sábado, 27 de julio de 2013

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
El trocito de hoy de Un sueño hecho realidad es bastante importante.
Después de ver lo que está viviendo Daniel, hoy nos vamos a centrar en el eje de la historia. Olivia y Jai. Por supuesto, no es la Olivia y Jai que todos conocemos.
He hecho algunos cambios que favorecerán el fanfic que escribirá Ana más adelante.
¿Qué estará pasando en Calcuta?

CALCUTA, 1848

               Olivia Siobhan O' Rourke poseía unos preciosos ojos de color azul cielo y ligeramente rasgados.
               Hacía escasos días que había llegado a la casa de sus tíos en Calcuta. Todavía se sentía cansada por el largo viaje hecho en barco. 
             Poseía una figura esbelta y muy bonita. Su cabello estaba suelto. Lo tenía largo hasta la cintura. Su piel poseía una tonalidad crema. Coronaban sus ojos unas espesas y largas pestañas oscuras. Se estaba cepillando en su habitación su largo cabello de color caoba. Era joven y hermosa. Y lo sabía. Debajo de la falda de su vestido se escondían sus piernas, largas y bien torneadas. 
              En aquel momento, su prima Estelle entró sin avisar en su habitación. 
-Venía a desearte buenas noches-le dijo. 
           Llevaba su rubio cabello recogido en una trenza que caía sobre su hombro. 
-¿Te ha gustado la cena?-inquirió la chica. 
-El curry está demasiado picante para mí-contestó Olivia. 
          De pronto, se había visto obligada a viajar a Calcuta, una ciudad de la que no sabía nada. Tenía que convivir con cuatro desconocidos. Sus tíos y sus dos primos...A pesar de llevar la misma sangre, Olivia veía a Estelle como una perfecta desconocida. 
-Terminarás acostumbrándote-auguró la chica. 
-Tú te has comido dos platos-le recordó Olivia. 
            Estelle gozaba de un considerable apetito. Aún así, su figura era delgada y menudita. 
            Su prima se sentó en su cama. 
-Mi madre quiere presentarte a todos los solteros menores de cuarenta años que viven aquí-le comentó a Olivia. Ésta dejó de cepillarse el pelo-Yo, por mi parte, pienso que te los puedes quedar tú todos. No me interesa ninguno. Aunque...Sospecho que mi madre ya te ha buscado un marido. 
-¿De quién se trata?-inquirió Olivia. 
-Del honorable Frederick Alistair Birkhust...-Había un tono burlón en la voz de Estelle al hablar así-Ha llegado hace poco a Calcuta. ¿Sabías que lo han echado de Oxford?
-No lo sabía. 
            Olivia se había dado cuenta de que a Estelle le gustaba mucho hablar. Su hermano mayor afirmaba que estaba al tanto de todos los chismes que corrían en la ciudad. 
-Su estancia aquí es una especie de castigo por haber sido expulsado-le contó Estelle a su prima. 
-Entonces, regresará a Londres con la lección bien aprendida-auguró Olivia. Se giró para mirar a Estelle. 
-No lo creo. He oído que le gusta mucho beber hasta perder el conocimiento. Compadezco a la pobre infeliz que tenga que aguantarle. 


            Olivia sonrió. Para ser sinceros, empezaba a caerle bien su prima. No se parecía en nada a sus amigas. Estelle tenía su propia opinión acerca de todo. 
            Aquella tarde, habían acudido a la casa de los Templewood varias amigas de Estelle. Dieron cuenta de una merienda consistente en té con hierbabuena y bollos de pasas en el jardín. Olivia se vio obligada a participar en la merienda. 
-¿Quiénes son éstas?-le preguntó a Estelle-No las conozco. 
-Son amigas mías-respondió la muchacha-Te las voy a presentar. 
-¿Presentar? 
           Olivia era consciente de que iba a conocer a mucha gente. Sus tíos eran un matrimonio muy respetado en la ciudad. 
-Ésta es mi prima Olivia-dijo Estelle-Es de Sacramento. 
           Las amigas de su prima se mostraron interesadas en ella al saber que era americana. Le hicieron toda clase de preguntas acerca de su país. Aquellas preguntas hicieron sentirse incómoda a Olivia. 
-¿Es verdad que los americanos montan en búfalo?-quiso saber una pelirroja de voz aguda-Yo he oído que viven en tiendas de campaña. ¿Es verdad eso? 
           Se llamaba Lily. No podía recordar bien cómo se apellidaba. 
           La merienda fue un auténtico suplicio para Olivia. 
-Eso no es cierto-contestó-Los búfalos son animales que pastan tranquilamente en la pradera. 
           Se dio cuenta de que no era la única que se sentía incómoda escuchando preguntas estúpidas. Estelle también se sentía mal por ella. La vio ponerse rígida en numerosas ocasiones. Torcer el gesto a modo de desaprobación. 
-Creo que esa afirmación es del todo errada-intervino en una ocasión. 
           Fue cuando su mejor amiga, Charlotte Smithers, quiso saber si Olivia iba pegando tiros por la calle. 
-¡Por supuesto que no!-afirmó la joven-Los americanos somos personas civilizadas. No sé qué habrán escuchado de nosotros. Pero, desde luego, las habrán informado mal. 
            Se sintió tentada a meterse dentro de casa. Pero permaneció en el jardín por respeto a Estelle. Aquella noche, su prima fue a verla a su habitación. Quería pedirle perdón por lo ocurrido en el jardín. Olivia le aseguró que no había sido nada. 
-Mis amigas son unas bobas-afirmó Estelle. 
-Los ingleses tienen una mala opinión acerca de nosotros, los americanos-se lamentó Olivia. 
-Te aseguro que nosotros pensamos lo mejor de ti. Mis padres...Mi hermano...Yo...
-Lo sé. Y os lo agradezco de veras. 
              Estelle tenía el rostro redondo. Era rubia, igual que su madre. También era bajita y delgada. Su piel era blanca como la leche. 
             Olivia se puso de pie. 
            Se sentó al lado de su prima en la cama. 
           En el fondo, Estelle era una niña. Las curvas de su cuerpo ya se notaban. En cuestión de meses, cumpliría dieciocho años. Había nacido, al igual que su hermano mayor Jai, en una noche de tormenta monzónica. 
-No ha pasado nada-le aseguró Olivia. 
              Estelle sabía cómo comportarse en sociedad. Sabía cómo caminar. Sabía bordar. Sabía tocar el piano. Sabía pintar bodegones. De hecho, era frecuente verla con el cuaderno de dibujo en la mano. Tenía varios retratos de su hermano Jai. 
-Espero que me dejes guapo-le decía. 
             Jai...
             Para Olivia, aquel hombre suponía todo un misterio.
             Vivía en su propia casa. Pero iba mucho a visitar a sus padres. Tenía su propio negocio. Pero también participaba en la compañía de su padre. 
              Era trece años mayor que Estelle. Sentía verdadera adoración por ella. 
              Cuando lo conoció, le pareció un hombre muy serio. Incluso, Olivia llegó a pensar que era antipático. 
               No era hijo de su tía Bridget. Era fruto del primer matrimonio de su tío, sir Joshua. 
              Su tío había escandalizado a la sociedad inglesa al casarse con una joven hindú y tener un hijo con ella. Chandramani, que así se llamaba su primera esposa, era la hija del jefe de una tribu de las montañas. Se conocieron cuando sir Joshua fue a inspeccionar los Árboles del Té. Fue todo un flechazo. Se enamoraron nada más verse. Sir Joshua se negó a hacer lo que hacían otros compatriotas suyos. Es decir, tomar a Chandramani como amante y buscarse una esposa inglesa. 
             Después de vivir un bonito encuentro en las montañas, sir Joshua decidió que debía cumplir como un caballero. Hizo lo imposible hasta que obtuvo, finalmente, la licencia para desposar a Chandramani. Su madre, lady Stella, montó en cólera cuando se enteró de que su hijo se había casado con una hindú. 
            Jai nació apenas dos años después de casarse. Sin embargo, la felicidad duró poco. Chandramani murió a consecuencia de una fulminante enfermedad cuando su hijo tenía ocho años. Dos años después, sir Joshua conoció a Bridget Halliwell durante un viaje que hizo a Inglaterra en compañía de Jai. 
            Bridget estaba a punto de convertirse en una solterona. Su hermana menor, Sarah, había protagonizado un sonado escándalo tras fugarse con un humilde joven irlandés, Sean O' Rourke. Bridget protagonizó otro escándalo al casarse con sir Joshua. Y querer a su hijo mestizo Jai como si fuera suyo. Al llevar Jai los apellidos de su padre, no era ningún bastardo. De hecho, había heredado los ojos de color gris de su abuela lady Stella. Unos ojos que había heredado también sir Joshua. Pero la gente seguía mirándole con malos ojos. 
              Olivia tenía la sensación de que estaba en guardia. Por ese motivo, se mostraba serio hasta parecer antipático. Sólo se relajaba cuando estaba con su hermana Estelle. Recordaba con total nitidez el momento en el que su madrastra le mandó llamar. 
-Cariño, mira que hermanita más bonita tienes-le dijo Bridget con una sonrisa cansada. 
              Con el paso de los años, Jai había cuidado de Estelle. Era su hermano mayor. Pero también era su protector. Su hermana era la única que le hacía reír. El día antes, Olivia había visto a Jai corretear por el jardín persiguiendo a Estelle. Los dos se reían a carcajadas. 
-¡Como te coja!-le decía Jai a su hermana. 
-¡No me cogerás!-le retaba Estelle. 
           Jai había visto a su hermana crecer. Estelle sabía cómo debía de portarse. Sin embargo, atacaba con auténtica ansia la comida. Le gustaba correr y saltar. Era alegre. Le gustaba mucho hablar con los demás. Dejaba mostrar la verdadera naturaleza de su ser. Olivia descubrió un corazón bondadoso y dulce en su prima. Sintió envidia de la relación que existía entre ésta y Jai. Le habría gustado tener un hermano. Olivia era hija única. 
            De algún modo, Estelle era la Reina de la casa. Sus padres eran personas justas. La regañaban cuando tenían que hacerlo. Pero también se plegaban a sus deseos en ocasiones. Sin embargo, Estelle carecía de los defectos de una jovencita mimada. No era nada exigente. Era amable y cariñosa con todo el mundo. Era imposible no quererla. De algún modo, su presencia paliaba el dolor de Olivia. Estelle se ponía en su lugar. Y sentía que se moriría de pena al estar tan lejos de casa. 
-Pero piensa que un año pasa deprisa-le aseguró a su prima. 
-En un año pueden pasar muchas cosas-se lamentó Olivia-¿Y si mi padre no regresa? ¿Y si le pasa algo? ¿Y si se olvida de mí?
-No digas eso, Libby. ¿Cómo se va a olvidar el tío Sean de ti? ¡Eres su hija! Estoy segura de que te echa de menos en estos momentos. 
-No lo sé. 
-Tienes que tener fe. Me lo dice mi madre muchas veces. 
-Eres muy generosa, Estelle. 
             Olivia besó a su prima en la frente. 
             Estelle estaba floreciendo. 
             Se estaba convirtiendo poco a poco en una belleza. Olivia se preguntó qué clase de hombre le interesaba. Sus tíos estaban demasiado ocupados buscándole pareja. Muy especialmente...Su tía...
-No hagas caso a mi madre-la exhortó Estelle-Está hecha toda una casamentera. 
-¿Y tiene éxito?-inquirió Olivia. 
-De momento...Ha intentado buscarle pareja a mi hermano. Pero Jai es demasiado feliz siendo soltero. Mi padre quiere ser abuelo. Tendrá que esperar. 
              Olivia sonrió. 
              Jai...
              Aquel hombre se estaba colando poco a poco en su mente. 
             Un hombre serio...Pero que adoraba a su hermana menor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario