vueltas. Pensó que el yogui tenía que estar bromeando.
-¿Qué coño estás diciendo?-casi gritó.
-Los dioses escriben nuestros Destinos desde el momento en el que nacemos-contestó el yogui.
-¡He sido absorbido por un puto libro! ¿Eso es lo que han escrito para mí?
-No es sólo eso. Es tu Destino, muchacho. Ya no perteneces al lugar de donde procedes. Ahora, perteneces aquí. Ya está hecho.
El yogui soltó la mano de Daniel.
Se puso de pie. Se dio la vuelta. Y se marchó con paso lento y cansado. Daniel estaba demasiado aturdido como para reaccionar. Lo único que había entendido era que el yogui le había dicho que su Destino se había cumplido. ¿Acaso su única misión en la vida era terminar dentro de un libro?
¿Dentro de un libro? ¡Piedade no se mencionaba para nada en Olivia y Jai!
Los ladridos de un perro le sacaron de su estado de estupor.
-¡Clementine!-oyó gritar a Estelle-¡Vamos, no seas mala! ¡Ven aquí! ¡Clementine!
El corazón de Daniel dio un vuelco. Estelle...Su Destino era conocerla. Estelle era su Destino. El pensamiento le golpeó con fuerza.
Todo le había llevado hasta ella.
-Freddie...-dijo Estelle cuando le vio.
Clementine se colocó frente a Daniel. Empezó a ladrarle con entusiasmo.
-¿Qué estás haciendo aquí?-quiso saber Estelle.
Daniel no contestó. La miró con expresión maravillada. Tenía la sensación de que nunca volvería al lugar de donde procedía. Y sabía Dios lo que pensarían sus colegas al no tener noticias suyas.
Allí estaba ella. Llevaba toda su vida soñando con Estelle. Ésa era la realidad. Cuando estaba con Alejandra. Cuando estaba con Ana. Pero Estelle siempre se había interpuesto entre aquellas dos relaciones. No sabía cómo definir los sentimientos que se agolparon dentro de su pecho. Dolor porque no volvería a ver nunca más a sus amigos. Alegría...Miedo...
Acunó entre sus manos el rostro de Estelle.
Y sus labios se apoderaron casi con avaricia de los labios de ella.
En este fragmento que hoy os traigo de Un sueño hecho realidad, Daniel se encuentra con un yogui que parece saber muchas cosas de él.
¡Vamos a ver lo que pasa!
Era la primera vez que Daniel veía a un yogui de cerca. La primera vez que oyó hablar de ellos fue en un reportaje que vio por la tele. Posiblemente, fue una noche de sábado, cuando sus padres se quedaron a ver Informe Semanal y él se estaba preparando para salir.
Daniel había salido a dar un paseo aquella tarde. Sus pasos lo llevaron hasta una loma llena de árboles. En realidad, necesitaba alejarse de la villa de los Birkhust. La Tacañona estaba amenazando con volverle loco. Tanto ella como Kanvar como los demás criados estaban convencidos de que él era Freddie Birkhust. En realidad, Daniel tenía la sensación de que Kanvar había adivinado que él no era realmente Freddie Birkhust.
-Andas perdido-le dijo una voz a Daniel.
Le estaba hablando en un inglés que se notaba que era aprendido. Daniel se detuvo al escuchar aquella voz. De pronto, se dio cuenta de que no estaba solo en aquella loma.
Estuvo a punto de gritar cuando aquel hombre le abordó. El hombre se sentó en el suelo.
-¿Quién coño eres tú?-le preguntó Daniel en su también aprendido inglés.
El hombre cruzó las piernas.
-No eres de aquí-respondió-Vienes de muy lejos. Quieres regresar a tu casa.
Daniel se le quedó mirando fijamente. Lanzó un grito de júbilo. Tuvo la sensación de que, por fin, alguien le creía. Siempre se había dicho que los yoguis eran hombres sabios. Daniel creía que debían de tener algún poder sobrenatural. Aquel hombre le ayudaría a regresar a su tiempo. Al lugar de donde había venido.
Le calculó que tendría unos sesenta años. Su cabello era largo hasta los hombros y era canoso. Pero había sido de color negro una vez. Su tez era morena.
-Yo lo único que deseo es volver al lugar de donde procedo-le explicó Daniel-Yo no tendría que estar aquí. ¡Todo lo que ha pasado es un completo disparate!
El hombre le cogió las manos al muchacho.
-¿En serio quieres regresar a ese lugar?-le interrogó.
Sus ojos tenían una mirada profunda y penetrante. Daniel tuvo la sensación de que le estaba leyendo la mente. Y se envaró.
Aquel hombre era alto. Debía de medir lo mismo que medía él. Y estaba muy delgado.
Daniel quería regresar al lugar de donde venía. Pero sabía que, al hacerlo, tendría que dejar en Piedade a Estelle. Al pensar en Estelle, el pensamiento de Daniel flaqueó. El yogui se percató de que algo había cambiado en Daniel. Había acertado cuando vio a aquel chico. No era de allí. Pero tampoco quería irse de allí.
Podía adivinar el porqué no quería irse de allí. La causa era una mujer. Muchas de las acciones que cometían los hombres tenían su origen en lo mismo. El amor...Una mujer...
-Ella no pertenece a tu mundo-afirmó el yogui-Tú no eres de este lugar. Y ella sí pertenece a este lugar.
-¿Qué es lo que quieres decir, tío?-se impacientó Daniel.
-No quieres irte por esa muchacha. Es la que te retiene aquí. ¿Aún no te has dado cuenta? Has cumplido lo que el Destino ha escrito para ti.
Daniel sintió que todo le daba vueltas. Pensó que el yogui tenía que estar bromeando.
-¿Qué coño estás diciendo?-casi gritó.
-Los dioses escriben nuestros Destinos desde el momento en el que nacemos-contestó el yogui.
-¡He sido absorbido por un puto libro! ¿Eso es lo que han escrito para mí?
-No es sólo eso. Es tu Destino, muchacho. Ya no perteneces al lugar de donde procedes. Ahora, perteneces aquí. Ya está hecho.
El yogui soltó la mano de Daniel.
Se puso de pie. Se dio la vuelta. Y se marchó con paso lento y cansado. Daniel estaba demasiado aturdido como para reaccionar. Lo único que había entendido era que el yogui le había dicho que su Destino se había cumplido. ¿Acaso su única misión en la vida era terminar dentro de un libro?
¿Dentro de un libro? ¡Piedade no se mencionaba para nada en Olivia y Jai!
Los ladridos de un perro le sacaron de su estado de estupor.
-¡Clementine!-oyó gritar a Estelle-¡Vamos, no seas mala! ¡Ven aquí! ¡Clementine!
El corazón de Daniel dio un vuelco. Estelle...Su Destino era conocerla. Estelle era su Destino. El pensamiento le golpeó con fuerza.
Todo le había llevado hasta ella.
-Freddie...-dijo Estelle cuando le vio.
Clementine se colocó frente a Daniel. Empezó a ladrarle con entusiasmo.
-¿Qué estás haciendo aquí?-quiso saber Estelle.
Daniel no contestó. La miró con expresión maravillada. Tenía la sensación de que nunca volvería al lugar de donde procedía. Y sabía Dios lo que pensarían sus colegas al no tener noticias suyas.
Allí estaba ella. Llevaba toda su vida soñando con Estelle. Ésa era la realidad. Cuando estaba con Alejandra. Cuando estaba con Ana. Pero Estelle siempre se había interpuesto entre aquellas dos relaciones. No sabía cómo definir los sentimientos que se agolparon dentro de su pecho. Dolor porque no volvería a ver nunca más a sus amigos. Alegría...Miedo...
Acunó entre sus manos el rostro de Estelle.
Y sus labios se apoderaron casi con avaricia de los labios de ella.
domingo, 10 de agosto de 2014
"ONE SHOT" DE "OLIVIA Y JAI"
Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este one shot que escribí ayer de Olivia y Jai.
Tiene como protagonistas a dos personajes muy secundarios, casi invisibles, de la novela: Polly Drummond y Clive Smithers. Polly es la mejor amiga de Estelle y Clive Smithers es el hermano de otra amiga de Estelle, de Charlotte.
En este one shot, Polly y Clive aparecen como un matrimonio que lleva algún tiempo casado.
Es muy corto y espero que os guste.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este one shot que escribí ayer de Olivia y Jai.
Tiene como protagonistas a dos personajes muy secundarios, casi invisibles, de la novela: Polly Drummond y Clive Smithers. Polly es la mejor amiga de Estelle y Clive Smithers es el hermano de otra amiga de Estelle, de Charlotte.
En este one shot, Polly y Clive aparecen como un matrimonio que lleva algún tiempo casado.
Es muy corto y espero que os guste.
UN MATRIMONIO
ISLA HARE, ESTADO DE TAMIL NADU, LA INDIA, DURANTE LA DÉCADA DE 1850
-Ha sido una "burra khana" entretenida-comentó Polly Smithers en el interior del palanquín-Me ha sorprendido ver a Olivia. Al final, ha terminado convertida en la señora Raventhorne. Aunque...Si lo piensas bien. Sir Joshua debió de haber reconocido a Jai como hijo suyo. Haberle dado su apellido.
-Sir Joshua, por desgracia, se voló la cabeza hace ya varios años-le recordó su marido, Clive Smithers.
Y también hacía unos años que Polly Drummond se había convertido en Polly Smithers.
Al detenerse el palanquín delante de la verja del bungalow donde vivía el matrimonio, Clive fue el primer en descender.
Cogió la mano de Polly y la ayudó a bajar.
Se metieron en el jardín. Se dirigieron hacia la vivienda. El mayordomo, de origen inglés, les abrió la puerta.
-Estoy muy cansada-manifestó Polly-Pero me ha alegrado poder hablar un rato con Olivia. A su marido le veo más sociable.
La joven se dirigió hacia su habitación y decidió que no iba a despertar a su doncella. Hacía un largo rato que se había retirado a su habitación en el sótano a dormir. Mientras procedía a despojarse de su vestido, Polly empezó a reflexionar. Clive y ella todavía no habían tenido hijos. Pero los niños no iban a tardar mucho en venir. Polly lo intuía. Lo sabía.
Se había casado con Clive porque, para su sorpresa, se había dado cuenta de que estaba enamorada de él y que quería pasar el resto de su vida a su lado.
Se puso el camisón.
En aquel momento, Clive entró en la habitación.
Entonces, el cabello de Polly cayó en cascada por su espalda tras soltarse el moño. Clive se quedó sin aliento al verla.
Se acercó a ella. Clive estaba completamente desnudo, para pasmo de Polly.
Rodeó la cintura de su esposa con los brazos. La atrajo hacia sí para darle un fuerte abrazo. Y la besó con suavidad en los labios. Aunque, poco a poco, el beso se fue tornando más intenso.
-Algunas veces, me pregunto si no nos hemos vuelto locos al habernos casado-se sinceró Polly.
Clive condujo a su mujer hasta la enorme cama adoselada que estaba en la habitación.
La recostó sobre la cama.
-He cometido muchas locuras a lo largo de mi vida-se sinceró Clive.
Recordaba cómo cortejó a Polly. Los paseos que daban por la isla de Hare acompañados por la doncella de ella. Hacía las veces de carabina.
Polly rodeó con sus brazos el cuello de Clive y posó sus labios sobre los labios de su marido. Clive saboreó los labios de Polly. Los labios de la joven eran suaves. Polly llenó de besos entusiastas el rostro de Clive y también recordó la época en la que él empezó a cortejarla.
-Pero no me arrepiento de haberme casado contigo-añadió el joven.
Se enamoraron durante el festival de la cosecha. Más conocido como Pongal...
Los Drummond y los Smithers se habían trasladado casi al mismo tiempo a vivir a la isla de Hare.
Una tarde, Clive salió a dar un paseo. Sus pasos le llevaron hasta el embarcadero.
-Buenas tardes, miss Drummond-saludó a Polly en cuanto la vio.
-Buenas tardes, mister Smithers-le devolvió ella el saludo-¡Qué sorpresa más agradable!
-Me he venido a vivir aquí con mis padres.
-¿Dónde está Charlotte?
-Mi hermana ha decidido irse a vivir a Inglaterra. Quiere conocer Londres. Mis padres la han enviado con una tía nuestra.
-Me apena mucho saberlo.
-Yo, por el contrario, he preferido venirme a vivir aquí también, con mis padres. Me he cansado del trasiego de la gran ciudad.
-Entiendo.
En el presente, Clive y Polly volvieron a besarse.
-¿Lo recuerdas?-le preguntó él a su mujer.
-En el embarcadero...-respondió Polly-Todo empezó a partir de aquel momento.
Recordaba los picnics que Clive y ella habían compartido. Las charlas que habían tenido. Una flor que él le regaló. Las visitas que hacía a su casa. El interés que demostraba hacia ella. El primer beso que le robó.
Se estaban besando acostados en la cama. En la cama de ella...
Polly podía escuchar los latidos acelerados del corazón de Clive. Y él deseaba perderse en la suavidad de ella.
Se besaron nuevamente. Clive rodeó con sus brazos la cintura de Polly y rodaron sobre la cama.
Recorrió con sus labios el cuello de su mujer. Bajó las mangas de su camisón un poco para besar sus hombros.
Polly se sintió atrevida. Se puso encima de Clive y llenó de besos cada centímetro de su piel. Clive se atrevió a succionarle un pezón a su mujer.
Al acabar, Polly se acurrucó sobre el pecho de Clive. Apoyó la cabeza en su torso. Él hundió la cara en la cabeza de la joven.
-Soy muy feliz-se sinceró Polly.
-Te amaré siempre-le aseguró Clive.
FIN
sábado, 9 de agosto de 2014
ESTELLE Y DANIEL
Hola a todos.
Navegando por Internet, he encontrado esta foto que corresponde a cómo me imagino yo a Estelle y a Daniel: con los rostros de los actores Eddie Redmayne y Amanda Seyfried cuando interpretaron a los enamroados Marius y Cosette en la adaptación cinematográfica de Los miserables.
Esta escena es realmente hermosa.
Casi puedo ver a Estelle y a Daniel besándose. Con la mano de él apoyada delicadamente sobre la barbilla de ella...Mirándose a los ojos. Enamorados...Estando juntos.
Es una imagen muy bonita. Y, por eso, me gustaría compartirla con vosotros.
Navegando por Internet, he encontrado esta foto que corresponde a cómo me imagino yo a Estelle y a Daniel: con los rostros de los actores Eddie Redmayne y Amanda Seyfried cuando interpretaron a los enamroados Marius y Cosette en la adaptación cinematográfica de Los miserables.
Esta escena es realmente hermosa.
Casi puedo ver a Estelle y a Daniel besándose. Con la mano de él apoyada delicadamente sobre la barbilla de ella...Mirándose a los ojos. Enamorados...Estando juntos.
Es una imagen muy bonita. Y, por eso, me gustaría compartirla con vosotros.
jueves, 7 de agosto de 2014
EXTRACTO DEL DIARIO DE LADY ESTELLE TEMPLEWOOD
Hola a todos.
El fragmento que me gustaría compartir con vosotros no tiene nada que ver con Un sueño hecho realidad.
Más bien, tiene que ver con el diario que imagino que Estelle Templewood llevaría.
Está relacionado con Un sueño hecho realidad porque Estelle habla de los cambios que, supuestamente, ha experimentado Freddie y de cómo es su relación con él.
¿Qué tiene que contarnos?
Estoy completamente desconcertada.
Cuando voy al encuentro con Freddie, en la zona donde los arrozales están en barbecho, me digo a mí misma que estoy cometiendo una locura. Trato de evocar la imagen del capitán Sturges. Pienso que el capitán Sturges debería de estar aquí porque es el hombre más indicado para mí.
-Estelle...-me dice cuando me ve llegar.
Y yo noto que algo ha cambiado en Freddie. Por lo que tengo entendido, no acude a los fumaderos de opio. Antes, por lo que me contó Polly, su madre enviaba a dos fornidos criados a buscarle por todos los fumaderos de opio que hay en Calcuta.
Ya no se emborracha. En Dívar, no hay locales como El Trasero Dorado.
Pero sí hay varias tabernas. Freddie todavía no ha pisado ni una sola de esas tabernas.
Y, cuando estoy con Freddie, siento cómo el resto del mundo desaparece.
Le doy un beso en la mejilla, a pesar de que hay hombres trabajando en los arrozales que pueden vernos. Hombres...Y también mujeres...
Cuando estoy con Freddie, siento que puedo hablar con él de cualquier cosa porque él me escucha.
Y, cuando me besa, tengo la sensación de que estamos solos en nuestro Universo particular.
El fragmento que me gustaría compartir con vosotros no tiene nada que ver con Un sueño hecho realidad.
Más bien, tiene que ver con el diario que imagino que Estelle Templewood llevaría.
Está relacionado con Un sueño hecho realidad porque Estelle habla de los cambios que, supuestamente, ha experimentado Freddie y de cómo es su relación con él.
¿Qué tiene que contarnos?
Estoy completamente desconcertada.
Cuando voy al encuentro con Freddie, en la zona donde los arrozales están en barbecho, me digo a mí misma que estoy cometiendo una locura. Trato de evocar la imagen del capitán Sturges. Pienso que el capitán Sturges debería de estar aquí porque es el hombre más indicado para mí.
-Estelle...-me dice cuando me ve llegar.
Y yo noto que algo ha cambiado en Freddie. Por lo que tengo entendido, no acude a los fumaderos de opio. Antes, por lo que me contó Polly, su madre enviaba a dos fornidos criados a buscarle por todos los fumaderos de opio que hay en Calcuta.
Ya no se emborracha. En Dívar, no hay locales como El Trasero Dorado.
Pero sí hay varias tabernas. Freddie todavía no ha pisado ni una sola de esas tabernas.
Y, cuando estoy con Freddie, siento cómo el resto del mundo desaparece.
Le doy un beso en la mejilla, a pesar de que hay hombres trabajando en los arrozales que pueden vernos. Hombres...Y también mujeres...
Cuando estoy con Freddie, siento que puedo hablar con él de cualquier cosa porque él me escucha.
Y, cuando me besa, tengo la sensación de que estamos solos en nuestro Universo particular.
lunes, 4 de agosto de 2014
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, Daniel y Estelle vuelven a verse y la relación que ambos mantienen sigue avanzando, a pesar de los intentos de ambos de no verse.
-He recibido tu nota-dijo Daniel.
-Quería verte de nuevo-admitió Estelle.
-No sé si estamos haciendo lo correcto. Aunque, si te soy sincero, me importa una mierda si estamos haciendo mal.
-Libby piensa que debería de darte una oportunidad.
Daniel y Estelle se encontraron cerca de los arrozales.
Ella llevaba suelto su cabello rubio. Cuando Daniel la vio llegar, se quedó sin aliento.
Se dijo así mismo que debía de evitar a aquella joven. Ya no era sólo lo absurdo de la situación en la que se encontraba. Habían pasado dos meses y medio desde la muerte de Ana.
Pero, en cuanto vio a Estelle, no pudo resistirlo. Cogió el rostro de la muchacha entre sus manos y la besó con tanta pasión que Estelle pensó que se desmayaría.
-Tus viejos lo van a flipar cuando se enteren-sonrió Daniel.
-No entiendo nada de lo que quieres decir-dijo Estelle-No sé en qué me idioma me estás hablando. Te noto distinto. Ya eras distinto cuando nos encontramos en la Biblioteca. Después, volviste a ser el que eras. En la "burra khana" de los Pennworthy.
-Estelle...Ha ocurrido algo. Puede que yo no sea yo. Quiero decir que yo no sea Freddie Birkhust. ¿Lo has pensado bien? Puede que yo sea otra persona.
-Tienes los ojos del mismo color que las grosellas hervidas. No me cabe la menor duda. Eres Freddie.
¿Y qué ocurrirá el día en el que consiga salir de este lugar?, se preguntó Daniel así mismo.
¿Y si no quería irse?
Llevaba soñando toda su vida con Estelle. Incluso, cuando estaba con Alejandra, la imagen de Estelle estaba metida en su cabeza. Era una especie de fantasma que se interponía entre Alejandra y él. Pero también la imagen de Estelle se interponía entre Ana y él. De algún modo, Daniel tuvo la sensación de que iba a terminar encontrándose con ella.
El pensar en eso le pareció ridículo.
-En ocasiones, ocurren cosas que escapan a nuestro entendimiento-afirmó Daniel-Cosas que son imposibles de explicar porque carecen por completo de lógica.
-Enamorarnos-suspiró Estelle-Eso sí que ha escapado por completo a mi lógica.
De pronto, Estelle abrazó con fuerza a Daniel y llenó de besos su rostro. Los labios de ambos se encontraron en un beso lleno de dulzura. Pero también fue un beso cargado de pasión. En aquel momento, Daniel no pensó en nada más que no fuera Estelle. En estar con ella. En sentir la calidez que desprendía su cuerpo.
Rodeó su cintura con el brazo. Al acabar el beso, permanecieron juntos. Ninguno quería separarse del otro.
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, Daniel y Estelle vuelven a verse y la relación que ambos mantienen sigue avanzando, a pesar de los intentos de ambos de no verse.
-He recibido tu nota-dijo Daniel.
-Quería verte de nuevo-admitió Estelle.
-No sé si estamos haciendo lo correcto. Aunque, si te soy sincero, me importa una mierda si estamos haciendo mal.
-Libby piensa que debería de darte una oportunidad.
Daniel y Estelle se encontraron cerca de los arrozales.
Ella llevaba suelto su cabello rubio. Cuando Daniel la vio llegar, se quedó sin aliento.
Se dijo así mismo que debía de evitar a aquella joven. Ya no era sólo lo absurdo de la situación en la que se encontraba. Habían pasado dos meses y medio desde la muerte de Ana.
Pero, en cuanto vio a Estelle, no pudo resistirlo. Cogió el rostro de la muchacha entre sus manos y la besó con tanta pasión que Estelle pensó que se desmayaría.
-Tus viejos lo van a flipar cuando se enteren-sonrió Daniel.
-No entiendo nada de lo que quieres decir-dijo Estelle-No sé en qué me idioma me estás hablando. Te noto distinto. Ya eras distinto cuando nos encontramos en la Biblioteca. Después, volviste a ser el que eras. En la "burra khana" de los Pennworthy.
-Estelle...Ha ocurrido algo. Puede que yo no sea yo. Quiero decir que yo no sea Freddie Birkhust. ¿Lo has pensado bien? Puede que yo sea otra persona.
-Tienes los ojos del mismo color que las grosellas hervidas. No me cabe la menor duda. Eres Freddie.
¿Y qué ocurrirá el día en el que consiga salir de este lugar?, se preguntó Daniel así mismo.
¿Y si no quería irse?
Llevaba soñando toda su vida con Estelle. Incluso, cuando estaba con Alejandra, la imagen de Estelle estaba metida en su cabeza. Era una especie de fantasma que se interponía entre Alejandra y él. Pero también la imagen de Estelle se interponía entre Ana y él. De algún modo, Daniel tuvo la sensación de que iba a terminar encontrándose con ella.
El pensar en eso le pareció ridículo.
-En ocasiones, ocurren cosas que escapan a nuestro entendimiento-afirmó Daniel-Cosas que son imposibles de explicar porque carecen por completo de lógica.
-Enamorarnos-suspiró Estelle-Eso sí que ha escapado por completo a mi lógica.
De pronto, Estelle abrazó con fuerza a Daniel y llenó de besos su rostro. Los labios de ambos se encontraron en un beso lleno de dulzura. Pero también fue un beso cargado de pasión. En aquel momento, Daniel no pensó en nada más que no fuera Estelle. En estar con ella. En sentir la calidez que desprendía su cuerpo.
Rodeó su cintura con el brazo. Al acabar el beso, permanecieron juntos. Ninguno quería separarse del otro.
domingo, 3 de agosto de 2014
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
En el fragmento de hoy, Daniel habla con Kanvar, el ayudante de cámara de Freddie.
Kanvar se desvela como un hombre inteligente que parece saber más de lo que Daniel piensa acerca de lo que le ha pasado.
Kanvar sacó del armario la ropa que Daniel debía de ponerse aquella mañana.
-He estado llevando la misma ropa mogollón de días-protestó el joven cuando vio aquellos ridículos pantalones-¡Y, ahora, me tengo que estar cambiando de ropa cinco veces al día! ¡Vaya putada!
-Sahib, no debería de quejarse tanto-le exhortó Kanvar-Ha hecho lo mismo toda la vida.
-¿Toda la vida?
-Quizás, hizo otras cosas cuando estaba en la plantación.
-¡Yo nunca he estado en una jodida plantación! ¡No sé ni qué cojones hago aquí!
-Ésta es su casa. La casa que heredará de su padre, sahib. Debe de aprender a llevarla. Asumir sus responsabilidades.
Daniel se detuvo delante del espejo de la habitación. Le costaba trabajo reconocerse así mismo.
Llevaba puesta una ridícula camisa corta que, por lo visto, todos los hombres usaban para dormir. De no ser por Estelle, reflexionó, estaría ya buscando una manera de salir de aquel lugar. Pero salir de aquel lugar no se limitaba sólo a abandonar Piedade. No...
Debía de encontrar la manera de regresar a Murcia. El problema era que nadie le creería si contaba la verdad.
-Todos los hechos de nuestra vida tienen un fin, sahib-comentó Kanvar mientras vertía una jarra de agua fría en la jofaina-Nos llevan hasta lo que será nuestro sino.
-¿Y cuál es mi sino?-le preguntó Daniel con curiosidad.
-Usted tiene que averiguarlo.
-Tío, no te vas a creer lo que me pasa. ¡Y no me llames nunca más sahib, joder! Nunca he ido a clases de hindú.
-Indostaní...
-¿Cómo dices?
-Se habla indostaní.
-No existen cursos de indostaní donde yo vivo. Que yo sepa.
Daniel se fijó en Kanvar mientras se echaba agua fría en la cara. El hombre parecía saber cosas que él ignoraba. Todos los hechos de nuestra vida tienen un fin, repitió Daniel para sus adentros.
Aquella frase tenía mucho sentido. Había pasado toda su vida soñando con Estelle Templewood. Ni siquiera conocía la existencia de aquella joven hasta que Ana le habló de Olivia y Jai.
Le parecía absurdo haber pasado toda su vida soñando con el personaje secundario de una novela romántica. Pero había terminado siendo absorbido por algo. Y se encontraba dentro de aquella historia. Aunque presentaba muchas variaciones con respecto a la novela que había leído. Para empezar, Kanvar ni siquiera existía.
-¿Y si yo te contara que no me llamo Freddie Birkhust?-le preguntó Daniel-¿Y si yo no fuera el hijo de La Tacañona? O sea...El hijo de lady Birkhust...Escucha, tío. Yo...Yo no soy Freddie Birkhust. Me llamo Daniel. Lo que me ha pasado ha sido la cosa más absurda del mundo. He sido absorbido por algo. No sé si era un libro o una libreta. Y no estoy para nada interesado en Cara de Perro. Perdón...Quise decir que no me siento para nada atraído por la señorita O' Rourke. Es más. Me cae gorda.
-Usted es el honorable Frederick Alistair Birkhust-respondió Kanvar mientras mojaban jabón en la jofaina. Se disponía a afeitar a Daniel-Y va a ser así hasta el día en que se muera. Eso no lo va a poder cambiar. Tiene su propio destino trazado. Es hora de que lo entienda.
-No entiendo ni papa de lo que quieres decir.
Kanvar hizo sentarse a Daniel ante el espejo. Pasó la pastilla de jabón mojada por su cara.
Sabe algo, pensó el joven. Este tío es mucho más listo de lo que podría aparentar. Tiene que ayudarme.
Entonces, una imagen pasó por su cabeza. Estelle...Si lograba regresar a Murcia. Podría no volver a ver nunca más a Estelle.
Con destreza, Kanvar pasó la navaja de afeitar por el rostro enjabonado de Daniel.
Procuró no hacerle ningún corte mientras le afeitaba.
-Es mejor que deje las cosas como están-le aconsejó Kanvar.
De pronto, Daniel entendió lo que aquel hombre quería decirle.
-Dejar las cosas como están-repitió Daniel en voz alta.
-Ya está-dijo Kanvar cuando terminó de afeitarle.
Daniel se puso de pie. Contempló de nuevo su imagen reflejada en el cristal del espejo. Tuvo la sensación de que había dejado de ser Daniel. Se había convertido en Freddie Birkhust. El personaje secundario de una novela romántica...
En el fragmento de hoy, Daniel habla con Kanvar, el ayudante de cámara de Freddie.
Kanvar se desvela como un hombre inteligente que parece saber más de lo que Daniel piensa acerca de lo que le ha pasado.
Kanvar sacó del armario la ropa que Daniel debía de ponerse aquella mañana.
-He estado llevando la misma ropa mogollón de días-protestó el joven cuando vio aquellos ridículos pantalones-¡Y, ahora, me tengo que estar cambiando de ropa cinco veces al día! ¡Vaya putada!
-Sahib, no debería de quejarse tanto-le exhortó Kanvar-Ha hecho lo mismo toda la vida.
-¿Toda la vida?
-Quizás, hizo otras cosas cuando estaba en la plantación.
-¡Yo nunca he estado en una jodida plantación! ¡No sé ni qué cojones hago aquí!
-Ésta es su casa. La casa que heredará de su padre, sahib. Debe de aprender a llevarla. Asumir sus responsabilidades.
Daniel se detuvo delante del espejo de la habitación. Le costaba trabajo reconocerse así mismo.
Llevaba puesta una ridícula camisa corta que, por lo visto, todos los hombres usaban para dormir. De no ser por Estelle, reflexionó, estaría ya buscando una manera de salir de aquel lugar. Pero salir de aquel lugar no se limitaba sólo a abandonar Piedade. No...
Debía de encontrar la manera de regresar a Murcia. El problema era que nadie le creería si contaba la verdad.
-Todos los hechos de nuestra vida tienen un fin, sahib-comentó Kanvar mientras vertía una jarra de agua fría en la jofaina-Nos llevan hasta lo que será nuestro sino.
-¿Y cuál es mi sino?-le preguntó Daniel con curiosidad.
-Usted tiene que averiguarlo.
-Tío, no te vas a creer lo que me pasa. ¡Y no me llames nunca más sahib, joder! Nunca he ido a clases de hindú.
-Indostaní...
-¿Cómo dices?
-Se habla indostaní.
-No existen cursos de indostaní donde yo vivo. Que yo sepa.
Daniel se fijó en Kanvar mientras se echaba agua fría en la cara. El hombre parecía saber cosas que él ignoraba. Todos los hechos de nuestra vida tienen un fin, repitió Daniel para sus adentros.
Aquella frase tenía mucho sentido. Había pasado toda su vida soñando con Estelle Templewood. Ni siquiera conocía la existencia de aquella joven hasta que Ana le habló de Olivia y Jai.
Le parecía absurdo haber pasado toda su vida soñando con el personaje secundario de una novela romántica. Pero había terminado siendo absorbido por algo. Y se encontraba dentro de aquella historia. Aunque presentaba muchas variaciones con respecto a la novela que había leído. Para empezar, Kanvar ni siquiera existía.
-¿Y si yo te contara que no me llamo Freddie Birkhust?-le preguntó Daniel-¿Y si yo no fuera el hijo de La Tacañona? O sea...El hijo de lady Birkhust...Escucha, tío. Yo...Yo no soy Freddie Birkhust. Me llamo Daniel. Lo que me ha pasado ha sido la cosa más absurda del mundo. He sido absorbido por algo. No sé si era un libro o una libreta. Y no estoy para nada interesado en Cara de Perro. Perdón...Quise decir que no me siento para nada atraído por la señorita O' Rourke. Es más. Me cae gorda.
-Usted es el honorable Frederick Alistair Birkhust-respondió Kanvar mientras mojaban jabón en la jofaina. Se disponía a afeitar a Daniel-Y va a ser así hasta el día en que se muera. Eso no lo va a poder cambiar. Tiene su propio destino trazado. Es hora de que lo entienda.
-No entiendo ni papa de lo que quieres decir.
Kanvar hizo sentarse a Daniel ante el espejo. Pasó la pastilla de jabón mojada por su cara.
Sabe algo, pensó el joven. Este tío es mucho más listo de lo que podría aparentar. Tiene que ayudarme.
Entonces, una imagen pasó por su cabeza. Estelle...Si lograba regresar a Murcia. Podría no volver a ver nunca más a Estelle.
Con destreza, Kanvar pasó la navaja de afeitar por el rostro enjabonado de Daniel.
Procuró no hacerle ningún corte mientras le afeitaba.
-Es mejor que deje las cosas como están-le aconsejó Kanvar.
De pronto, Daniel entendió lo que aquel hombre quería decirle.
-Dejar las cosas como están-repitió Daniel en voz alta.
-Ya está-dijo Kanvar cuando terminó de afeitarle.
Daniel se puso de pie. Contempló de nuevo su imagen reflejada en el cristal del espejo. Tuvo la sensación de que había dejado de ser Daniel. Se había convertido en Freddie Birkhust. El personaje secundario de una novela romántica...
sábado, 2 de agosto de 2014
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
Éste es el último fragmento que voy a subir por el momento.
No sé cuándo volveré a subir más fragmentos, pero yo creo que va a ser dentro de algún tiempo.
En esta ocasión, Estelle encuentra un gran apoyo en Olivia. La joven se siente confundida con respecto a sus sentimientos hacia Daniel.
Daniel se despidió de Estelle al cabo de un rato dándole un beso lleno de dulzura.
Todo esto lo recordó ella al día siguiente.
Había empezado a llover fuera. En realidad, estaba cayendo una ligera llovizna. Lady Bridget estaba tejiendo un chal para regalárselo a Olivia. Ya había terminado no hacía mucho un chal que deseaba regalárselo a Estelle. Sir Joshua empezó a leer en voz alta la carta que había recibido aquella misma mañana. Era una carta que Jai había escrito.
-Me alegro de que las reformas estén avanzando a buen paso-afirmó lady Bridget-Me dará mucha pena cuando tengamos que dejar Piedade. Se respira aquí una calma que no se puede encontrar en Calcuta.
-¿Dice si vendrá a vernos, tío Josh?-inquirió Olivia.
-Está demasiado ocupado. No sabe cuándo podrá venir a vernos. Ni si vendrá a vernos.
Olivia recordó cómo se había despedido de Jai. Él le había dado un suave apretón en las manos.
La joven se paseó de un lado a otro del salón. Miró en dirección hacia el ventanal donde la lluvia caía suavemente sobre el césped del jardín. Pero también miró en dirección a Estelle.
La muchacha estaba sentada en el suelo, junto a la chimenea, que estaba encendida. Tenía abierto el cuaderno de dibujo. Estaba corrigiendo un dibujo que acababa de terminar. Olivia se acercó para ver qué estaba dibujando.
-Esa cara me suena-observó Olivia, inclinándose sobre ella.
Se sentó a su lado en el suelo. Estelle parecía estar nerviosa. Casi sin darse cuenta, había dibujado una cara en su cuaderno de dibujo. Era el rostro de Freddie.
-Es un dibujo muy malo-dijo Estelle, tratando de disimular-Nunca se me ha dado bien dibujar.
-Mi padre escribe en periódicos-le contó Olivia-Empezó a escribir como una manera que tenía de sacar fuera todo lo que llevaba dentro de su corazón. Tú dibujas por la misma razón por la que mi padre escribe. Porque necesitas sacar fuera todo lo que llevas dentro de tu alma.
Estelle dejó de dibujar. Su corazón latía muy deprisa cuando pensaba en Freddie Birkhust.
-Estás enamorada de Freddie-afirmó Olivia-No trates de negarlo.
-¡Pero se supone que él debe de cortejarte!-protestó Estelle.
-Y yo no siento nada por él. Y, por lo que veo, él tampoco siente nada por mí. Sólo tiene ojos para ti, mi querida Estelle. Si ni su madre ni tío Josh ni tía Bridget pueden verlo, es su problema.
-Sí...
-No deberías de reprimir todo lo que sientes por Freddie. Le noto distinto. Desde que regresó de la plantación, le veo cambiado. Es más raro, sí. Pero es mejor persona. Le veo más agradable. Más divertido...Te hace reír, Estelle.
Olivia abrazó con cariño a su prima.
viernes, 1 de agosto de 2014
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Hola a todos.
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, seguimos asistiendo al avance de la relación entre Daniel y Estelle.
Clementine y King Charles correteaban por el jardín mientras ladraban.
Estelle sujetaba con una mano su cuaderno de dibujo. Recorrió con la mirada el jardín mientras, de vez en cuando, hacía un trazo en su cuaderno de dibujo. Se sentía inspirada aquella mañana.
Le gustaba mucho pintar. Debía de admitir que se trataba de su pasión. Había llenado muchos cuadernos de pinturas al óleo y de dibujos de bodegones y de paisajes.
No se dio cuenta de que Daniel se estaba acercando poco a ella y por la espalda. Pudo ver el cuaderno de dibujo de Estelle abierto. Y la mano de ella que sujetaba un lápiz. Aquel lápiz había dibujado la colina boscosa donde se encuentra Piedade. Daniel tenía la sensación de estar viviendo en mitad de un bosque desde que llegó con La Tacañona a Piedade.
-Bonito dibujo...-comentó en voz alta-Se te da muy bien pintar.
Estelle se sobresaltó al escuchar la voz de Daniel. Reconocía su voz en cualquier parte.
-Es sólo un dibujo-dijo la joven.
-Tienes mucho talento-opinó Daniel-Eres como Picasso.
-¿Quién es Picasso?
Daniel pensó que Estelle no podía conocer a Pablo Picasso. Los dibujos de la muchacha le recordaban a graffitis que él había visto en las paredes.
Algunos graffitis eran puros garabatos.
Pero había visto graffitis realmente buenísimos. Parecían cuadros que, en lugar de estar plasmados en un lienzo, estaban plasmados en la pared. Daniel pensó que Estelle, de vivir en el año 1992, podría ser una buena graffitera.
-¿Qué estás dibujando?-le preguntó-¿Eso es Piedade?
-Sí...-respondió Estelle-Es como estar dentro de un bosque de cuento de hadas. Toda mi vida la recuerdo viniendo aquí tras el monzón. Cuando Jai era pequeño, papá compró esta villa. He escuchado la historia muchas veces. Pensaba venirse a vivir aquí con Jai y con su primera esposa para escapar de Calcuta. Nunca le ha gustado vivir allí.
-¿Y por qué seguís viviendo allí?
-Papá no quiere descuidar su negocio. La Compañía está obteniendo muchos beneficios. Aunque papá está pensando en dejarlo todo en manos de Jai.
-No es un hombre muy viejo que digamos.
Daniel se sentó al lado de Estelle en la hierba. Pensó que no se parecía en nada a la niñata malcriada que Rebecca Ryman había reflejado en su libro. Por lo menos, Estelle aparecía así, en opinión de Olivia, durante los primeros capítulos. La muchacha que estaba viendo le recordaba más a la Estelle que regresaba a Calcuta.
Se inclinó y la besó con suavidad en los labios.
-Freddie...-murmuró ella, apartándose un poco.
Pensó en ponerse de pie y meterse corriendo dentro de su casa. Clementine se detuvo para contemplar la escena. Estelle notaba cómo su corazón latía más deprisa. Y, casi sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, besó a Daniel con ternura en los labios.
Clementine se acercó a ellos.
-No pienso quitarte a tu ama-le aseguró Daniel-Sólo quiero estar un rato con ella. Tienes a la mejor ama del mundo, Clementine. No se da cuenta de que debe de hacer honor a su nombre. Que tiene que brillar como la estrella que es.
Estelle no entendió el porqué Freddie Birkhust se refería a ella de aquel modo. Tampoco entendía el porqué el que había sido hasta hacía poco el pretendiente de Olivia, su querida prima, parecía estar interesado en ella.
Pero Freddie se había colado poco a poco en su corazón. Agradecía el saber que el capitán Sturges seguía en Calcuta. Con un poco de suerte, conseguirá olvidarme, pensó Estelle.
No sentía nada por aquel hombre. Había sido una tonta por pensar que podía llegar a enamorarse de él.
-Dices muchas cosas bonitas-opinó Estelle-Pero también demuestras algo con tus gestos. Cuando te portas de ese modo conmigo. Y yo no sé qué pensar. Estoy muy confundida.
Daniel pensó que él también estaba confundido.
Todo lo que he vivido ha terminado por conducirme hasta este momento, pensó aturdido. De algún modo, siempre he sabido que esto iba a terminar pasando. Lo único que había hecho era intentar no creerlo. Le parecía demasiado disparatado. Le seguía pareciendo demasiado disparatado. Pero todo tenía una lógica. Lo pensó cuando se perdió en los hermosos ojos de color azul cielo de Estelle Templewood.
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